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La película de Eric Rohmer "a la española" que es perfecta para este verano

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Nubes de verano (2004), en RTVE Play
Nubes de verano (2004), en RTVE Play

Es agosto, los días van más lentos, flota en el aire esa humedad densa y el aplastante calor, pero aún hay tiempo para las sorpresas. Entre el basto universo cinematográfico que ofrecen las grandes plataformas aún hay cabida para descubrir alguna que otra joya que siempre estuvo cerca y nunca vimos. Nubes de verano (2003) es una de esas raras avis olvidadas, una cinta, dirigida por un también injustamente desconocido Felipe Vega, que merece la pena recuperar este verano.

Vega es uno de los autores más personales y arriesgados de nuestro cine. Autor de más de una decena de películas, cortometrajes y documentales, este enamorado de Eric Rohmer ofrece siempre en sus relatos un compromiso con la inteligencia del espectador, al que sumerge en historias profundas, contadas con un tono liviano. Películas pobladas por personajes entrañables, cargados con espontaneidad y un equilibrio que siempre invita al disfrute.

Su brillante debut en 1987 con Mientras haya luz le valió el premio Nuevos Realizadores del Festival de San Sebastián, una bella historia de intriga protagonizada por Marisa Paredes e Icíar Bollaín, rodada en blanco y negro, que derrochaba talento y elegancia. Con una narrativa refinada, su cadencia por la que el espectador podía deslizarse con calma, marcaría un sello personal que seguiría cultivando en sus posteriores trabajos.

Director de la también exquisita Mujeres en el parque (2006), protagonizada por una joven Barbara Lennie, el suyo es un estilo poco transitado en nuestro cine y que encontró su máxima expresión en Nubes de verano (2004), una historia que se envuelve en un universo cálido, de costa, mar y emociones a flor de piel. Fiel a su pasión por Rohmer, Vega imprime en este drama buena dosis de misterio, silencios y sutileza.

¿De qué va Nubes de verano?

La historia se sitúa en la Costa Brava. Es el cuarto año que Ana, Daniel y su hijo Manuel veranean allí, huyendo del sofocante calor de Madrid. La familia de Ana les deja durante un mes una preciosa masía cerca de la playa. Allí se encontrarán con Marta, una joven que trabaja en la única papelería del pueblo, en el que vive con su novio, Tomás, y su primo Robert, propietario de una tienda de antigüedades.

Ana y su marido se verán arrastrados con ellos en un juego de mentiras y verdades que va a cambiar sus vidas. Porque ese verano no va a ser como todos los demás. El feliz y rutinario matrimonio de Ana y Daniel va a sufrir una pequeña convulsión cuando entre en escena Robert y su empeño en seducir a Ana como sea.

Reminiscencias y solidez fílmica

Protagonizada por Roberto Enríquez y Natalia Millán, Nubes de verano es un despliegue de diálogos inteligentes en medio de una calma rodeada de escenarios naturales y luz ligera. No hay en esta historia grandes dramas, ni excesos sorprendentes, Vega ofrece ese gusto por ofrecer una mirada realista de la reacción humana.

Es obvia las influencias que extraer de Rohmer, pero la cinta no es un calco, porque en esta película hay pruebas más que suficientes del sello personal que imprime su director. Nubes de verano no es simplemente la película de un Rohmer "a la española", tiene cáracter y una solidez tan envidiable como desconocida.