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Islandia decide en referéndum si continúa su 'revolución silenciosa' contra la crisis financiera

  • La deuda dejada por los bancos toca a unos 50.000 euros por familia islandesa
  • A raíz de la crisis, el desempleo se ha disparado hasta una tasa superior al 8%

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Por segunda vez en un año, los islandeses están llamados a votar para decidir si aceptan las condiciones del pacto aprobado por el Parlamento para devolver a Reino Unido y Holanda los 3.900 millones de euros que adeudan, tras las quiebras bancarias que se produjeron en Islandia en 2008, en el "caso Icesave", y, de paso, si continúan su rebelión silenciosa contra el sistema financero.

Un nuevo "no" de los islandeses alejaría la entrada de este país en la Unión Europea, ya que la devolución de la deuda es una de las condiciones para su integración. Sin embargo, los últimos sondeos publicados por medios de comunicación islandeses revelaban que un 61% de los ciudadanos pensaban dar su visto bueno al plan.

El primer pacto acordado por el Parlamento para la devolución de la deuda contraída por los bancos, obtuvo el rechazo rotundo de los islandeses. El presidente de la isla noratlántica, Olafur Ragnar Grímsson,  decidió el pasado mes de febrero, no firmar el acuerdo al que había dado luz verde el Parlamento  islandés, el Althing, y dejar la decisión una vez más en manos de los ciudadanos, tal y como establece la Constitución islandesa.

El país nórdico cerró el ejercicio 2009 con un retroceso del PIB del 6,5%, mientras que en 2010 ese descenso del PIB se redujo al 3,6%.

El desempleo se disparó a raíz de la crisis, con una tasa que alcanzó el 9% en febrero de 2010, frente al 1% de enero de 2008, y que en la actualidad es todavía superior al 8%. Una situación que empuja a muchos jóvenes islandeses a plantearse la búsqueda de trabajo en otro país.

Condiciones de pago más llevaderas

Ahora los islandeses tienen que decidir si aceptan el nuevo pacto aprobado por el Parlamento, que establece unas condiciones de pago más cómodas, con un interés del 3% y un plazo de 37 años para hacer frente a la deuda contraída por sus bancos con Holanda y el Reino Unido.

El primer 'no' de los islandeses, en un referendum celebrado el 6 de marzo de 2010, obligó al Gobierno a renegociar las condiciones de la devolución con ambos países acreedores. El acuerdo inicial establecía que cada islandés tendría que pagar 100 euros mensuales durante los próximos ocho años. Una suma considerable de dinero por habitante, debido a la baja densidad de población de la isla, que asciende a 317.000 habitantes.

Un 93% de los votantes rechazaron el acuerdo que establecía el pago de la deuda en un plazo de 15 años con un interés del 5,5%, una cifra que muchos consideraban abusiva. Casi el 60% de los islandeses acudió a las urnas.

El Gobierno islandés se vio obligado a nacionalizar los tres grandes bancos en octubre de 2008. Los gobiernos de el Reino Unido y Holanda se vieron obligados a adelantar a 300.000 ciudadanos de ambos países el dinero que habían perdido por la quiebra de Icesave. Un total de 3.900 millones de euros que ahora reclaman a Islandia y que representan la tercera parte de su PIB.

La quiebra de 'Icesave'

El origen de la quiebra del sistema financiero islandés se explica a raíz de la decisión de Landsbanki, el segundo de los tres grandes bancos de la isla. Esta entidad, abrió una filial por internet, Icesave, con una cuenta de ahorro que ofrecía tipos de interés elevados, lo que atrajo el dinero de británicos y holandeses.

El gobierno islandés alcanzó un acuerdo con el Reino Unido y Holanda, en diciembre de 2010, por el que la devolución de toda la deuda contraída se realizará a partir de 2016.

La nacionalización de los grandes bancos islandeses se produjo en octubre de 2008, solo un mes después de que se produjera la quiebra de Lehman Brothers en Estados Unidos. 

La quiebra del sistema financiero ha obligado además al Gobierno a aplicar una subida de impuestos, que llega en plena recesión económica. Ahora, los islandeses tienen de nuevo en su mano si aceptan hacerse cargo de la deuda contraída por los bancos, para pasar la página de esta crisis.