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El verdadero motivo por el que Petra es fiel a la marquesa de 'La Promesa'

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Petra le cuenta a Teresa el por qué de su fidelidad a Cruz
Petra le cuenta a Teresa el por qué de su fidelidad a Cruz

Petra está destrozada de que la marquesa abandonó La Promesa. Ha vuelto a ser una criada más en el servicio, teniendo que hacer las labores de planchar, limpiar, o servir entre otras cosas. Quehaceres a los que Jana, María y Teresa están acostumbradas, pero ella no, y que por mucho consejo que le den, no hace bien. Esto hace que la que era doncella personal de Cruz, se haya venido abajo en más de una ocasión. En la última, Teresa se apiada de ella, y mientras llora intenta consolarla. La joven nunca ha llegado a comprender la lealtad de Petra hacia la marquesa, y es la que le explica el por qué: “Hay una buena razón”. ¡Continúa leyendo si quieres saber más sobre su pasado!

El problema de Petra en casa del barón

En un principio, Petra se muestra reacia a contar lo que ocurrió, pero cuando Teresa está a punto de irse, revela su gran secreto: “Hace muchos años, tantos que ya he perdido hasta la cuenta, entré a trabajar en la casa del barón de Linaja, un viudo con dos hijas. Estaban tan unidas, acababan de regresar de su vida en Cuba, y no tenían amistades con las que relacionarse. Solo estaban las dos, la una para la otra, y su siempre ocupado padre”.

“Yo por aquel entonces solo era una iletrada sin experiencia, pero estaba dispuesta a enfrentarme a cualquier tipo de trabajo, por muy duro que fuera. Lo quería demostrar, necesitaba quedarme allí”, continúa explicándose y es que como ella misma ha dicho, el pan no acude solo a la mesa.

En cambio, los problemas para la señora Arcos en la casa del barón no tardaron en llegar, y lo hicieron en forma de hombre. Todos hemos llegado a pensar que fue el padre de la marquesa, pero no: “Un mozo de la casa se fijó en mí. Aunque yo nunca le di pie a nada, él se terminó obsesionando conmigo”.

Teresa le pregunta si ese mozo la incomodó o se sobrepasó con él, algo que es irrelevante según doña Petra, que sigue recordando su pasado. “La situación se agravó y me llevó a enfermar. Si salí de allí fue gracias a la señora marquesa”.

La reacción de la marquesa

Despidieron al mozo, pero ella la salvo: “Me dio todo el tiempo que necesité para recuperarme. Y luego la señora, por entonces señorita, le dijo al ama de llaves que ella se ocuparía de cuidarme hasta que me recuperara del todo, pero que su padre no debía saber nada”.

Doña Cruz compró el silencio del ama de llaves con una pulsera de oro para así poder cuidar de Petra: “Aquellos días se fue forjando una relación entre las dos inquebrantable. Nadie había hecho por mí nada parecido, ni si quiera mi propia madre. Yo juré desde entonces que haría todo lo que ella me pidiera, que la serviría fielmente hasta su muerte o la mía”.

“Cuando me recuperé del todo di por hecho que volvería a mis quehaceres de antes, pero ya la señorita le había pedido a su padre que fuera su doncella personal", y así es como al casarse con el marqués, Petra, entró a formar parte del servicio de La Promesa.

La señora Arcos está muy agradecida a Cruz, una marquesa a la que no estamos acostumbrados a ver. “Todo lo que sé se lo debo a ella. Ella me enseñó a leer, a escribir, a peinar, a maquillar, a elegir el vestido perfecto para cada ocasión, a escoger los complementos adecuados para cada prenda, servir la mesa. Yo siempre la he adorado, y siempre he estado dispuesta a hacer todo lo necesario por ella, como lo he dejado bien claro cada vez que ella ha requerido de mis servicios. Llevo más de media vida dándole gracias a Dios de que su camino y el mío se cruzaran. Qué hay de raro en que sin ella aquí a mi lado yo me sienta perdida". ¿Será este el gran secreto que Martina también conocía?