El presidente estadounidense, Donald Trump, quiere dejar su huella física en la Casa Blanca con un suntuoso salón de baile al estilo del rey francés Luis XIV. Entre las decoraciones, se encuentran columnas corintias, lámparas doradas, techo con incrustaciones de oro y suelo de mármol. Con capacidad para 650 personas y un coste estimado de 200 millones de dólares financiados por manos privadas, el presidente ha afirmado que la sala será "un gran legado".
Además, el mandatario ha sustituido el césped del jardín de rosas por piedra para evitar problemas con los tacones y ha izado dos banderas gigantes. Aunque algunos cambios podrían revertirse en el futuro, el salón —de más de 8.000 m²— promete quedarse. Los conservacionistas de la Casa Blanca ya han advertido del impacto histórico en el edificio, pero la ley deja un amplio margen a los presidentes para modificar la residencia a su conveniencia.