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El goteo de empresas internacionales que deciden abandonar Rusia es constante. Lo han hecho ya Volkswagen, Toyota, Ikea, Disney, Apple, BP o H&M. Hoy, la compañía textil española Mango ha decidio cerrar, de forma temporal, sus tiendas y su plataforma online en Rusia, así como paralizar el envío de nueva mercancía. Otras empresas de nuestro país dicen que no han tenido más remedio que paralizar su actividad. Es el caso de Anecoop, una empresa hortofrutícola valenciana que ya sufrió las sanciones de 2014. Joan Mir es su director general: "Estamos esperando y deseando que esto se solucione pronto".

En Rusia, hay unas 130 empresas españolas, según los datos del ICEX, aunque esta situación no afecta a todas por igual. Inditex tiene más de 500 tiendas, que de momento siguen abiertas, y el grupo Gestamp cuenta con 4 fábricas y 500 trabajadores. En cambio, Acerinox Fluidra, ambas en el ÍBEX-35, dicen que Rusia y Ucrania representan menos del 1% de su negocio.

Informa Rosa Basteiro

¿Cómo les está afectando la guerra en Ucrania a los empresarios rusos que están en España? Anna Sergeeva, portavoz de la Cámara de Comercio Hispano Rusa, ha comentado en el Canal 24 horas que los empresarios rusos pequeños y medianos afincados en España "están preocupados sobre todo por el tema de pagos, de cómo se van a hacer ahora; o si se van a mantener los contratos vigentes". También les preocupa si se va a suspender el visado dorado, que permite a estos ciudadanos extracomunitarios obtener el permiso de residencia a cambio de que realicen inversiones en bienes inmuebles. Algo que de momento no se ha producido.

Cada vez son más las empresas que están dejando de operar en Rusia tras el ataque a Ucrania. También hay muchas compañías que venden sus participaciones rusas y se desvinculan del país. En este escenario, la incertidumbre económica sigue pesando en los mercados sumidos en la incertidumbre en función de los avances del conflicto internacional.

Foto: REUTERS/Toby Melville/File Photo

El 8 de febrero de 2002, la empresa Lear Corporation cerraba su planta en Cervera, Lleida, para llevarse la producción a Polonia. Más de mil personas perdieron sus empleos. Además de ser una de las primeras grandes deslocalizaciones, el caso Lear motivó también las primeras grandes movilizaciones sindicales en nuestro país. Veinte años después, Joana Sendra ha hablado con algunos de sus trabajadores y delegados sindicales.