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Trichet se despide del Banco Central Europeo y cierra una etapa empañada por la crisis de deuda

  • En un acto en Fráncfort al que asisten Angela Merkel y Nicolas Sarkozy
  • Su última intervención es la compra de deuda soberana de países en dificultades
  • Llegó a subir los tipos de interés al 4,25% hace tres años

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Trichet se despide del BCE y cierra una etapa empañada por la crisis de deuda

Jean-Claude Trichet deja en octubre, tras ocho años, la presidencia del Banco Central Europeo (BCE), dejando un legado que combina la ortodoxia "germana" de su política monetaria con el pragmatismo de su formación como ingeniero. Trichet se despide de su cargo en un acto al que también acuden las principales personalidades de la Unión Europea, entre ellos, la canciller alemana Angela Merkel.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, asisten al acto de homenaje a Trichet, en Fráncfort y mantienen aprovechando su presencia allí, una reunión informal, para abordar la salida a la crisis de deuda de la zona euro, solo cuatro días antes de la celebración de la cumbre de la Unión Europea, el próximo 23 de octubre.

Según publica "Le Point" en su edición digital, se prevé que en esa "reunión informal" participen Trichet; su sucesor, Mario Draghi; los presidentes del Consejo y de la Comisión Europea, Herman Van Rompuy y José Manuel Barroso; la directora del FMI, Christine Lagarde, y los ministros de Finanzas francés y alemán, François Baroin y Wolfgang Schaüble.

Mandato empañado por la crisis

La crisis de las finanzas públicas y privadas de la eurozona, que él mismo ha calificado de "sistémica", ha empañado los últimos años de su mandato y puesto a prueba su capacidad para cimentar la recuperación económica del viejo continente. Deja a su sucesor, el italiano Mario Draghi, la adopción de resoluciones para facilitar la salida de la crisis de deuda que atraviesa la Unión Europeo.

Al optar por comprar deuda de países como España e Italia desde principios del pasado mes de agosto, Trichet ha trazado un cortafuegos para evitar el contagio de la debacle griega, pero ha dañado la independencia del BCE.

Esta decisión provocó la ira de los halcones de la ortodoxia monetaria, como el entonces primer economista del BCE, el alemán Jürgen Stark, que dejó su cargo de inmediato, y el ex gobernador del Bundesbank, Axel Weber.

Partidario de un euro fuerte

Trichet, galardonado con el Premio Carlomagno al Europeísmo, nació el 20 de diciembre de 1942 en la ciudad francesa de Lyon, en el seno de una familia de artistas y con orientación izquierdista.

Tras estudiar ingeniería civil de minas, Trichet se diplomó en el Instituto de Estudios Políticos de París y se licenció en Ciencias Económicas en la Universidad de París, para acceder poco después a la Escuela Nacional de Administración, donde se forma la elite pública francesa.

En 1971 fue nombrado inspector de Finanzas y, tras ocupar diferentes puestos de responsabilidad, en 1987 fue nombrado director del Tesoro, cargo al que añadió el de subdirector del Consejo general del Banco de Francia.

En 1992 fue elegido presidente del Comité Monetario Europeo y un año más tarde Gobernador del Banco de Francia, al frente de cuya institución fue reelegido para un segundo mandato en 1999.

Su paso por el Banco de Francia estuvo marcado por la ortodoxia y la defensa de un franco fuerte, pese de las presiones políticas de distinto signo.

En virtud a un acuerdo verbal franco-alemán, Trichet accedió a la presidencia del BCE en noviembre de 2003 y por un período de ocho años, tras ser absuelto de su presunta responsabilidad en el maquillaje de las cuentas del entonces banco público Crédit Lyonnais.

Firme partidario de un euro fuerte y estable en la línea de su antecesor Wim Duisenberg, al principio de su nombramiento al frente del BCE llevó a cabo una política de estabilidad de los precios mediante el control de la inflación y la subida de los tipos de interés.

Tipos del 4,25% en 2008

Como experiencia contaba su participación en todas las reuniones de Ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los Siete países más industrializados desde 1987.

Entre 2003 y 2005 mantuvo los tipos de interés en el 2% para incrementarlos paulatinamente hasta alcanzar el 4% al final del primer trimestre de 2007, cuando la crisis financiera internacional empezaba a dar la cara, y en julio de 2008 subió los tipos al límite histórico del 4,25%.

Esta actitud, contraria a la política de reducción de tipos llevada a cabo por la Reserva Federal de EE.UU. para afrontar la crisis, fue muy criticada, especialmente por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien tachó de "dumping monetario" unas subidas de tipos que pusieron "de rodillas a las empresas europeas" exportadoras.

En octubre de 2008 cambió su política y comenzó a bajar los tipos hasta el 1,5% el 5 de marzo de 2009, su mínimo histórico.

En medio de esta situación, también tuvo que coordinar con la Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos emisores la inyección de dinero al sistema financiero para atajar los efectos de la que Trichet ha denominado "la mayor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial".

Asimismo, tuvo que sortear la subida del precio del petróleo, que alcanzó en julio de 2008 el récord de más de 147 dólares el barril, la entrada en recesión de la mayoría de países de la zona euro desde finales de 2008 y principios de 2009 y los rescates financieros de Grecia, Irlanda y Portugal.