Desempleo y vigilancia, ¿los robots vienen a ayudarnos o erradicarnos?
- El uso de la Inteligencia Artificial para monitorizar a los ciudadanos plantea la necesidad de límites éticos
- ¿Seremos la primera generación con renta básica en vez de salario?
El papel de los robots y la Inteligencia Artificial en la actualidad tiene cada día más protagonismo. Alcanzan (o hay previsiones de ello) todas las esferas de la sociedad y el sistema, y sin duda han llegado para cambiarlo todo. Ideas y proyectos mediante estas herramientas nacen cada día, cada cual más sorprendente, polémico e innovador.
Uno de los asuntos más temidos respecto a los robots es la destrucción masiva de empleos que podrían precipitar. Ya existen considerables casos de fábricas donde un gran número de trabajadores han perdido el empleo para ser sustituidos por robots. Pero esta situación que crea paro y pobreza puede ser conducida hacia un objetivo ambicioso y transformador, o así lo han propuesto muchos economistas mediante la idea de la renta básica. Los robots ofrecen la posibilidad de eliminar los oficios más monótonos y repetitivos, más duros para el ser humano. Sin embargo, sí es posible y necesario mantener otros sectores más enriquecedores donde es imprescindible la presencia o compañía humana, como el profesorado, la enfermería o el sector cultural y artístico.
Para cubrir a las capas sociales más desprotegidas por la robotización intervendría la renta básica universal o incondicional, un ingreso mínimo que el Estado garantiza a todos los ciudadanos, independientemente de su situación económica. Hay estudios donde se plantea el pago de un impuesto por robot, cobrando a las empresas por cada robot igual que se haría con un trabajador normal y contribuyendo a financiar la renta básica. Así, los beneficios que los robots producen se distribuyen entre los humanos. Hace escasos años en la portada del diario catalán ARA el economista Santiago Niño Becerra sugería una fórmula para alcanzar la paz social: "Renta básica, marihuana legal y ocio gratuito". La renta básica se ha implementado a nivel experimental en países como Finlandia, donde se asignó una renta básica a 2.000 personas desempleadas durante dos años. Pese a que esta iniciativa no les ayudó a encontrar trabajo, los participantes sí reconocieron sentirse más felices, menos estresados y con menos problemas de salud.
"Se plantea cobrar a las empresas un impuesto por robot y que los beneficios que estos producen se distribuyan entre los humanos"
En nuestra época la prostitución y la soledad son dos cuestiones que también están a la orden del día. Los robots sexuales han sido ideados e impulsados por varias empresas y propuestos por algunos expertos como una de las soluciones de futuro para erradicar la prostitución. No hablamos de juguetes sexuales al uso, sino de robots que imitan el comportamiento sexual humano. Se han registrado, en situación de vacío legal, los primeros prostíbulos de robots sexuales en lugares como Texas o Canadá. Algunos expertos calculan que, transcurridos unos treinta años cerca de 2050, esta utilización habitual de los robots sexuales podría suponer la estocada definitiva a la existencia de la prostitución humana, y aseguran que estamos entrando en una revolución sexual sintética.
En Hong Kong, la compañía Hanson Robotics diseñó un robot humanoide llamado "Sophia" que se adapta a la conversación, gestualidad y puede calcar el comportamiento humano, habiendo sido entrevistada alrededor del mundo e incluso convirtiéndose en el primer robot con nacionalidad, la saudí. Incluso se ha pensado en emplear la compañía robótica para paliar la soledad, que es la epidemia invisible de nuestros días, principalmente en las sociedades más envejecidas. Es el modelo hacia el que sin duda caminamos, a pesar de que quizás algunos de estos avances dicen más de posibles fracasos como sociedad, o de nuestros puntos débiles, que de éxitos en innovación tecnológica.
Una de las polémicas mediáticas más recientes a este respecto la protagonizó el último anuncio de Cruzcampo, donde la Inteligencia Artificial se había empleado mediante la técnica "deepfake", resucitando a la artista Lola Flores para que pronunciara un discurso promocionando esta marca de cerveza. A pesar de ser un anuncio que emocionó a muchos por su sensación de autenticidad, también generó una discusión acerca de si es ético ‘resucitar’ a personas con fines publicitarios. La app "Deep Nostalgia", que da vida a imágenes antiguas de familiares fallecidos o personajes históricos, ha sido también parte de la polémica.
Otra de las cuestiones más denunciadas es la utilización de estos nuevos medios para aumentar el control social. La vigilancia masiva mediante Inteligencia Artificial ya se utiliza en casi la mitad de países del mundo. Son por lo menos 75 los países que se están sirviendo de la Inteligencia Artificial con el fin de monitorizar y vigilar a sus ciudadanos. El control policial de estas nuevas fórmulas de videovigilancia se ajusta en ocasiones a la legalidad vigente, pero en muchas otras violan los derechos humanos. Se ha citado más frecuentemente a China, aunque por ejemplo los Estados Unidos también implementan ahora mismo algunos de estos sistemas, como el algoritmo "Compas" en el ámbito judicial, que se ha visto cuestionado por llevar incorporados sesgos racistas sobre los presos.
"La vigilancia masiva mediante Inteligencia Artificial ya se utiliza en casi la mitad de países del mundo"
Además, la Inteligencia Artificial ya tiene un papel esperanzador en el sector médico, logrando detectar cánceres o enfermedades inadvertibles para el ojo humano, y previniendo complicaciones o posibles errores médicos. En muchos cánceres, como el de mama, ya se está demostrando la capacidad de prevención con hasta más de cinco años de antelación. También se ha probado la capacidad de detección temprana del alzheimer. Incluso hay modelos que podrían detectar sólo por la voz si tenemos coronavirus o no.
Son incontables los nuevos frentes que abren las innovaciones fruto de la robotización y la IA. La relevancia de este sector es creciente y numerosos gobiernos europeos ya lo tienen muy en consideración. El Gobierno de España ya cuenta con una Secretaría de Digitalización e Inteligencia Artificial, y se están creando en el interior de los propios gobiernos oficinas destinadas al uso ético de la Inteligencia Artificial. Parece claro que será imprescindible trazar estos nuevos límites éticos que nos protejan de los usos que infrinjan derechos humanos o sean más nocivos, pero también impulsar las ideas que vayan en la dirección de incrementar el bienestar social. Nos jugamos en ello una parte irrenunciable del futuro.
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David Ortiz (Valencia, 2001) es estudiante de Antropología en la UCM y miembro del espacio de comunicación política El Observatorio.