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Perseidas 2025: la lluvia de estrellas más famosa llega acompañada de una luna que le robará protagonismo

  • Alcanzarán su punto álgido en la noche del 12 al 13 de agosto, aunque el impacto lumínico interferirá en el espectáculo
  • El mejor momento para observarlas será justo después del ocaso, antes de que asome el satélite
Calendario astronómico verano 2024.
Las Perseidas son el fenómeno astronómico veraniego por excelencia. GETTY IMAGES

Aunque este año las condiciones no serán especialmente propicias para observar las perseidas, la lluvia de meteoros más esperada del verano sigue siendo uno de los eventos señalados del calendario astronómico, y permitirá contemplar un alto número de estrellas fugaces. Las perseidas comenzaron a mediados de julio y se prolongarán hasta finales de agosto, pero alcanzarán su punto álgido en la madrugada del 12 y el 13 de agosto. Desafortunadamente, la luna acabará de pasar su fase llena, por lo que el impacto lumínico en el cielo deslucirá el espectáculo.

Tal y como informa el Instituto Geográfico Nacional, en esta ocasión el máximo se producirá el día 12 de agosto hacia las 22.00, hora peninsular española. El mejor momento para observar las estrellas fugaces será justo después del ocaso, antes de que salga la luna, o mientras se encuentre muy baja en el cielo. Sin embargo, este fenómeno suele presentar picos de actividad fuera del máximo, por lo que en las noches anteriores y posteriores al 12 de agosto también podrían apreciarse.

La lluvia de perseidas es en realidad de meteoros (comúnmente llamados "estrellas fugaces"), que comienzan habitualmente a verse hacia el 17 de julio y terminan aproximadamente el 24 de agosto. También recibe el nombre de "lágrimas de San Lorenzo" por la cercanía de su máximo con el 10 de agosto, día de la festividad del mártir del mismo nombre.

Las perseidas son visibles desde todo el hemisferio norte. Las velocidades de estos meteoros pueden superar los 50 kilómetros por segundo y su tasa de actividad puede llegar a los 200 meteoros por hora, aunque lo habitual en condiciones óptimas es observar entre 80 y 100, que es lo esperado este año, según estimaciones del Planetario de Madrid. Su alta actividad, junto con las condiciones atmosféricas favorables propiciadas por el verano, hace que esta lluvia de meteoros sea la más popular y la más fácilmente observable de las que tienen lugar a lo largo del año.

¿Cómo ver las perseidas?

El lugar de observación puede ser cualquiera con tal de que proporcione un cielo oscuro. Es preferible contemplarlas desde un lugar que tenga pocos obstáculos para la vista (como edificios, árboles o montañas), y no utilizar instrumentos ópticos que limiten el campo de visión. Aunque las perseidas parecen venir de la constelación de Perseo (de ahí su nombre), se pueden ver en cualquier parte del cielo. Conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la luna.

Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad. Es importante recordar que nuestros ojos tardarán unos 30 minutos en adaptarse a la oscuridad, por lo que también es recomendable no usar el móvil para evitar que el brillo del teléfono afecte negativamente a la visión.

El número de meteoros observables por hora es muy variable. En un sitio oscuro y con el radiante alto sobre el horizonte puede superar el centenar. Sin embargo, la intensidad puede cambiar muy rápidamente según varía la densidad de fragmentos en la estela del cometa, lo que hace que las predicciones sean poco fiables.

Restos del cometa Swift-Tuttle

Aunque comúnmente se llamen "estrellas fugaces", las perseidas son restos del cometa Swift-Tuttle, que viaja alrededor del sol en una órbita de 133 años de duración. El cometa en sí fue visible por última vez desde la Tierra en 1992, y no volverá a pasar hasta 2125.

La lluvia de meteoros se produce cuando la Tierra atraviesa la estela de hielo, polvo y rocas que este cometa deja a su paso. Durante este encuentro las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.