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En palabras del primer ministro Naoto Kan. Los bomberos trabajan sin descansa para evitar que vaya a peor mientras las autoridades japonesas tratan de confirmar si, como parece, ha habido fuga radiactiva en el reactor número tres: los niveles de radiación en la central apuntan a que la vasija de contención podría estar rota y las barras de combustible expuestas.

Tres de los reactores de Fukushima continúan calentándose, y la vasija del cuatro podría estar rota. Solo se consideran seguros el 5 y el 6. La Agencia Nuclear de Japón ha cuestionado la seguridad de los trabajadores de Fukushima. Tres han resultado gravemente afectados al entrar agua contaminada en sus botas. Dos están graves. En Tokio, a 250km de la central, se ha detectado radioactividad superior a la normal en unas espinacas. El agua de la ciudad vuelve a ser segura para los menores de un año. Aunque las autoridades han llamado a la calma, el agua embotellada se ha acabado en los supermercados.

El Gobierno japonés ha reconocido hoy que se ha detectado radiactividad en el agua de Tokio y alerta sobre el consumo de verduras procedente de la región de Fukhusima.

200 kilómetros al sur de Tokio la prefectura de Shizuoka guarda algunas similitudes con Fukushima. Parte de su población vive de la agricultura y la pesca y también aquí una gran central nuclear en la costa abastece la zona. Pero según muchos expertos esta central Hamaoka, se encuentra en un lugar mucho más peligroso. Aquí se unen dos placas tectónicas y cada siglo y medio se registra un gran terremoto, que estaría ahora a punto de repetirse.

Los sustos no cesan en Fukushima. Esta madrugada un nuevo seísmo sacudía la maltrecha central, aunque no se han registrado más daños de los que ya hay. Después se suspendían los trabajos del reactor número 2 por la alta radiación y esta mañana varios operarios eran evacuados del 3 al detectarse una columna de humo negro. Preocupa también el reactor número 1 porque su temperatura ha llegado a superar en 100 grados el límite aconsejado por los fabricantes. Todo a pesar de los esfuerzos por mantener refrigerados los reactores. Ya se ha llevado el cableado de electricidad a los seis reactores y la sala de control del número tres ya tiene luz, lo que facilita el trabajo a los ingenieros.

La radiación sube fuera de la central. En un perímetro de 40 kilómetros, las partículas tóxicas superan en 400 veces las habituales. Y el primer minsitro japonés ha pedido a las autoridades de Fukushima que prohíban la distribución y consumo de leche y verduras que provengan de allí. Las partículas tóxicas ha llegado al mar y los japoneses miran también con desconfianza el pesacado.

En Tokio, las autoridades aconsejan no administrar agua del grifo a los bebés tras detectar radiación en una depuradora, pero insisten en que no tiene efectos inmediatos para la salud de los adultos y piden calma.

El miedo se extiende fuera de las fronteras. Estados Unidos ha prohibido la importación de productos frescos y China y Taiwán mantienen los controles a todo lo que llega de la isla.

El director general asistente de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, afirma que el hecho de que en Japón se hayan registrado niveles de radiación superiores a lo normal "no debe generar el pánico".

No obstante, reconoce que existen "datos de contaminación preocupantes", aunque añade que la OIEA, junto con la Organización Mundial de la Salud y la FAO, trabaja con las autoridades niponas.

En relación a lo que asegura el periódico Le Monde sobre la llegada a Francia de una nube radiactiva procedente de Japón, explica que la contaminación que pueda llegar a Europa y la costa oeste de Estados Unidos será en cantidades "insignificantes" (23/03/11).

"Hoy hemos podido ver las primeras imágenes desgarradoras de los japoneses que han enterrado a sus familias. Ya ya hay 4.000 identificados, 12.600 desaparecidos y 320.000 desplazados, de los que muchos están viviendo hacinados en polideportivos y hospitales", informa el enviado especial de RNE a Tokio, Chema Forte. "Aquí, en la capital, la gente está muy preopuada por lo que está pasando en la central de Fukushima porque no se creen del todo la versión del Gobierno".

En Japón, la situación de la central de Fukushima parece estabilizarse y lo que más preocupa ahora es la radiactividad que se haya extendido por el país y más allá de sus fronteras. En el Pacífico, en el agua de mar cercana a Fukushima, los niveles de yodo radioactivo son más de 100 veces superiores a los establecidos por la ley y se han detectado trazas de cesio. Las autoridades aseguran que no existe amenaza para la salud pero la noticia no ayuda a tranquilizar el temor a que la radiación alcance a los alimentos