"La vida ni empieza ni termina en el Congreso"

• La diputada del PP ya estuvo en la primera Cámara en 1977. Fue la primera mujer en ocupar el cargo de ministra después de la dictadura
• Los nietos, los libros, la música y el chocolate, algunas de sus debilidades

Nos recibe en su pequeño despacho del Congreso de los Diputados, donde Soledad Becerril hace vida de lunes a viernes. Aquí trabaja; aquí da clases de alemán; aquí pasa tanto tiempo que para sentirse más en casa lo ha decorado con fotos de sus nietos como si fuera su hogar. Es familiar, intenta comer en casa y sus pequeños (sus nietos) son los que le dan la batalla los fines de semana.

Madrileña de nacimiento, sevillana de adopción

Nació en la capital, aunque desde joven ha vivido en Sevilla, ciudad de la que fue alcaldesa y por la que sigue paseando siempre que puede. Lo hace con cierta 'deformación profesional', observando el mobiliario urbano y los árboles, y todos los posibles fallos que la ciudad tenga y puedan ser corregidos.

Aunando su pasión por la capital andaluza y la que le une a los libros, va trazando su biblioteca personal especializada en la ciudad. Arte, arquitectura, historia... Tiene entre 200 y 300 libros.

Larga trayectoria política

Dice que la vida "no empieza ni acaba en el Congreso", pero ella ha invertido aquí mucho tiempo. Estuvo en la primera cámara democrática y recuerda todo lo que fueron capaces de hacer en la Transición. Aquí compareció como primera ministra de la democracia, en tiempos de Adolfo Suárez, y aquí ha hecho algunas amigas con los años.

Nos despedimos. Nosotros ya en el tú, ella aún en el usted. No es fácil sacar a Soledad Becerril de la disciplina en la que fue educada.