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España devuelve los golpes holandeses con fútbol

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Van Bommel ha sido el jugador más sucio de la final del Mundial.
Van Bommel ha sido el jugador más sucio de la final del Mundial.

La selección española de fútbol es la nueva campeona del mundo tras haber ganado por 0-1 con gol de Iniesta en la prórroga, y ha demostrado que el fútbol de toque y la calidad están por encima del juego sucio y las patadas.

Porque ese ha sido el planteamiento del seleccionador holandés Bert van Marwijk, dar patadas desde el minuto uno para sacar a los españoles del partido y aprovechar la velocidad de Robben o alguna jugada aislada como la del gol de Gio en las semis ante Uruguay. [Así se lo hemos contado]

Antes de la final se habló mucho del planteamiento de los tulipanes de cara a parar al equipo que mejor fútbol hace del mundo. Jugadores como el propio Sneijder declararon que jugarían a España de tú a tú, de grande a más grande.

Pero lo cierto es que en ningún momento intentaron jugar al fútbol y prefirieron olvidarse de las buenas formas de un país con gusto por el fútbol para convertirse en un equipo 'marrullero', con Van Bommel de 'General'. [Envía tu mensaje de felicitación a la Roja]

Marwijk decidió intentar ganar el Mundial de Sudáfrica con más gusto por el fin que las formas. El colegiado inglés Howard Webb demostró que su personalidad sobre el terreno de juego se veía influenciada por las protestas de los holandeses.

El primer cuarto de hora, España hizo lo que sabe, jugar al fútbol de calidad y Holanda sólo corría detrás del Jo'Bulani. Pero eso fue hasta que Marwijk vio que no querían ser otra víctima futbolística de la Roja y prefirió que sus jugadores parasen a los mejores futbolistas del mundo por la tajante, es decir, a base de patadas y juego sucio.

Algo impropio de un equipo que quiere aspirar a dominar el fútbol mundial. Comenzó el recital de dureza Van Persie, que incapaz de recibir balones en la punta, le propinó una dura patada a Busquets sin posibilidad de llegar al balón. Howard Webb pitó falta y no decidió castigar la entrada con tarjeta amarilla.

Holanda 0-1 España

En ese momento, el colegiado inglés mostró que iba a permitir entradas más allá del límite legal. La estrategia de 'no juego' de Holanda estaba en marcha. Pero el delantero del Arsenal no estaba conforme y decidió seguir repartiendo patadas a diestro y siniestro. Después de dos encontronazos más, por fin el inglés decidió sacar una amarilla que debió ser una roja.

Los holandeses optaron por subir sus líneas para impedir que Piqué sacase el balón desde atrás y lo consiguieron. A la fiesta de patadas se unió el de siempre, al que mejor se le da este tipo de juego, el mediocentro del Bayern de Múnich Van Bommel.

El otro cerrojó de Holanda, De Jong, se confundió de deporte por un instante y le dio una patada voladora en el pecho al más puro estilo Bruce Lee a Xabi Alonso. El árbitro inglés estaba a dos metros escasos de la jugada, se hizo el sueco y no fue sancionada, cuando del jugador tulipán debió abandonar el campo.

Webb quiso compensar la amarilla que sacó a los holandeses y en la primera entrada que hizo Puyol le mostró una injusta amarilla. El final de la primera mitad se terminó con España fuera del partido por culpa de las entradas holandesas y la falta de criterio de un árbitro que no quería ejercer su autoridad con Holanda, y con Puyol, Ramos y Capdevilla amonestados.

Howard Webb, de mal en peor

Marwijk sabía que el plan estaba saliendo según lo previsto. El técnico era cosnciente de que el inglés no iba ser valiente y seguiría permitiendo el juego sucio. Van Bommel se encargó de llevar la iniciativa y cortar por lo sano las asociaciones en el centro de los jugones españoles. El mediocentro fue premiado con una amarilla tras otra patada sucia y a destiempo a Busquets.

Van Bommel debía estar en la calle, pero Webb pensó que no y es que este jugador es un experto en imponer su ley sobre los terrenos de juego ante la mirada pasiva de los colegiados.

Iniesta estuvo a punto de recibir la roja, fruto de la permisividad del propio árbitro.  Van Bommel le pisó el tobillo, en una de esas entradas escalofriantes y que van a lesionar, pero ni si quiera acabó en falta y el de Fuentealbilla, cansado de los malos modos, se dejó llevar y empujó al holandés que se tiro al suelo y fingió teatro.

Howard Webb salió tras Iniesta y cuando se llevó la mano al bolsillo, debió de hacer un exámen de conciencia y sólo advirtió al jugador del Barça. Otro viejo conocido del fútbol español, Jon Heitinga, también se unió a la fiesta y cada entrada que hacía era una falta.

El ex del Atlético se ganó la amarilla, luego hizo un penalti claro sobre Xavi, que tampoco quiso sancionar el inglés y finalmente fue expulsado por su enésima falta sobre Iniesta en la prórroga.

Robben y Van Persie, ambos con amarilla, tuvieron que ser expulsados porque acabaron dos jugadas una vez que el árbitro las había anulado previamente, pero de nuevo no hizo su trabajo y prefirió no mandar al vestuario a los dos jugadores antes de tiempo.

Pero el fútbol suele ser justo con los equipos que apuestan por el balón, y en el minuto 116 Torres puso un balón que despejó Van der Vaart, pero el Jo'Bulani cayó en los pies de Fábregas, que con mucha inteligencia metió un pase entre líneas a Iniesta, para que se convirtiese en el hombre de la final.

España es campeona del mundo y el fútbol es el gran beneficiado de este logro. Una victoria de Holanda hubiera sido una victoria del músculo sobre la calidad, pero el balompié sabe hacer justicia y dar a cada uno lo que merece.