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Los supervivientes del 'Nargis' deambulan por las calles sin techo ni alimento

  • Los cuerpos de las víctimas son esparcidos o tirados a los ríos
  • Los habitantes de Bogalay, el epicentro de la tragedia, tienen víveres para cinco días
  • Las enfermedades, el hambre y la sed, las mayores amenazas para los damnificados

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Un adolescente duerme en un muelle dañado sobre un río crecido en Rangún, Birmania, tras el paso del ciclón Nargis.
Un adolescente duerme en un muelle dañado sobre un río crecido en Rangún, Birmania, tras el paso del ciclón Nargis.

Cuerpos sin vida esparcidos por los campos o tirados a los cauces de ríos desbordados mientras miles de supervivientes deambulan por las calles sin techo y nada que beber y comer. Las enfermedades, el hambre y la sed, se han convertido ahora en las mayores amenazas para los más del millón de damnificados por el desastre provocado por el ciclón 'Nargis'.

Ésta es la realidad que se han encontrado en Birmania los escasos periodistas y cooperantes extranjeros que han podido acceder al delta de Irrawaddy,  la zona más castigada por el paso del ciclón Nargis, que ha provocado ya la muerte de 25.000 personas y la desaparición de otras 41.000.

La organización cristiana World Vision, una de las pocas instituciones  internacionales autorizadas a trabajar bajo el régimen militar, ha indicado que sus  equipos pudieron sobrevolar las regiones más golpeadas y presenciaron escenas de  desesperación.

"Desde sus helicópteros vieron cuerpos esparcidos en una escena espeluznante  incluso desde esa altura", ha asegurado Kyi Minn, de la oficina de World Vision de  Rangún, principal ciudad y ex capital de Birmania.

"Los testigos nos dijeron que hay miles de personas que carecen de agua y  alimentos y en algunos lugares de cualquier refugio. Ahora que el tiempo está  volviendo a ser caluroso, la gente está bastante desesperada", ha denunciado..

"No tienen ni comida, ni agua y tienen que quedarse a la intemperie sin  techo. Es desesperante", ha insistido Minh, que ha llamado a la comunidad internacional de manera urgente. La ONU ya ha pedido al Gobierno birmano que facilite la entrada de la ayuda.

UNICEF ha pedido a las autoridades birmanas que dejen de poner trabas a su trabajo y ha recordado que en estas situaciones los niños son los más vulnerables a enfermedades como el dengue, cuyo caldo de cultivo son las aguas estancadas que ha dejado el ciclón.

Otros riesgos son posibles brotes de cólera o diarrea crónica procedentes de aguas contaminadas por los miles de cadáveres que se están pudriendo en el calor y la humedad tropical.

 

Situación extrema en Bogalay

Según ha detallado Dan Rivers, enviado de la CNN a Bogalay, los cuerpos sin vida son arrojados a los ríos del delta y los escasos supervivientes tienen escasas provisiones de huevos y arroz, que podrían acabarse en cinco días. Además, las depuradoras de agua están destruidas y el combustible escasea.

Sobre la magnitud de la tragedia en este pueblo, auténtico epicentro de esta catástrofe natural, Rivers -el primer periodista occidental que ha llegado a la localidad, en la que han muerto 10.000 personas- ha visto viviendas destruidas en un radio de 30 kilómetros. En una zona, tan sólo han quedado en pie cuatro de las 369 viviendas que había construidas.

Reparto de ayudas

La Junta Militar ha dado  finalmente su visto bueno al reparto de 800 toneladas de arroz que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU tenía almacenados desde hace días en Rangún, donde la mayor demanda y la especulación han disparado los precios de los artículos de primera necesidad.

Pero las agencias de Naciones Unidas siguen quejándose de la lentitud con la que las autoridades birmanas tramitan en Bangkok los visados de su personal, con lo que se demora su llegada a las zonas donde se les necesita.

Quienes han logrado entrar informan de montañas de cadáveres y destacan la desesperación de los supervivientes.

El martes llegó el primer cargamento de ayuda desde Tailandia, férreo socio del régimen de Birmania, y para esta tarde se esperan otros dos aviones procedentes de la India, que serán descargados a mano, a falta de más medios.