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La tumba del papa emérito Benedicto XVI, fallecido el pasado 31 de diciembre a los 95 años, puede ser visitada desde este domingo en la cripta de la basílica de San Pedro del Vaticano. Sus restos mortales reposan en un ataúd triple como es costumbre en la tradición vaticana. El primero de madera de ciprés, el segundo de zinc y el último de nogal. También se han enterrado algunos objetos personales como un pergamino que recoge brevemente sus ocho años de papado y los palios que lució siendo arzobispo en Múnich y Roma. La tumba está situada en el mismo lugar que antes ocuparon Juan XXIII y luego Juan Pablo II y que quedó libre tras sus respectivas canonizaciones. Foto: EFE/ANGELO CARCONI. 

Durante estos días, en los que más de 200.000 personas llegaron a acudir al interior de la Basílica de San Pedro para despedirse de él y contemplar su cuerpo antes de ser enterrado, se ha analizado su legado. También su figura, ensombrecida especialmente por su predecesor, Juan Pablo II, y tan diferenciada de su sucesor, el papa Francisco.
"Lo cierto es que tenía, al menos, dos caras", nos ha dicho José Manuel Vidal, director de 'Religión Digital': "Por un lado, fue un papa tierno, místico... muy espiritual. Por otro lado, ofrecía una cara más dura, de hombre atormentado". Coincide con el sacerdote, periodista e historiador Jesús de las Heras en que "era un papa intelectual y no de gestos ni de masas", aunque el también deán de la catedral de Sigüenza cree que a Joseph Ratzinger hay que releerlo "sin prejuicios" para "ir más allá de su papel como guardián de la doctrina de la fe" y saber destacar sus logros como el acercamiento, por primera vez, a víctimas de abusos o su interés por la transparencia de las cuentas vaticanas.
Fueron cuestiones ante las que -según algunos- él no pudo avanzar más. De las Heras insiste en que "lo que hizo, lo sabemos, pero lo que no pudo hacer, lo suplió con la renuncia” y, ahí, estarían las razones "de salud y morales" que esgrimió para dar un paso al lado. José Manuel Vidal recuerda que Benedicto XVI "se sentía rodeado de lobos", una expresión que solía utilizar para referirse a los miembros de la curia romana "que desde dentro le hacían la vida imposible".

Miles de fieles y autoridades han asistido al entierro de Joseph Ratzinger, un momento histórico en el que un papa ha presidido las exequias de su predecesor. En este programa hablamos con Federico Lombardi, presidente de la Fundación Ratzinger y su portavoz durante los ocho años de papado de Benedicto XVI. Un día más, seguimos conociendo cómo se viven las fiestas navideñas en distintos lugares de Europa. Nuestro destino hoy es Grecia, de la mano del portavoz de la Comisión Europea en Madrid, el griego Yannis Virvilis, recién llegado desde allí.

Hoy en Europa Abierta contamos con la presencia de alguien muy cercano al Papa Benedicto XVI, Federico Lombardi, que es presidente de la Fundacion Ratzinger y portavoz del pontífice durante los ocho años de su pontificado. Según Lombardi, la ceremonia del funeral ha contado "con muchas más personas de las esperadas". Sobre su carácter intelectual, el presidente de la Fundación Ratzinger afirma que Benedicto XVI ya esta un experto del Concilio Vaticano II "con poco más de treinta años", y ha añadido que el pontífice será recordado por su contribución al "debate de la teoría cristiana en el presente" que "ha sido preciosa", ha sentenciado.

Sobre el trato cercano de Benedicto XVI, Lombardi ha afirmado que en la proximidad "era un hombre muy amable y humilde, atento al resto y respetuoso". "Su mirada era muy profunda y en su rostro se veía profundidad, no se quedaba en la superficie de las cuestiones", ha considerado el que fuera portavoz de Benedicto XVI.

Finalmente, Lombardi ha sostenido que el Santo Padre fue "el primero en recibir a las víctimas de abusos personalmente para escucharlas". 



Funeral de Benedicto XVI, desde la Plaza de San Pedro del Vaticano. La ceremonia está presidida por el papa Francisco.

La retransmisión será conducida por Carlos Franganillo, acompañado por Lorenzo Milá, excorresponsal en Roma, Antonina Wozna, doctora en Teología y miembro de la Asociación de Teólogas Españolas, y Juan Carlos Ramos, director de ‘El día del Señor’. También incluye conexiones en Roma y El Vaticano con la corresponsal Begoña Alegría y el enviado especial Javier Gutiérrez..