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La Red de Acción por el Clima otorga durante la cumbre el premio Fosil del día a los que más hacen por hacer menos. Australia ya se ha llevado varios este año. Este país tiene como objetivo la descarbonización completa para 2050, pero es uno de lo principales exportadores de carbón. La llegada de centenares de aviones con dirigentes de todo el mundo, cuando el avión contamina hasta tres veces más que el tren, se ha visto como otra de las contradicciones de una cumbre que quiere luchar contra el cambio climático.

Foto: Getty Images

El cambio climático es ya una realidad con múltiples efectos, por ejemplo, en los insectos que ayudan a la polinización y por tanto a nuestra alimentación y también a nuestra salud. Su población ha menguado un 70% en los últimos 30 años debido a factores antropogénicos como el cambio de uso del suelo, el urbanismo y el calentamiento global. Entre los más afectados, las abejas. Hay menos y su actividad se ve perjudicada por los efectos del cambio climático. Las lluvias torrenciales destruyen las plantas donde está su alimento y la sequía también les perjudica. Las plantas e insectos están sincronizados y si se rompe ese equilibrio, su vida corre peligro. Las mariposas también son frágiles ante el calentamiento global, sobre todo las que dependen de lugares frescos y húmedos.

El problema, además de la desaparición o emigración de insectos, es que su función en la naturaleza está muy relacionada con nuestra seguridad alimentaria y son, además, el alimento de otras especies de animales y del ser humano. La crisis climática puede acabar con ecosistemas enteros y provocar el desplazamiento masivo de insectos portadores de enfermedades a nuestras latitudes.

Informa Rosa Basteiro.

Un ejemplo provocado de una agricultura poco respetuosa con el medio ambiente lo encontramos en las tablas de Daimiel, en Ciudad Real. Allí hace dos años que no llega agua de forma natural solo el 10 % de sus hectareas están encharcadas.

Informa Pedro Díaz

La meteoróloga de RTVE Mónica López explica en el Telediario las evidencias del cambio climático con motivo de la cumbre del clima que se celebra en Glasgow. A nivel general, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es la más alta en al menos dos millones de años. Ha provocado que la Tierra se caliente: en nuestro país la tempratura ya ha subido 1,7 grados desde la época preindustrial y 1,3 en los últimos 60 años. La consecuencia más palpable es el aumento de la subida del nivel del mar. En España, la costa ha subido más de 13 centímetros en los ultimos 30 años. De momento, España tiene cerca de 8.000 kilómetros de costas. Pero según los pronósticos, podríamos perder entre 20 y 30 metros de arena en 2050. [Especial: cumbre del clima 2021

FOTO: EFE / CARLOS BARBA

Glasgow ha acogido este lunes a los líderes mundiales para abordar la crisis climática que afronta el planeta. El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha lanzado el mensaje más contundente: "Basta de usar la naturaleza como un váter. Estamos cavando nuestra tumba", ha dicho a los dirigentes. También mandatarios como Boris Johnson o Joe Biden han advertido de las consecuencias del calentamiento global y han pedido trabajar para acordar soluciones y proteger a las futuras generaciones. [Especial: cumbre del clima 2021].

FOTO: AFP / Christopher Furlong
 

Los niveles de gases de efecto invernadero alcanzaron en 2020 un nuevo récord, a pesar de la pandemiaLa tasa anual de crecimiento estuvo por encima del promedio 2011-2020, y la tendencia ha continuado en 2021. Es la principal conclusión del último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), previo a la Cumbre del Cambio Climático (COP26) que comenzará el próximo 31 de octubre en Glasgow.


Según se desprende del boletín de la OMM, la concentración en la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero, marcó un nuevo récord y se situó en 413 partes por millón en 2020, pese a la relativa reducción de emisiones que provocaron los confinamientos y los parones a nivel mundial. Así, la ralentización económica causada por la COVID-19 no tuvo ningún efecto evidente en los niveles atmosféricos de los gases de efecto invernadero ni en sus tasas de aumento, aunque sí se produjo un descenso transitorio de las emisiones.