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El director del rally Dakar, David Castera, ha vuelto a lanzar un mensaje de tranquilidad pese a las incertidumbres sobre la explosión que afectó a un equipo en la víspera de la salida y que Francia investiga como un atentado terrorista: "No vamos a parar la carerra. Con la ayuda de las autoridades (saudíes) hay una seguridad muy fuerte y seguimos", ha dicho en una entrevista con TVE. En la jornada de descanso de la competición, Castera ha hecho balance de la primera semana de carrera, ha hablado de la polémica del 'waypoint' de la primera jornada y ha admitido las críticas sobre el recorrido por los bucles en torno a Riad. Ha dicho que toma y que no lo va a hacer más así.
 

La explosión de un taxi ocurrida este domingo ante un hospital de Liverpool (noroeste de Inglaterra), en la que un hombre falleció y otro resultó herido, ha sido declarada un acto terrorista, según ha confirmado este lunes la Policía de Merseyside, que ha detenido a un cuarto sospechoso.

En una rueda de prensa para dar más detalles del suceso, el subinspector de la Unidad Antiterrorista del cuerpo policial de North West, Russ Jackson, reveló además que la explosión fue provocada, según sus pesquisas, por "un dispositivo de fabricación casera improvisado que llevaba el pasajero del taxi" que murió.

"Aunque la motivación aún no se comprende, teniendo en cuenta todas las circunstancias, se ha declarado como incidente terrorista y la policía antiterrorista continúa con la investigación, que seguirá centrada en entender cómo se fabricó el explosivo, la motivación de lo ocurrido y si hay alguien más implicado", señaló.

Foto: Agentes forenses trabajan fuera del Hospital de Mujeres de Liverpool, tras la explosión de un coche, en Liverpool, Gran Bretaña, el 15 de noviembre de 2021. REUTERS / ED SYKES.

El primer ministro de Irak, Mustafa al Kazemi, ha salido ileso de un ataque con dron bomba dirigido contra su residencia en el centro de Bagdad. Poco después del ataque ha sido el propio primer ministro quien ha confirmado que se encuentra bien y ha invitado al diálogo constructivo tras un momento de gran tensión en el país.

Foto: El primer ministro de Irak, Mustafa al Kazemi, reunido con su gabinete de seguridad (REUTERS/Iraqi Prime Minister Media Office)

Irene Villa, víctima de un atentado de ETA el 17 de octubre de 1991 que mutiló buena parte de su cuerpo, recuerda hoy con RNE este aniversario desde el lugar donde ocurrió todo, donde su vida cambió: “Me parece un lugar muy significativo y simbólico para poder celebrar cosas importantes, como cuando me quede embarazada o un aniversario. Animo a transformar el momento más duro de tu vida en algo positivo”. Irene, emocionada, agradece el cariño que le sigue llegando de la gente: “Se alegran de que sigamos por aquí, de que hayamos dado ese mensaje de perdón, de renacimiento. La vida siempre nos da otra oportunidad”. Lo que sí le apena es que mucha gente ahora no sepa lo que es el terrorismo de ETA: “Me da mucha pena. Se ha borrado un plumazo. La memoria de la gente merece ese recuerdo, esa justicia”. Aunque no le gusta entrar en el análisis político, habla de “honrar a las víctimas” cuando se le pregunta por las palabras de Otegi y añade: “Ojalá que esto sea verdad, pero los homenajes a los asesinos dicen otra cosa”. Irene Villa, periodista y madre de tres niños, nos cuenta que ahora está en un buen momento de salud, sin dolores y mirando al futuro con optimismo y esperanza.

Robert Manrique, superviviente de atentado de Hipercor e impulsor de la Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo, trabajaba como carnicero cuando estalló la bomba que Antonio Troitiño, Josefa Ernaga, Santi Potros y Caride Simón habían colocado en el sótano del hipermercado. Asesinaron a 21 personas y 45 resultaron heridas, entre ellas, Manrique, que ha asegurado que el 19 junio de 1987 lo recuerda cada vez que se ve las manos o se mira en el espejo y observa las cicatrices. En 24 horas de RNE ha sostenido que, para cada víctima, su atentado es el peor y que "se aprende a vivir con lo que ha pasado". "Muchas víctimas compartimos dos pensamientos: ojalá mi atentado sea el último y que nadie pase por lo mismo", ha indicado. "El 20 de octubre de 2011 fue un día importante para el país y las víctimas porque teníamos la garantía de que ETA no reventaría más vidas, fue el objetivo de quienes trabajábamos para que eso no volviera a pasar", ha destacado Manrique, que ha visto salir en libertad a los causantes del atentado cuando quedó abolida la doctrina Parot. Se encontró con Caride Simón antes del adiós definitivo a las armas y aceptó su arrepentimiento, pero dijo que no se le ocurriría darle la mano con la que después iba a tocar a una víctima. "Algunas víctimas hemos hecho cosas contra nuestra propia opinión, peor lo hemos hecho para que nadie pasara por lo mismo que nosotros", ha mantenido. Además, ha considerado la que la declaración de Otegi es "una consecuencia del trabajo de mucho tiempo". "Me constaba que iba a pasar, la izquierda abertzale ha necesitado mucho tiempo para tomar esta decisión", ha apuntado.

Angels Ribó, hermana de Nuria Ribó,, una de las víctimas del atentado de la casa cuartel de Vic. Su hermana vivía con su marido, Guardia Civil, y su hija. Angels recuerda que su marido le llamó preguntando por sus hijos, preocupado por el atentado que acababa de producirse en Vic, cerca del pueblo donde vivían. "Me contó que esta vez no fue una amenaza de bomba, como otras veces, que esta vez la explosión se había producido", ha relatado en 24 horas de RNE. "A medida que pasaba el tiempo, llegaba más gente a los hospitales. Fue un caos, no sabíamos si estaban vivos o muertos", ha comentado, hasta que, los encontraron debajo del coche bomba y le confirmaron así que su hermana y su cuñado habían fallecido. La hija del matrimonio, Ana, sobrevivió y los abuelos se hicieron con la custodia.

Ribó,ha sostenido que "ni olvido ni perdón" para aquellos que ella denomina "sin nombre" porque "no se merecen nada”. "Cuando te pasa a ti piensas: ojalá sean los últimos y, por desgracia, no lo fueron", ha lamentado, aunque se ha mostrado "contenta” porque ETA haya dejado de matar, aunque sospecha que lo hicieron “a cambio de algo”.

El historiador Luis Castells, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco y Luis Rodríguez Aizpiolea, periodista vasco y autor de ‘Los entresijos del final de ETA’ han analizado en RNE el escenario que abren las palabras de ayer de Arnaldo Otegi reconociendo el dolor de las víctimas de ETA. Aunque los dos son algo escépticos, hablan de paso importante pero insuficiente. “No es solo hablar del daño causado, sino encararse con los problemas. El paso no es causamos daño” dice Luis Castells. “Les falta reconocer que ETA nunca debió asesinar” añade Aizpiolea. Y los dos coinciden en esta idea que expone el periodista: “Se abre una senda. Hay que seguir exigiéndoles que den pasos. Hay que dar muchos pasos para llegar al paso, a reconocer el daño político”. Observan una Euskadi mejor, más feliz, pero donde todavía no se ha construido un relato real de lo que pasó: “No habrá solo un relato, eso es inevitable, pero habrá relatos más veraces y menos veraces”, dice Castells, que amplía su reflexión asegurando que ese relato no puede adaptarse a la convivencia si realmente quiere ser real. “A Euskadi le falta una memoria compartida no haciendo concesiones”, opina Aizpiolea. En ese reto de construir y explicar lo que pasó entran los jóvenes que no han vivido con ETA y que se pueden acercar a lo que pasó a través de los libros o del cine.

Joseba Segura, obispo de Bilbao que, hace años, participó como mediador en varios procesos de negociación con ETA, dice que observa una Euskadi más serena diez años después del final de la banda terrorista. Reconoce que el papel de la Iglesia no ha sido el adecuado en todo el proceso: “Hubo un retraso en el reconocimiento de lo que pasó y la postura que debimos adoptar. Quizá muchos percibieron que la Iglesia no estaba cerca o abierta al sufrimiento de las víctimas. Tenemos una idea clara de que anduvimos tarde”. Asegura que llevan muchos años trabajando para hacer las cosas mejor y, al hablar de reconciliación, asegura que existe si la definimos como “aceptarnos unos y otros y renunciar a forzar ninguna posición”. Le parece clave en ese proceso el hecho de que haya un Gobierno con nacionalistas y no nacionalistas: “Es algo muy importante, mas allá del fin de la violencia”. Segura participó en las conversaciones con ETA ordenadas por Aznar en el 99 y por Zapatero en 2006. Cree que las segundas fueron más importantes “porque en el 99 duró poco y no existían condiciones”. Recuerda que parte de la fuerza de ETA fue que tenía mucha autonomía en sus decisiones, que no estaba condicionada por su “brazo político” como si pudo pasar en Irlanda del Norte y, rememorando su papel, habla de que sintió una gran responsabilidad: “Tienes la sensación de que te han dado un encargo que ojalá sea positivo”. El obispo de Bilbao habla de la paz como “un desafío” en el que hay que poner mucho esfuerzo.

A lo largo de la historia de la banda terrorista ha habido varios procesos de diálogo con el Gobierno o intentos del mismo. El primer se produjo con UCD en los años 70, pero no terminó de arrancar. El primer y más importante proceso de conversación fue bajo el Gobierno de Felipe González: Argel, año 1989. Diez años después hubo otro respaldado por Aznar, donde solo se hablo de presos y que no dio grandes resultados. Más importante fue el emprendido en 2006, con Zapatero y que terminó con el atentado de la T-4 de Barajas donde murieron dos personas. El último intento se produjo en Oslo, con la banda ya languideciendo y donde el Ejecutivo de Rajoy se negó a mandar a ningún representante. Lo recordamos con Laura Alonso