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Corea del Norte ha enviado este domingo centenares de globos llenos de basura a Corea del Sur. Estos globos, que vuelan cruzando la frontera, transportan bolsas de basura conteniendo papeles, plásticos, colillas y excrementos, que los soldados surcoreanos recogen y analizan una vez que caen a tierra. Desde que comenzó esta campaña el pasado martes, el régimen norcoreano ha lanzado unos 900 globos basura. Un método de provocación que ha condenado el gobierno surcoreano. Los globos han llegado incluso a Seúl y las autoridades han pedido a la población que no toque los residuos. El régimen de Pyongyang dice que el envío de estos globos es la respuesta a los que se envían desde el sur con propaganda contra el líder norcoreano.

FOTO: YNA/dpa

Corea del Sur ha acusado a su vecino del Norte de haber lanzado sobre su territorio más de 250 globos que transportaban basura y excrementos de animales y que han caído en ocho de las nueve provincias surcoreanas. El ejército del país ha advertido a los ciudadanos de que no toquen los artefactos ni las bolsas de plástico que llevan adheridas.

El suceso se ha producido tres días después de que el Gobierno de Pyongyang amenazara con enviar "montones de porquería" a través de la frontera en represalia por los panfletos contra el régimen de Kim Jong-un que unos activistas surcoreanos habían enviado al país vecino a principios de mes.

Esta "venganza" llega además un día después de que Pyongyang fracasase en el segundo intento de poner un satélite espía en órbita. El cohete que lo transportaba explotó en el aire en la primera etapa de vuelo. Sin embargo, el lanzamiento provocó que Japón ordenara a los residentes de la isla de Okinawa que se refugiaran.

La tasa de suicidios en Corea del Sur ha crecido casi al mismo ritmo que el país se ha desarrollado. La cultura de la competitividad para los jóvenes, la soledad en las personas mayores, los traumas intergeneracionales o el tabú de la salud mental hacen que el país encabece la lista de las naciones desarrolladas con más población que se quita la vida.

Comer perro en Corea del Sur estará prohibido. Una nueva ley, aprobada este martes por mayoría en el Parlamento, acabará en 2027 con la cría y venta de perros para alimentación.  Todavía quedan más de mil granjas en el país, y cientos de restaurantes que preparan platos con carne de perro en sus menús.

Japón ha empezado el año con un terremoto y un accidente aéreo en l aeropuerto de Haneda en Tokio. El Tribunal Supremo de Israel echa atrás una ley clave de la reforma judicial de Benjamin Netanyahu. Lo analizamos con el profesor emérito Mario Sznajder.

Hablamos de Vladimir Putin con la doctora Ana Teresa Gutiérrez del Cid y de su política exterior, de las nuevas incorporaciones al grupo de los BRICS y del ataque al líder de la oposición en Corea del Sur.

En países asiáticos como China, Vietnam o Indonesia se consume carne de perro desde hace siglos, principalmente en verano. Ahora, en Corea del Sur,  la primera dama ha puesto en marcha la ley que pretende prohibir su cría y sacrificio para consumo humano.

Los que más se resisten al cambio son los que podríamos llamar "granjeros de perros" que, en muchos casos, llevan décadas viviendo de este negocio. Pero parece que ya no hay marcha atrás. Los surcoreanos cada vez comen menos perro y crece el rechazo social a hacerlo, así que la idea es que cuando se apruebe la ley, los dueños de estas granjas, en las que las asociaciones animalistas calculan que todavía hay un millón de canes, tengan un plazo de cinco años para buscar una alternativa antes de cerrarlas.

En Occidente vemos impensable comer perro, pero son muchos los que recuerdan que es una cuestión cultural y que en otros países del mundo se comen con normalidad animales inteligentes como los cerdos o los caballos. Foto: EFE

A las 06:00 de la mañana, hora peninsular española, ha empezado el vertido al Pacífico de agua contaminada de la central nuclear japonesa de Fukushima. Un proceso que ha provocado protestas tanto dentro como fuera del país, una de las más duras desde China, que suspende la importación de productos marítimos japoneses. Según Tokio, el vertido se hace después de haber tratado el agua para retirarle residuos radiactivos, un proceso que podría alargarse décadas.