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'La cocina', de Arnold Wesker

Carta de Daphne, camarera de Marango's

  • Como parte del proceso de construcción de sus personajes, los miembros del reparto de La cocina, en versión de Sergio Peris Mencheta, imaginaron una carta de su personaje. Esta es la de Marta Solaz.

Por

Admirada Marlene:

Esta carta que te escribo no llegará nunca a tus manos, no es una proclamación al pesimismo exacerbado, es una realidad constatada. No me importa, con esto tengo suficiente, no pretendo lo contrario. Pero es que me acabo de enterar de la noticia de nuestro acuerdo. ¡Sí! ¡¡El "acuerdo de Londres"!! ¡Cuánto me alegro! Te imagino desde Hollywood viviéndolo con mucha emoción. Tengo entendido que estás muy al día de todas las cuestiones políticas. Estoy segura de que vosotros, los alemanes, también nos hubieseis perdonado la deuda en el caso contrario. Pondría la mano en el fuego...

¿Sabes? Esta tarde libraba, Monique me preguntó que si le podía cambiar el turno, pero NO, imposible. Yo ya tenía cita contigo en la sala para ver tu ansiada película, Encubridora. Maravilla, Marlene! Estás deslumbrante... Siempre me da fuerza verte en este tipo personajes. Personajes de mujer con carácter. Fuerte, dura, independiente, segura de sí misma pero con un gran corazón. Un corazón que sólo muestra a quien realmente lo merece, incluso si eso le lleva a la muerte. Admirable esto último, pero sólo como idea romántica, está claro... Por que al fin y al cabo, ¿qué es la muerte? La muerte es desaparecer, ¿verdad, Marlene? Pues te tengo que dar una buena noticia, tú nunca vas a morir, porque nunca vas a desaparecer del imaginario de nuestras mentes. Yo creo en la muerte en vida, una vida sin ideales, sin sabiduría, sin libros, es una vida muerta. Por eso yo me siento viva por ejemplo cuando escribo porque mis ideas, yo misma, se expresan mejor de lo que yo pueda hacer en ninguna situación posible. Porque estando yo sola encuentro el alivio y el alimento. No me nutre la comida, Marlene, y sin embargo ahí estoy, en la cocina. Pero no una cualquiera, en ESA cocina...

¿Sabes? He forrado una cajita de madera que tenía con el cartel de "El Angel Azul", ahí guardo mis pendientes, un "no me olvides" que me regalaron mis padres cuando hice la primera comunión y las entradas de cine. Ahí están todas, guardo todas las tuyas por supuesto. Y de las que he ido con Nick guardo las dos, la suya y la mía, para no olvidarme que fuimos juntos, sobretodo la de nuestra primera cita. Fue una noche peculiar, yo entonces no sabía nada de griego y él bien poco de inglés... Así que imagínate la risas... Luego al tiempo se lo presenté a mis padres, a mi padre no le gustó, me digo: "Daph, ese hombre no me gusta, no te fíes de los griegos que beben mucha cerveza!" Pero un día, sin buscarlo, acabaron de sobremesa borrachos los dos. Las risas y los cantos llegaban hasta la plaza Russel. Ahora cada vez que nos vemos me reclama nietos... Eso ya es un poco más complicado... No sé si trayendo al mundo una personita le voy a hacer un favor tal y como están las cosas... Tu hija María, no parece muy feliz, la verdad... Pero no te voy a criticar, yo no sé que clase de madre sería, no me veo. A Nick le gustaría, pero claro, él lo tiene más fácil, además de ser hombre es un "escapista" profesional, entre otras cosas.

Marlene, ya me despido, voy a hacer la cena. Sí, en casa cocino yo y Nick pone la mesa, irónico, ¿verdad? Debe ser alguna estrategia inconsciente de compensación dentro de la relación. Así es.

En fin, Auf Wiedersehen!

Viel Glück!

Tu admiradora desde Londres,

Daphne.

RTVE

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