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En Ceuta sigue adelante el proceso judicial que tiene suspendidas las devoluciones a Marruecos de los menores que llegaron solos a la ciudad en mayo. La Delegación del Gobierno ha presentado sus alegaciones y defiende la legalidad de todo el proceso. En el escrito presentado a la justicia, defiende que Ceuta ha estudiado cada caso y que no se ha demostrado vulneración de derechos. Por eso pide que se retomen las devoluciones.

FOTO: Repatriación de los menores marroquíes a través de la frontera del tarajal el pasado lunes. EFE/Reduán

Las mafias están sacando partido a la difícil situación que se vive en Ceuta. En un momento de inquietud e incertidumbre por las devoluciones de menores no acompañados a Marruecos, se está incrementando el número de traslados ilegales de migrantes mediante embarcaciones de recreo o motos acuáticas que parten rumbo a la Península. Algunos de los que suben son menores. 

Foto: EFE

En los alrededores de la frontera del Tarajal, en Ceuta, también se localizan grupos de jóvenes, menores y mayores de edad, que tres meses después de cruzar la frontera prefieren volver a casa. No han encontrado las oportunidades que buscaban o, en algunos casos, se han enterado de problemas familiares. Los trabajadores de los centros de acogida dicen que, en general, hay más ansiedad y miedo entre los niños, tanto entre los que quieren volver como entre los que no. También lo notan los taxistas que trabajan en los alrededores del Tarajal. Juan Coca sigue en las calles de Ceuta hablando con ellos.

Mustafá es uno de los jóvenes que entró hace tres meses en Ceuta y que ha huido del centro de menores para evitar una posible repatriación a Marruecos. No quiere volver y explica por qué: “En Marruecos si no tienes dinero, no eres nada”. En su país ha tenido que vivir en la calle, fue abandonado por su familia y dice que está seguro de que la situación aquí será mejor. Su hermano vive en la península y espera poder reunirse con él, formarse para ser peluquero y, en el futuro, trabajar y tener una vida mejor. Informa Juan Coca

Las calles de Ceuta siguen salpicadas por menores de edad que llegaron hace tres meses y que huyen de una posible repatriación a Marruecos. Aunque nos cuentan que pasan hambre durante el día y mucho frío por la noche, coinciden en que en su país estarían peor, no tendrían ninguna oportunidad. Están recibiendo ayuda de vecinos y organizaciones, pero no tienen las condiciones mínimas para vivir con dignidad. Los ceutíes están preocupados por la situación. Juan Coca ha estado en la ciudad con unos y otros.

Paloma Favieres, directora de Políticas y Campañas de CEAR, Comisión Española de Ayuda al Refugiado, dice que es el momento de que se piense y se diseñe bien cómo ayudar a los ciudadanos de Afganistán: “Todavía estamos a tiempo. Lo que toca en el seno de la UE es aplicar el principio de solidaridad para quienes necesiten ayuda. No podemos repetir el modelo UE-Turquia". Sobre el papel de España, dice que si apuesta por la acogida de personas, más allá de los vuelos que despegarán estos días, “se debe acordar cómo debe hacerse en base a nuestro sistema nacional de asilo”. Insiste en que ahora mismo lo importante es garantizar que la gente puede salir de forma segura. Respecto a lo que está sucediendo con los menores de Ceuta dice que Interior los está expulsando, aunque el departamento lo defina de otra forma. Pide que se analicen de forma individual las circunstancias de cada menor y asegura que el acuerdo con Marruecos no está por encima de la ley de extranjería ni de la ley de protección del menor.

Darío Martín, miembro de la organización Save the Children asegura que entre el 20 y el 25% de los menores que han llegado a Ceuta en los últimos meses tienen una situación de extrema vulnerabilidad y que por eso es esencial que haya informes individuales: “Hay niños, cerca del 20%, extremadamente vulnerables. Huyen de abandono escolar forzoso, de explotación laboral e infantil, de abusos sexuales en el ámbito familiar". Por eso, añade que muchos de ellos no pueden volver si no se quiere poner en peligro su vida. Save the Children reconoce que las condiciones en las que viven en Ceuta son mejorables y que son necesarios más recursos para poder atenderlos como necesitan.

Se cumplen tres meses de la entrada masiva a Ceuta a través de la frontera de El Tarajal. En el origen de la crisis estuvo el Sahara, la soberanía que reconoce EEUU a Marruecos y el traslado a España del líder del Frente Polisario, enfermo de COVID. Lo ocurrido prácticamente rompió las relaciones entre Madrid y Rabat. Tras este tiempo, las tensiones diplomáticas no se han resuelto del todo y es uno de los retos que tiene por delante el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. Informa María Gámez

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, defiende la actuación del Gobierno con la repatriación de menores a Marruecos e insiste en que todo está basado en un acuerdo alcanzado con Marruecos en 2007 y coordinado por muchos departamentos. Defiende que se ha estudiado cada caso, evita entrar en las críticas de Podemos y asegura que acatarán las decisiones judiciales, en referencia a la paralización decretada por un juzgado de Ceuta. “Si la resolución judicial es positiva, evidentemente se acatará. Llevamos tres meses dando asistencia a esos menores”. Sobre la situación en Afganistán, dice que la prioridad es sacar a los españoles y a los colaboradores de la embajada que lo necesiten y asegura que se fletarán todos los aviones que sean necesarios.

En Ceuta, un juzgado acaba de paralizar la repatriacion a Marruecos de un grupo de menores. La decisión afecta a una parte de los 15 niños y adolescentes que iban a ser devueltos este mismo lunes por la mañana. El Ministerio del Interior insiste en que las repatriaciones de más de 700 menores llegados en mayo cumplen todos los requisitos legales. Las ONG lo niegan.

Por fin Luis Flores, con el que hablamos hace unas semanas, ha conseguido el visado para que su hija Esther pueda volar a España y conocer a su nueva familia española. Ayer mismo regresó de una largo viaje a la embajada española en la República Democrática del Congo, con el visado en la mano y no ve el momento de ir de vacaciones a su Jerez natal.