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Las carmelitas de Sakassou

Las carmelitas de Sakassou NOTICIA
Santiago Riesco / Pueblo de Dios

En el corazón de Costa de Marfil, unos kilómetros al norte de su capital, Yamousukro, se encuentra el Valle de Bandama. Una región eminentemente agrícola con una población que ronda el millón y medio de habitantes. La guerra civil del año 2002 dividió al país en dos mitades. El distrito de Sakassou (Sakasú), en esta zona rural de Bandama, quedó en manos de las fuerzas rebeldes. La comunidad de Carmelitas Misioneras vivió la guerra muy de cerca. Ellas atendían el único puesto de salud en kilómetros a la redonda. A pesar de las recomendaciones del Gobierno Español para que abandonaran el lugar, las religiosas se mantuvieron junto al pueblo. La guerra civil terminó el año 2007.

Buruli

Las heridas que hoy curan las religiosas son de otra guerra. La que libran cada día contra la úlcera de Buruli. Una enfermedad infecciosa de la piel muy poco conocida y endémica en esta región de Costa de Marfil. El 40 por ciento de los casos de úlcera de Buruli en todo el mundo, se dan aquí. La enfermedad comienza como un picor sin importancia y acaba con grandes heridas que afectan a la movilidad de brazos y piernas. Las Carmelitas Misioneras llegaron a Costa de Marfil en 1980 para trabajar en el hospital público de Sakassou (Sacasú). Cinco años después detectaron los primeros casos de úlcera de Buruli que nadie quería atender. Ellas se hicieron cargo y recibieron algunas ayudas de la Fundación española Fontilles para la erradicación de la lepra y otras enfermedades ligadas a la pobreza. A partir del año 2004 la colaboración con la Misión Católica en la atención sanitaria a estos enfermos de la lepra africana se centra en el diagnóstico y tratamiento de los casos que se detectan en los poblados. El proyecto ha conseguido crear una red sanitaria para la prevención de discapacidades y la detección de la enfermedad en las poblaciones rurales. La úlcera de Buruli afecta, sobre todo, a las personas más desfavorecidas que viven en el campo. El tratamiento es largo y muy costoso. Requiere, como mínimo, dos meses de antibiótico y, a menudo, intervenciones quirúrgicas y rehabilitación. Cada año se detectan alrededor de un centenar de nuevos casos en la región. Casi la mitad de los enfermos son menores de 15 años. Cada enfermo está, como mínimo, dos meses hospitalizado.

Anesvad

La ayuda económica de la ong española Anesvad ha sido fundamental para la construcción y el mantenimiento del hospital y todos sus servicios anexos. En la actualidad cuentan con 34 camas.

El último proyecto apoyado por esta organización cubre los gastos del hospital para atender a los enfermos de úlcera de Buruli durante los cuatro próximos años. Hablar de la lucha contra la úlcera de Buruli en Costa de Marfil es hablar de Anesvad.

Carmelitas descalzos

Dejamos Sakassou y ponemos rumbo al sur. En tres horas recorremos los 270 kilómetros que nos separan de la costa. Nuestro destino es un convento reconvertido en centro de salud.

Estamos en el barrio de Gonzagueville, muy cerca del aeropuerto de Abiyán. Aquí llegaron los carmelitas descalzos el año 2000. El lugar donde estaban las habitaciones de los frailes, el comedor y la biblioteca están ocupadas ahora por un ambulatorio. Desde el año 2002 un grupo de doce profesionales sanitarios vela por la salud de los más pobres. Dos médicos, dos enfermeras, un técnico de laboratorio, dos técnicos en ecografías y cinco auxiliares en prácticas forman la plantilla. El ambulatorio parroquial no es el único del barrio, pero sí el más económico y el que cuenta con más medios.

Abre todos los días menos el domingo, y el horario es de sol a sol. Literalmente. Desde las siete de la mañana, hasta las cinco de la tarde, ininterrumpidamente. No pueden abrir de noche porque los cortes de luz son constantes y necesitarían un grupo electrógeno para funcionar.

Ambulatorio parroquial

Aquí se atiende a todo el mundo. No importa la religión, tampoco si puede pagar, ni mucho menos el país de procedencia. En Gonzagueville la tasa de extranjeros está por encima de la media. Hay más inmigrantes que en cualquier país europeo. Diariamente pasan por esta consulta entre 25 y 30 personas. El acceso a los medicamentos esenciales y a una sanidad digna es uno de los derechos humanos básicos a menudo denegado para los habitantes de los países más pobres. La Organización Mundial de la Salud estima que entre el 25 y el 50% de la población del planeta está excluida del acceso seguro a los medicamentos. La farmacia del centro de salud parroquial es uno de los servicios más demandados en el barrio Aquí las medicinas tienen precios muy bajos para que nadie se quede sin el remedio que necesita. Nadie, ni siquiera los que no tienen para pagarlas.