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El presidente sirio, Bachar al Asad, ha admitido la posesión de armas químicas por parte de Siria y ha asegurado que dicho arsenal será destruido, en declaraciones a la televisión estadounidense FoxNews, difundida este miércoles.

Asad ha indicado, en el encuentro que ha tenido lugar en Damasco este martes, que el desmantelamiento del arsenal costará "mil millones de dólares" y durará, al menos, un año, pero ha asegurado que está "comprometido" a cumplir el acuerdo negociado por EE.UU. y Rusia para ese fin.

"Hay que preguntar a los expertos qué significa (destruir el arsenal químico) rápidamente. Tiene un calendario específico. Necesita un año, puede ser que un poco más", ha asegurado.

Según los inspectores de la ONU, la sustancia utilizada en el ataque que causó cientos de muertos el la periferia de Damasco el 21 de agosto fue el gas sarín.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, presenta al Consejo de Seguridad de la ONU, las pruebas que confirman el uso de armas químicas en Siria.

Francia , Estados Unidos y el Reino Unido quieren mantener su presión sobre el régimen sirio y desde París han pedido al Consejo de Seguridad de la ONU una resolución contundente para que Al Asad cumpla, con los acuerdos de desarme químico.

El presidente francés, François Hollande, ha asegurado que "ha funcionado" la amenaza de lanzar ataques contra Siria si el régimen de Damasco no entregaba y destruía sus arsenales de armas químicas, al conseguir un acuerdo para avanzar hacia una solución al conflicto en ese país. En una entrevista en el canal de televisión "TF1", Hollande ha expresado su confianza en que, tras el acuerdo del sábado en Ginebra entre Estados Unidos y Rusia, sea posible alcanzar el consenso para una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria "antes del final de la semana" próxima.

Hasta ahora Siria no había admitido que estuviera en posesión de armas químicas. Pero tendrá que hacer un inventario detallado, según el acuerdo alcanzado por EE.UU. y Rusia. Un acuerdo que, según algunos analistas, supone un triunfo de la diplomacia rusa.

Es el acuerdo al que han llegado Estados Unidos y Rusia, tras tres días de negociaciones en Ginebra. Las dos potencias han acordado advertir a Siria que debe cooperar y que si no lo hace, se podría emplear la fuerza, conforme al artículo número 7 de la Carta de Naciones Unidas. Habrá inspectores de la ONU que verificarán sobre el terreno, como muy tarde en noviembre. El proceso deberá concluir a mediados del año próximo, y será paralelo a la preparación de otra conferencia, conocida como Ginebra 2.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, creen que fueron los rebeldes sirios quienes utilizaron las armas químicas el pasado 21 de agosto para forzar así una intervención de EE.UU. Así lo explica en un artículo de opinión publicado en la edición digital del diario The New York Times titulado "Una llamada a la cautela desde Rusia".

"No hay dudas de que se utilizó gas venenoso en Siria - dice Putin - "pero todas las razones apuntan a creer que no fue empleado por el Ejército, sino por las fuerzas de oposición, para provocar una intervención extranjera". Esta posición es frontalmente opuesta a la de Estados Unidos, que asegura tener pruebas de que el régimen fue responsable del ataque y que sigue buscando apoyo popular y político para una intervención militar contra Asad.