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A debate: ¿Los memes son arte? ¿Forman parte de la cultura?

  • Ricardo Cavolo defiende que deben considerarse parte de la cultura de nuestra sociedad
  • OK Playz, de lunes a jueves a las 18:58h
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A debate: ¿Los memes son arte? ¿Forman parte de la cultura?
A debate: ¿Los memes son arte? ¿Forman parte de la cultura?

Llevamos años acostumbrados a los memes. Sí, esas imágenes que están 24h circulando por las redes sociales satirizando alguna situación (política, económica, social, familiar, amorosa, etc.). Pero, ¿alguna vez nos hemos planteado si forman una corriente artística o si son un fiel reflejo de la cultura en la que estamos inmersos? Muchos de ellos nacieron como burla a diversas realidades. Pero para otorgarles la categoría de humor, es necesario tener en cuenta el ambiente, el comportamiento y los procesos psicológicos de cada persona. ¡Y ahí radica su diferencia!

Aunque sea un concepto extendido, no todos defienden su ideal de diversión. El objetivo es el de entretener a todo aquel que se topa con uno, pero los memes llegan a reflejar todo tipo de sentimientos de la sociedad que los consume. "Hay algo que me gusta defender: hablar de las emociones. Hay muchos aspectos de nuestra vida donde no hablamos de ellas. Los memes se meten en ese mundo y las usan todas. Es como que no da vergüenza", afirma el ilustrador y colaborador de OK Playz Ricardo Cavolo. De hecho, defiende que los memes "siempre generan algo" y que funcionan especialmente bien con el tema de la risa. Sin embargo, ese es precisamente uno de los indicadores por los que muchos niegan que un meme deba considerarse cultura: "Se le suele quitar la capa del arte, porque el arte se supone que no nos puede hacer reír".

OK Playz - Ricardo Cavolo y la importancia cultural de los memes

Viral, reutilizable y reflejo de la sociedad

La idea que defienden los principales detractores del meme como cultura es sencilla: nadie se acuerda de un meme de hace diez años. Pero quizás ahí radique su particularidad. "Puede que esta corriente artística no tenga por qué perdurar a lo largo de los siglos, sino que realente dice mucho de nosotros: consumimos al momento", mantiene Cavolo. Ejemplo de ello son los que han surgido a lo largo de la cuarentena. Unas imágenes que no servirán cuando todo este proceso acabe y volvamos a la normalidad.

Y es que aunque su éxito radique en la espontaneidad de su consumo, lo cierto es que sufre su propio proceso vital: nace, muta, se viraliza, se adapta, muere y... ¡sorpresa! También puede resucitar. "Lo mejor que tiene es que lo puedes recuperar. Y hacerlo en un momento político o social determinante puede que tenga más impacto que cuando se sacó inicialmente", afirma el ilustrador. Así lo demuestran los cientos de memes que día a día resurgen entre sus cenizas para volver a colarse entre las tendencias en redes sociales. Porque si una imagen es buena, no hay momento cultural en el que no se pueda rescatar.

Maleables y susceptibles a ser adaptados

Pueden gustarte o no, pero considerar los memes como una pequeña parte de la cultura no es algo descabellado. Ricardo Cavolo aporta un paralelismo con el lenguaje, donde defiende que al igual que el idioma es maleable, los memes también lo son. "Tenemos muy clara la autoría de Las Meninas, pero no la de los memes. Sin embargo, es muy importante que estén ahí para que los podamos utilizar, reinventar y alterar completamente. Nadie pensaba que podía hacer eso con Las Meninas, pero los memes son algo orgánico y de internet que nadie se imaginaba que iba a poder modificar de esta manera".

¿Puede que un meme solo sirva para entretenernos puntualmente? Quizás. De hecho, es una de las funciones por las que nacieron. Pero otro de sus cometidos es el de mantenernos conectado al tiempo en el que vivimos. Es decir, podemos considerarlos tanto contenedores de una información como herramientas que nos sirven para entender nuestro paso por una época determinada.

Al igual que un indicador de temperatura, los memes son una parte de la cultura contemporánea en la que podemos ver cómo evolucionan, cambian y quedan en el olvido. Un proceso a través del cual, si sigue el ritmo que mantiene en la actualidad, solo nos deja algo claro: son un fiel reflejo del consumo digital de toda una generación.