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¿Qué misterios invisibles esconde el aire?

  • Descubrimos los secretos que esconde el océano gaseoso invisible que nos rodea, la atmósfera
  • La aerobiología analiza los microorganismos en suspensión que viajan por autopistas atmosféricas
  • El Cazador de Cerebros se emite los lunes a las 20:00 en La 2 | Puedes ver todos los programas en RTVE Play

Por
Pere Estupinyà, con Isabel Reche, catedrática de Ecología en la Universidad de Granada
¿De qué está compuesto el aire? ¿Cómo se generan las nubes y el viento? Pere Estupinyà investiga todos los secretos que esconde el aire.

La exploración vertical y el conocimiento del aire que rodea a nuestro planeta han ido ganando importancia desde que a finales del S. XVIII los hermanos Montgolfier llevasen a cabo el primer vuelo en globo aerostático. Y es que al despegarnos del suelo, como afirma el periodista Antonio Martínez Ron, alcanzamos un nuevo entendimiento y curiosidad sobre las cosas. Fue así como se empezó a estudiar y conocer qué es la atmósfera y qué supone en nuestras vidas.

El Cazador de Cerebros se eleva esta semana para conocer ese océano gaseoso invisible que nos rodea y que tantos secretos esconde. De qué está compuesto el aire, cómo se generan las nubes y el viento, o la gran cantidad de moléculas y organismos que arrastra consigo, son algunas de las respuestas que sobrevuelan en el aire.

Agua, polvo y microorganismos: los viajeros del aire

La pandemia del coronavirus nos ha acercado a todos el concepto de los aerosoles, las partículas en suspensión, tanto naturales como producidos por el ser humano. El aire está cargado de estos aerosoles, que pueden ser polvo, ceniza volcánica, contaminantes industriales, cristales de sal marina, polen, vapor de agua… El Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra de Andalucía (IISTA), recaba y analiza en diversos departamentos multitud de información sobre estos aerosoles, de manera que se puede llegar a conocer qué tipo de partículas lo componen, cómo cambian y qué efectos producen.

Estos aerosoles son como semillas de las nubes. La ciencia nos dice que las nubes se componen de vapor de agua y partículas en suspensión que actúan como superficie sobre la que se produce la condensación. Esta información está, seguramente, al alcance de todos. Lo que quizá no supieras es que en el aire se producen ríos atmosféricos: corrientes que pueden alcanzar miles de kilómetros y que trasladan el vapor de agua de un continente a otro. Y gracias a este concepto podemos entender, por ejemplo, que cada vez haya más lluvias torrenciales. Los procesos de deforestación y el calentamiento global están haciendo que se evapore más agua, lo que provoca que estos ríos vayan más cargados y den lugar a precipitaciones excesivamente abundantes.

Pero esas corrientes transportan también el polvo de los desiertos, lo que provoca fenómenos como la calima procedente del Sáhara. Esto no solo ensucia y provoca ciertos problemas, como hemos podido comprobar recientemente en la Península Ibérica y gran parte de Europa, sino que también tiene notables beneficios. Por ejemplo, haciendo que se transporten nutrientes por el aire hasta zonas tan remotas como el Amazonas, donde ejerce de fertilizante.

La aerobiología se dedica a analizar la inimaginable cantidad de microorganismos en suspensión que transitan por esta especie de autopistas atmosféricas, como virus, bacterias o protozoos. Según nos explica Isabel Reche, catedrática de Ecología en la Universidad de Granada, se ha podido comprobar que la deposición de virus puede alcanzar los 800 millones de virus por metro cuadrado y día, y hasta 20 millones de bacterias por metro cuadrado y día. Pero que no cunda el pánico, no son todos peligrosos. Al contrario, la mayor parte son virus bacteriófagos cuya acción libera nutrientes esenciales para los ciclos biogeoquímicos terrestres.