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La corriente del Golfo se debilita, ¿qué consecuencias puede tener para Europa y España?

  • El flujo de este gigantesco río de aguas cálidas que atraviesa el Atlántico se ha ralentizado un 4%
  • Este hecho añade aún más incertidumbre a un futuro marcado por las consecuencias del cambio climático

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La corriente del Golfo se debilita y así afecta a España y Europa
La corriente del Golfo es una corriente oceánica cálida del Atlántico que debe su nombre a que se origina en el golfo de México.

El flujo de agua transportada por la corriente del Golfo a través del estrecho de Florida se ha ralentizado un 4% en las últimas cuatro décadas, según un estudio publicado en Geophysical Research Letters. Esta corriente oceánica desempeña un papel crucial no solo en el clima del Atlántico norte y de Europa occidental, sino también a escala global, por lo que su debilitamiento podría tener importantes implicaciones que añadirían aún más interrogantes a un futuro marcado por el cambio climático.

"Esta es la evidencia más fuerte y definitiva que tenemos del debilitamiento de esta corriente oceánica de importancia climática", asegura Chris Piecuch, investigador de la Institución Oceanográfica Woods Hole y autor principal del artículo, que no concluye si el debilitamiento se debe al propio cambio climático o a factores naturales, por lo que indica que futuros estudios deberían intentar identificar cuál es la principal causa.

La corriente del Golfo afecta a numerosas condiciones meteorológicas y climáticas, incluidos la temperatura del aire y las precipitaciones en Europa, el nivel del mar a lo largo de la costa sureste de Estados Unidos y la actividad de huracanes en el Atlántico norte. El clima de Europa occidental, donde se encuentra España, depende en gran medida de este gigantesco río de aguas cálidas -llega a tener hasta 1.000 kilómetros de ancho- que nace en el golfo de México, cruza el océano y se disemina por la costa occidental de Europa hasta alcanzar latitudes árticas, convertido primero en la conocida como corriente del Atlántico Norte, y después en la corriente de Noruega.

"Como está en contacto con el aire, la corriente del Golfo aporta masas de aire relativamente cálido y húmedo, que atempera el propio clima, y hace que no sea tan extremo, sobre todo en invierno. Si no existiese esta corriente, las masas de aire polar camparían a sus anchas y estarían siempre rondando nuestro país, por lo que en invierno tendríamos olas de frío del estilo a las que suelen azotar la costa este de Estados Unidos y Canadá", explica a RTVE.es el meteorólogo José Miguel Viñas.

Debilitamiento de la AMOC

La corriente del Golfo forma parte de un sistema mucho mayor, conocido como "circulación de vuelco meridional del Atlántico" (AMOC, por sus siglas en inglés), que está compuesto por corrientes superficiales y profundas -la del Golfo es superficial-. En la actualidad, existe un gran consenso científico en que, a medida que el cambio climático se intensifica, la AMOC se debilita. Algunos trabajos apuntan incluso a un colapso más o menos inminente de todo el sistema.

Un estudio, publicado en Nature el pasado mes de julio, concluye que el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero podría provocar una posible paralización mucho antes de lo que calculaba el peor de los escenarios del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), el principal grupo de expertos a nivel internacional en esta materia. Sus estimaciones apuntan a que el colapso podría producirse a partir de 2025, y probablemente hacia mitad de siglo, dando lugar a cambios trascendentales en el clima de la Tierra.

Aunque los expertos climáticos valoran con escepticismo esta posibilidad, sí que parece claro cuál es el principal proceso que estaría detrás de la ralentización de las corrientes oceánicas en el Atlántico. "Probablemente, el propio calentamiento global esté induciendo ese cambio en la corriente del Golfo. Esta hipótesis parte del hecho de que se está produciendo un deshielo importante en el Ártico, principalmente en Groenlandia, que está haciendo que haya cada vez más aportaciones de agua dulce a esa zona del Atlántico Norte donde se pone en marcha el circuito de corrientes global del que forma parte la corriente del Golfo", señala José Miguel Viñas, quien también es consultor de la Organización Meteorológica Mundial.

Por su parte, el director del departamento de Ciencias de la Tierra del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona, Francisco Doblas-Reyes, declara a RTVE.es que "aunque no hay consenso sobre el efecto que pueda tener el cambio climático sobre esta corriente, las proyecciones sí que nos dicen que de aquí a final de siglo, dependiendo de la trayectoria de emisiones que sigamos, hay una probabilidad alta de que se reduzca la intensidad de la circulación en el Atlántico norte. No ya solo en el estrecho de Florida, sino en todo el Atlántico norte, desde latitudes subtropicales hasta latitudes subpolares. Es decir, de todo el esquema de circulación, no únicamente de la corriente del Golfo".

Efecto atemperador en Europa

La corriente del Golfo cumple un papel muy importante en el clima, ya que transporta calor, y ese calor se transmite al aire, lo que produce un efecto atemperador y hace que los inviernos en la fachada atlántica de Europa sean más suaves. La disminución de la circulación oceánica desde el Caribe aportaría menos calor a Europa occidental, algo que podría ser percibido como un efecto beneficioso, especialmente si se tiene en cuenta el contexto de calentamiento global en el que nos encontramos. Sin embargo, los expertos desechan tajantemente esta idea. "Se puede pensar que eso es bueno, pero el problema es que se trata de un proceso fuera de control y no se sabe hasta qué punto el calentamiento global puede hacer que esa deceleración sea mucho mayor de lo que pudiese ser beneficioso para Europa", avisa Doblas-Reyes.

"Lo que es realmente importante y la incógnita que tenemos en nuestras manos es cuál sería la combinación entre este proceso de reducción de transferencia de calor del sur al norte con el calentamiento global debido a la acción humana", valora este científico, que también es profesor de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA).

En este sentido, el meteorólogo José Miguel Viñas recalca que "todavía no se conoce en profundidad ese comportamiento de las corrientes acoplado al propio comportamiento de la atmósfera". "Por supuesto que hay hipótesis, y se ha llegado a decir que si se interrumpe la corriente del Golfo, Europa entraría en una mini glaciación, pero es solo una hipótesis, ningún modelo matemático de clima lo indica", deja claro.

"Este proceso que está empezando a detectarse introduce una incertidumbre más en el comportamiento futuro del clima. Los científicos nos referimos a este tipo de cosas como tipping points, o puntos de no retorno, y lo que está pasando con la AMOC es un tipping point, porque sabemos que puede tener una repercusión muy importante en el clima del futuro si sigue evolucionando como lo está empezando a hacer", advierte.