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Desde que empezó la crisis la gran preocupación ha estado en el déficit público. La deuda parecía no preocupar tanto hasta está rozando el 100% del PIB. Según la Plataforma para una Auditoría Ciudadana de la Deuda, hay que plantearse si se paga o no la deuda. "No todas las deudas hay que pagarlas. Puede ser que no tengamos capacidad de pagar todas las deudas y que para hacerlo se estén violando derechos humanos, económicos, sociales y culturales. Lo que planteamos es que esas deudas que violan derechos humanos sean deudas ilegítimas y no pagarlas", ha asegurado Iolanda Fresnillo, socióloga y miembro de la plataforma, en La Economía en 24 horas de TVE. Para el economista Juan Laborda "lo que hay que hacer es un saneamiento real de la banca española y un proceso de reestructuración de la deuda de las familias". Laborda ha destacado que "la crisis española es una crisis de deuda privada". "En 2008 debíamos 3,6 billones de euros, de los que 3,5 era deuda privada. Las respuesats que se han dado para solucionar la deuda privada y bancaria ha sido aumentar la deuda pública: se ha trasladado deuda privada a deuda pública", ha afirmado el economista en TVE. Además ha asegurado que en el rescate de la banca debería haberse pagado con dinero de "bonistas y accionistas", algo que no ha ocurrido en España, donde no han pagado los bonistas senior (fundamentalmente fondos de inversión), y sí los junior (los preferentistas).

"Estados Unidos es el centro de la economía mundial y si lo echamos todo a perder, el mundo entero sufrirá consecuencias", ha alertado el presidente norteamericano en referencia a la próxima batalla entre republicanos y demócratas en la Cámara: aumentar el techo de deuda. Por otra parte, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha alertado de que si EE.UU. no aumenta el 17 de octubre el techo de su endeudamiento, habría un impacto negativo en la economía mundial.

Las tensiones políticas se están reflejando menos en este momento en los mercados. Pero lo que sí preocupa es la posibilidad de que la primera economía mundial suspenda pagos si no llega a un acuerdo para aumentar el techo de deuda antes del 17 de octubre.

La deuda pública acabará este ejercicio en el 94,2% del PIB y cerrará 2014 en el 99,8% del PIB, según el proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, que cifra en 243.888 millones de euros la necesidad de financiación neta y las amortizaciones del Tesoro Público para 2014, un 17,7% más que este año. El pago por los intereses de esa deuda ascenderán hasta los 36.590 millones de euros, inferior en términos absolutos a lo previsto hace un año 2013. En rueda de prensa, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha asegurado que el aumento del ratio deuda pública/PIB tanto en 2013 como en 2014 viene principalmente determinado por las necesidades de endeudamiento de las administraciones públicas. "La deuda pública sigue creciendo, desgraciadamente" y por eso "tenemos que seguir reduciendo el déficit público, no debe haber cansancio, relajación ni ningún tipo de fatiga", ha advertido Montoro.

En los Presupuestos Generales se establece que la rentabilidad del bono a 10 años se situará en 2014 en el 4,4%, una cifra similar a la que se encuentra en estos momentos. "No renunciamos a que la prima de riesgo se reduzca, ni mucho menos", ha asegurado el ministro de Hacienda al ser cuestionado por esta previsión macroeconómica. En este sentido ha destacado que se están reduciendo los diferenciales de todos los plazos respecto a los de Alemania, lo que ha permitido ahorrar en la carga de intereses del año 2013. "Hemos ahorrado porque hemos generado credibilidad y confianza", ha afirmado el ministro, que ha señalado que las previsiones se han hecho con los datos actuales, pero con la voluntad de mejorar. "Vamos a ver si creciendo, que es una de las principales preocupaciones de los mercados, y no tanto el déficit público, vamos bajando la carga de los intereses de la deuda española", ha asegurado.

El banco destaca un cambio de tendencia en España y anima a los inversores a comprar deuda española por encima de la italiana, e incluso de la alemana. Para ello da cuatro razones: las buenas perspectivas de crecimiento, las reformas emprendidas, la mejora en la percepción de la deuda española y la previsión de que la crisis en la zona euro no va a empeorar.