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La energía nuclear sobrevive un año después de la catástrofe de Fukushima

  • El movimiento antinuclear se ha reforzado en Japón
  • Alemania e Italia limitan su uso; Francia y EE.UU. construyen más reactores
  • En España, la energía atómica ha cubierto el 21% de la demanda en 2011
  • Las organizaciones ecologistas creen que las lecciones no se han aprendido

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Informe Semanal - 10/03/12 - Avance

A FAVOR Y EN CONTRA DE LA ENERGÍA NUCLEAR:

Argumentos a favor de las empresas productoras y la Sociedad Nuclear:

- Contribuye a la independencia energética

- Reduce el déficit tarifario

- Reduce las emisiones de efecto invernadero

Argumentos en contra de Greenpeace y Ecologistas en Acción:

- La energía nuclear solo tiene riesgos: la seguridad total es imposible

- Es más cara que la producida con energías renovables

- Los residuos son radioactivos durante miles de años

La catástrofe nuclear de Fukushima despertó, hace un año, un debate nuclear que parecía aletargado desde que se selló el sarcófago de la central de Chernobyl, en Ucrania. La sorpresa y el miedo que el accidente causaron en todo el mundo se tradujeron en un rechazo a este tipo de energía.

La opinión pública mundial era, meses después del accidente,  mayoritariamente contraria a la construcción de nuevos reactores, según  mostraba una encuesta encargada por la BBC realizada en 23 países y publicada en noviembre.

Un año después, sin embargo, esta desconfianza no parece haber desembocado en un movimiento global ni en un cambio radical en las políticas energéticas, aunque sí un retraso en la apertura de nuevos reactores. La energía atómica sigue sin ser popular, pero no ha perdido tantos partidarios como la gravedad del accidente hacía prever salvo en un país: Japón.

¿Un Japón antinuclear?

La reacción inmediata de las actividades niponas fue suspender la actividad de las centrales y limitar su vida útil. En enero de 2012, solo dos de los 54 reactores estaban en marcha, mientras el resto permanecían detenidos por seguridad o por mantenimiento.

Además de los habitantes de los pueblos cercanos a la central, que no podrán regresar a sus casas por tiempo indeterminado (20 años en el caso de las localidades situadas en un radio de 20km), los más afectados han sido los agricultores, ganaderos y pescadores. Algunos de ellos se han convertido en involuntarios ejemplos de los perjuicios de este tipo de energía, y han llevado su experiencia a lugares tan apartados como Suráfrica, según informa The Washington Post.

El propio primer ministro, Naoto Kan, abogó al dimitir por un país "que no dependa de la energía nuclear".  El sucesor de Kan, su compañero de partido Yoshihiko Noda, ha dejado  claro no obstante su respaldo a la transferencia de tecnología nuclear a  otros países, y actualmente negocia con India, Brasil,  México, Turquía, Sudáfrica y Emiratos Árabes Unidos.

Si el efecto en Japón ha sido, lógicamente, el más profundo, el más simbólico se produjo en Alemania. La canciller, Angela  Merkel, en año electoral y cuestionada por su política europea, decidió dar un giro en su política y suspender la moratoria de las centrales. Meses después, los italianos votaron en contra de regresar a la energía nuclear, como proponía el gobierno del anterior primer ministro, Silvio Berlusconi. Y hasta una empresa como Siemens ha decidido abandonar su producción en el sector.

Francia y EE.UU. y Reino Unido, en cambio siguen confiando en este recurso. Desde marzo de 2011, han prorrogado el funcionamiento de sus reactores o han construido otros nuevos.

El director de la Agencia de la Energía Nuclear de la OCDE, Luis Echávarri, cree que las nuevas medidas de seguridad implantadas en todo el mundo después del accidente encarecerán la electricidad de origen atómico en torno al 5% de media. "Se ve que hay un cierto retraso en el lanzamiento de nuevos reactores", ha indicado Echávarri a la Agencia Efe, antes de señalar que si la catástrofe de Chernóbil en 1986 acarreó retrasos de 20 años en los proyectos de centrales, la de Japón podría suponer entre tres y cuatro. "Fukushima ha sido un jarro de agua fría" para el sector nuclear que vivía "una época dulce".

España: del miedo a la indecisión

En nuestro país, el primer barómetro elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) después de la catástrofe (mayo de 2011),  mostraba que Fukushima había despertado el miedo. Al 64,51% le causaba “mucho” o  “bastante temor” la construcción de nuevas centrales, que casi un 60%  calificaba de peligrosas. El 51,9% consideraba que los riesgos de esta  energía superaban a los beneficios.

"La gente lo tenía clarísimo, y Fukushima lo dejó aún más claro aún", explica Raquel Mónton, responsable de la campaña de Energías de Greenpeace España, en declaraciones a RTVE.es. Montón advierte que el "lobby nuclear" intenta "que el debate se empiece a centrar y a reducir a temas técnicos, para dejar fuera a la opinión pública". La energía nuclear, asegura, sigue siendo impopular y "resta votos". "La mayoría está en contra y se aguanta", añade.

Desde Ecologistas en Acción , Rodrigo Irurzun, coordinador del área de Energía, cree que, a pesar de que los españoles son mayoritariamente antinucleares, muchos tiene una percepción de la seguridad que no se corresponde con la realidad. "En España tenemos un nivel de sucesos notificables (fallos en las centrales) muy elevado", explica Irurzun, quien añade que además el coste de producción es muy alto debido a las medidas de prevención que tienen que implementar.

La encuesta más reciente al respecto es la elaborada el pasado febrero por la empresa Ipsos para el Foro de la Industria Nuclear, que agrupa a las empresas productoras. El 46% de los encuestados se define en contra y el 28% a favor, cuando en 2011 un sondeo de la misma empresa mostraba que un 64% eran contrarios. La presidenta del Foro, María Teresa Domínguez, consultada por RTVE.es, cree que este dato indica que el pánico inicial ha pasado.

Domínguez califica de "éxito" la "fortaleza de la central de Fukushima" y que no haya habido muertos o irradiados durante la evacuación.  "No fue una catástrofe nuclear, sino una catástrofe del medio ambiente", insiste la presidenta del Foro, quien asegura que muchos de los evacuados podrán empezar a regresar a sus hogares a partir del año próximo. "Posiblemente haya zonas que nunca puedan volver a recuperar, pero comparado con la catástrofe natural, los problemas de la radicación no son tan graves", añade.

Por su parte, Lola Morales, presidenta de la Sociedad Nuclear Española (SNE), cree que en los días posteriores al accidente "se dio mucha información más basada en la visceralidad que en la racionalidad.  Con el tiempo han aparecido datos más contrastados y la opinión pública  tiene datos concretos para poder tomar sus propias decisiones".

Sin cambios en la política energética

El átomo sigue formando parte de la cesta energética de España, un  país muy dependiente del exterior en este sector. Según el avance del Informe de Red Eléctrica para 2011la energía nuclear se ha situado a la cabeza de la cobertura de demanda,  cubriendo el 21% de la demanda del sistema eléctrico en el sistema  peninsular, cuando solo supone el 7,7% de potencia instalada.

El Gobierno, incluso, ha decidido ampliar la vida de Garoña, unas instalaciones que siempre han estado en el punto de mira de las  organizaciones ecologistas, y cuyo reactor es idéntico al de Fukushima. Además, ha elegido Villar de Cañas (Cuenca) para ubicar el almacén de residuos nucleares (ATC).

La presidenta de la SNE cree que en España "se ha adoptado una actitud muy sensata, que es no tomar  decisiones precipitadas" hasta conocer el resultado de las pruebas de resistencia en Europa. Dichas pruebas "confirmaron la robustez de los diseños"  de los reactores españoles, en palabras de Morales, y la voluntad de  las empresas para adoptar  cualquier posible mejora para afrontar  "sucesos extremos, inconcebibles  en nuestro país", como un terremoto similar al de Japón.

Según las pruebas, cuyo proceso completo finalizará en junio, las centrales españolas son seguras, aunque mejorables. Tanto Greenpeace como Ecologistas en Acción consideran estos tests "poco fiables", porque el rigor de los criterios aplicados varía según el país.

Ecologistas en Acción critica con dureza la apuesta gubernamental por las nucleares. Rodrigo Irurzun recuerda que fue el PSOE quien abrió la puerta a la moratoria en Garoña, y opina que la decisión del Ejecutivo de ampliar su vida útil es un "apoyo claro a quienes se enriquecen con este tipo de energía".

Para Greenpeace, que estos días ha publicado un informe sobre las lecciones de Fukushima, significa que "vamos en la dirección contraria". "Somos una de las primeras potencias en energías renovables. Ahora vamos a recortar las ayudas y a apostar por la nuclear, con centrales viejas cuya reforma costaría mucho dinero" asegura Raquel Montón. "Es una falta de visión política, ecológica y económica", lamenta, porque un accidente "se podría repetir".