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Día Mundial de la Prevención del Suicidio

Acompañamiento y más recursos, claves en la prevención del suicidio: "Atender a tiempo salva vidas"

  • Una media de once personas se quitan la vida en España cada día
  • El 024 es el teléfono de atención a la conducta suicida, es gratuito y confidencial

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Dos personas se dan la mano.
Dos personas se dan la mano.

Hablar de la muerte puede salvar vidas. También cuando se trata de conductas suicidas, la primera causa de fallecimiento no natural en España. Roto el tabú, queda ahora la acción. Familiares y expertos denuncian que la atención contra el suicidio, que causa una media de once muertes al día en España, aún está a la cola de la prevención y recursos.

“Los planes de prevención no llegan y atender a tiempo a las personas puede salvar vidas", defiende a RTVE.es el presidente de la plataforma Stop Suicidios, Román Reyes, con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que este domingo sale a las calles para reivindicar protocolos de actuación, más sensibilización y recursos en la sanidad pública.

Se calcula que 4.003 personas se suicidaron en 2021, una cifra que ha ido en aumento en los últimos años, según el Instituto Nacional de Estadísticas, y que ya duplica las provocadas por los accidentes de tráfico. “Hay que dejar de dar la espalda a este problema. Hay meses de espera en la seguridad social para conseguir que te atienda un profesional y en el ámbito privado las consultas superan los 50-80 euros. La salud mental no puede ser un lujo”, señala Reyes sobre los psicólogos en la sanidad pública, que apenas alcanzan los seis por cada 100.000 habitantes en España, tres veces menos que la media europea.

Estos no son los únicos “deberes pendientes” que hay frente a esta situación. “Hay que hablar más, acompañar y desmitificar”, enumera con decisión, Nerea Pérez, psicóloga coordinadora del Grupo de Intervención en Emergencias y Catástrofes (GIPEC) y miembro del Colegio de Psicología de Bizkaia. “Es muy importante estar alerta ante posibles señales y por eso es importante también la sensibilización de personal de diferentes sectores (médicos, policías, educadores, cuidadores, servicios sociales…) y de los familiares”, añade.

“Debe ser una acción combinada”, coincide el presidente de la Confederación de Salud Mental de España, Nel González, que hace hincapié en aumentar también “la conducta solidaria de la sociedad” contra el suicidio, una “realidad que existe” y que “puede afectarnos a cualquiera”.

Un plan nacional de prevención que no llega

La lucha por la salud mental lleva muchos años en pie por parte de asociaciones, familiares y afectados, pero ha ido adquiriendo cada vez más visibilidad tras la pandemia y la denuncia por parte de deportistas y personalidades públicas.

Esto se ha traducido en una mayor atención a aspectos como el suicidio - también por parte de los medios de comunicación que hasta ahora apenas trataban los casos ‘por el temor al efecto contagio’ - y en la puesta en marcha de medidas como el 024, un número de atención de conductas suicidas, tanto para afectados como familiares, de carácter gratuito y confidencial; o el Plan de Acción de Salud Mental (2022-2024) de Ministerio de Sanidad.

“Son pasos importantes, pero se debe ir más allá”, pide Reyes, que reivindica un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, integral y a largo plazo, que se pueda implantar “de manera igualitaria” en las comunidades autónomas, dotando así a la sanidad pública de protocolos de actuación y más recursos.

“El plan ha sido incluido en las campañas de diversos partidos políticos, pero sigue en el aire. Debería haber un gran pacto de Estado porque esto toca seas del partido que seas”, denuncia el impulsor de Stop Suicidios, que ha recogido ya 430.000 firmas en change.org para ello y que esperan poder reunirse con el próximo ministro de Sanidad, aunque temen que todo siga paralizado debido al actual bloqueo político.

Como medida de apoyo, Reyes también apuesta por campañas de concienciación como las de la DGT y la violencia de género para prevenir los suicidios, ya que generan más muertes y “también es un problema social” que implica a todas las edades.

La mayor franja: hombres, entre 40 y 69 años

Entre los afectados, la gran mayoría (tres de cada cuatro) son hombres y la mitad de los fallecidos tenía entre 40 y 69 años. A este grupo de edad le siguen los mayores de 69 (25%) y los jóvenes adultos entre 15 y 39 (18,2%). “En las etapas altas de la vida, muchas veces puede ir asociado a la soledad no deseada, depresión, sensación de inutilidad, etc. Hay que hacer una reflexión muy profunda como sociedad y tal vez dar un giro a los valores”, apunta Nel González.

Otra cifra que preocupa es la de los adolescentes (menores de 15 años), que registraron 22 fallecimientos por suicidio en 2021, siendo hasta ahora el mayor número de muertes por esta causa en dicha franja de edad. “Se necesita más educación emocional en los colegios. Las cifras son bastantes graves y hay que mostrarles a los niños/niñas que sí hay salida y que pueden ser comprendidos por su entorno”, considera Reyes.

Detectar las señales de alarma es esencial para prevenir los casos de suicidio. Respecto a ello, Nerea Pérez distingue entre los que tienen asociada una enfermedad, ya sea depresión, estrés postraumático, etc. y los que no, pero “que viven situaciones de malestar y que no tienen herramientas emocionales o estrategias para afrontarlo”, desencadenando un “dolor insoportable” que les lleva a buscar esta salida.

“Hay muchos factores. Las personas que tienen mayor probabilidad de padecer conductas suicidas no siempre tienen una enfermedad, pero sufren un dolor emocional intenso y pueden venir dando señales desde hace mucho tiempo: no duermen o no se alimentan bien, tienen comportamiento autolíticos (lesiones, cortes, etc.)”, explica la psicóloga, aunque pide precaución y analizar cada caso, así como la necesidad o no de medicalización del paciente.

Derribar mitos y naturalizar la atención psicológica

Los expertos también piden derribar estereotipos y mitos para ayudar a mejorar la prevención. “Se ha dicho que las personas que se van a suicidar no hablan de ello, pero esto no es siempre así. Hay que evaluar el contexto y características de las posibles personas afectadas y eso requiere seguimiento”, afirma Nel González, que también insta a “erradicar urgentemente” de nuestro imaginario colectivo que las personas que acaban con su vida son “valientes” o “cobardes”. “Nunca hay que banalizar, bromear ni frivolizar si alguien te comunica sus intenciones. Hay que respetar a las personas”, explica.

Nerea Pérez recomienda, asimismo, evitar comentarios “mal entendidos como positivos” para aquellos que sufren tendencias suicidas. "Decirles 'pon de tu parte' o 'tú puedes’ no siempre ayuda, aunque la intención sea buena. Muchas veces se dicen porque a nosotros mismos no nos han enseñado a qué decir o cómo actuar en estos casos, pero puede hacer que la persona afectada se sienta incomprendida porque realmente siente que no puede”, advierte.

“A veces solo necesitan que alguien se siente a su lado, hablar, que les escuchen o que les acompañen, que vean que su problema importa. El modo depende de la persona, pero el apoyo, el no sentirse solo en esa situación, es esencial en las primeras fases y todos podemos ser parte de la solución”, agrega. “A partir de ahí, habría que tratar la fase psicológica y empezar a trabajar con la persona en las herramientas emocionales necesarias”, apunta.

“Necesitamos concienciación y hablarlo bien alto. Que no haya ningún tipo de vergüenza y naturalizar que, si te rompes una pierna, vas al traumatólogo y que, si tienes problemas de salud mental, vas al psicólogo”, asevera Román Reyes. “Hay mucha gente dispuesta a ayudar y no estáis solos/as”, dice, por su parte, Nel González a las personas que puedan sentirse afectadas por esta situación.