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Objetivo Igualdad

Hombres por la Igualdad: "Es una cuestión de derechos humanos, de justicia, de democracia"

  • En su programa 100, Objetivo Igualdad vuelve a fijarse en el papel de los hombres en el feminismo
  • En los últimos años se han extendido las asociaciones de hombres igualitarios como AHIGE
  • Objetivo Igualdad, domingo 14,25h en Canal 24 horas y después en RTVEplay

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Reunión de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE)
Reunión de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE)

En los últimos años, y sobre todo tras las masivas manifestaciones del 8M de 2018, se está replanteando el papel de los hombres respecto al feminismo.

Dos corrientes avanzan en paralelo. Por un lado, crece el movimiento de hombres por la igualdad y aumenta la conciencia de la implicación masculina en la lucha contra las violencias machistas o en el avance de la corresponsabilidad.

Por otro lado, también se hace más visible la reacción de muchos hombres que se sienten atacados por los avances del feminismo e incluso llegan a negar la violencia de género.

El papel de los hombres en la búsqueda de la igualdad

¿Qué papel tienen los hombres en la lucha por la igualdad?

El programa Objetivo Igualdad ha hablado con varios representantes del movimiento de hombres igualitarios y les ha preguntado por qué sería importante que ellos trabajen por la igualdad. Todos coinciden en que el feminismo no va contra los hombres.

"Yo entiendo el feminismo como un proyecto político, como una propuesta alternativa de civilización en la que al fin superemos la cultura machista y las estructuras patriarcales. Como tal proyecto, entiendo que los hombres podemos ser partícipes de él. Deberíamos serlo. Es una cuestión de derechos humanos, de justicia, de democracia. Cuestión distinta es quiénes deben liderar esos procesos, quiénes deben tener la voz protagonista... Sin duda, las mujeres. Pero como hombres claro que podemos, debemos, implicarnos en la lucha por hacer efectivo ese horizonte y hacerlo desde la praxis diaria, en lo personal y en lo colectivo", afirma Octavio Salazar, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba.

Los hombres debemos participar en el movimiento pero las mujeres deben tener la voz protagonista

Miguel Lorente Acosta, profesor de medicina legal de la Universidad de Granada, apunta: "Sigue siendo una lucha de las mujeres a la que nos debemos unir los hombres. Yo creo que es importante destacar que es una "lucha de mujeres", no porque suponga una exclusión de los hombres, sino porque si no fuera una lucha de ellas no sería revolucionaria y transformadora... También es importante hacer ver que los hombres tenemos una responsabilidad y un compromiso con la Igualdad. Tanto por ser responsables materiales e ideológicos de la realidad que se debe transformar, como por ser parte de la necesaria transformación social que se debe lograr, puesto que también será beneficiosa para los hombres vivir en una sociedad más justa, más igualitaria y más armónica con los derechos humanos".

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El movimiento de hombres por la igualdad

En la historia encontramos nombres masculinos que han luchado por los derechos de las mujeres, desde Condorcet en la Revolución Francesa hasta John Stuart Mill en la lucha por el voto femenino en Inglaterra o las iniciativas de Fernando de Castro para la formación y el trabajo de las mujeres en la España del s.XIX. En las últimas décadas, esa postura ha ensanchado su base social, se ha extendido e incluso ha llenado las calles en manifestaciones contra la violencia de género.

Uno de los pioneros de ese movimiento, Hilario Sáez, recuerda que fueron unas palabras del premio Nobel José Saramago recordando la responsabilidad de los hombres respecto a la violencia sobre las mujeres las que les impulsaron a dar un paso adelante y convocar la primera manifestación contra la violencia de género en 2006: "Cuando convocamos aquello fue muy emocionante y de las 600 personas que estábamos ahí, la sensación era de que estaba pasando algo notable, nuevo. Algunos eran viejos militantes que me comentaban que esto era histórico. Tengo que decir con cierto orgullo que la manifestación que hicimos en Sevilla diez años después fue igual de numerosa que cualquier manifestación feminista que se hubiera dado hasta 2018".

Desde entonces, el 21 de octubre se marca en el calendario como el día en que los hombres visibilizan su compromiso contra la violencia de género.

La primera manifestación contra la violencia de género fue muy emocionante

También en torno a 2000 nació en Málaga la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE). Su vicepresidente, Santiago Fernández, recuerda que el punto de partida fue un grupo de hombres que se preguntaban por los modelos tradicionales de masculinidad, el modo como se enfrentaban a las relaciones de pareja o familiares o su actitud frente a la sexualidad.

"Nos dimos cuenta de que si queríamos hablar de encontrar nuevos valores y referentes de masculinidad que estén basados en la libertad y la igualdad entre las personas, no podíamos dejar de hablar de patriarcado, de injusticia, de dominación, de poder, de competitividad, de violencia…"

AHIGE nació para ser la organización que conectara estas reflexiones personales con el conjunto de la sociedad. Es la mayor y más extensa, aunque ya existen otras muchas asociaciones de hombres por la igualdad diferentes o de ámbito territorial.

Hilario Sáez, Foro Hombres por la Igualdad: "Hay que unir a los hombres contra la violencia machista"

Hombres frente a la violencia machista

El médico forense Miguel Lorente Acosta fue delegado del gobierno para la Violencia de Género entre 2008 y 2011. Es tajante al afirmar: "Los hombres somos parte activa de todo el contexto que da lugar a las diferentes expresiones de la violencia de género y nos beneficiamos de la defensa del orden establecido que muchos hombres hacen a través de la violencia, aunque no la ejerzamos en nuestra relaciones y entornos. No hay neutralidad y si los hombres no nos implicamos para erradicar las violencias, desde nuestra pasividad y distancia estamos actuando para que continúen con toda la cohorte de justificaciones y explicaciones que la cultura ha levantado sobre mitos y estereotipos".

Si no nos implicamos para erradicar las violencias, estamos actuando para que continúen

Precisamente, el lema más famoso de AHIGE en sus manifestaciones contra la violencia machista es "El silencio nos hace cómplices". "Siempre ha habido un sector de hombres contra la igualdad de género, padres enfadados, hombres activamente implicados de forma personal en negar la violencia sobre las mujeres, en actuar como víctimas. La diferencia ahora es que ese discurso se ha institucionalizado y se utiliza como un arma de poder y se ha unido a la idea reaccionaria de que el cambio se construye contra los hombres", reflexiona Hilario Sáez.

El negacionismo hace que las víctimas tengan más difícil enfrentarse a la violencia

El negacionismo, según Miguel Lorente, busca ocultar el origen sociocultural de la violencia machista: "En el origen está ese control y sometimiento de las mujeres, que los hombres puedan recurrir directamente a la violencia para corregir o castigar a las mujeres cuando ellos decidan que no se han ajustado a sus roles, tiempos o espacios", afirma.

Añade que también se oculta y niega al agresor, que ya no es potencialmente un hombre "normal", sino un hombre que agrede puntualmente bajo los efectos del alcohol, las drogas o un trastorno mental. Todos coinciden en que el negacionismo hace que las víctimas tengan más difícil enfrentarse a la violencia, porque dejan de confiar en el sistema y vuelven a sentir que nadie las va a creer, que las van a acusar de denuncia falsa. Al mismo tiempo, los agresores se sentirán más protegidos y comprendidos.

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Avances y retrocesos

Hay aspectos en los que se ha producido un indudable avance, como es el de la corresponsabilidad. Para Santiago Fernández, es el propio sistema el que hace casi imprescindible para cualquier familia que ambos miembros de la pareja trabajen para mantener los mínimos de una vida digna, lo que conlleva que se repartan las responsabilidades de cuidados y tareas domésticas.

"Se va conformando como una normalidad aceptada cada vez más amplia la incorporación de los hombres en los cuidados. Esto les lleva, por una parte, a posicionarse en los lugares más cómodos de las tareas y cuidados: el cuidado de niños, pero no de personas mayores, salidas al parque, al médico o colegio, pero no baños o similares, etc. Obtienen un reconocimiento social por ello, pero pueden vivir como conflicto los posibles reclamos de sus parejas por falta de equidad, que se experimentan como exigencia excesiva y una falta de valoración de sus esfuerzos", afirma Fernández.

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Por otro lado, también los hombres se van liberando de las imposiciones de la masculinidad normativa: el valor, la competitividad, la agresividad, el éxito, la negación de la emocionalidad, etc. "Escuché decir a Gloria Steinem que solo los hombres feministas son hombres completos. Yo creo que el feminismo es también una propuesta de emancipación para nosotros, de liberación de las cadenas del machismo, de la virilidad entendida como un estatus que nos marca con unas tremendas expectativas desde que somos niños. Es una vía desde la cual desarrollar la parte de humanidad que nos hemos negado y con la que construir vínculos afectivos de todo tipo mucho más saludables", dice Octavio Salazar.

Al mismo tiempo, como decíamos, el machismo ha reaccionado y se reivindica. El último libro de Miguel Lorente se llama precisamente La refundación del machismo y denuncia que el machismo y la injusticia social que lo acompaña ha sido puesto en evidencia y busca recuperar su marco parcialmente transformado.

Algo que no es nuevo: "Forma parte de un proceso con cuatro fases. La primera etapa ante el inicio del feminismo y las reivindicaciones de las mujeres fue la concesión, que llega hasta los años 60-70, pensando que los logros iban a satisfacer a las mujeres. La segunda es la resistencia, al comprobar que no sólo no se conformaban, sino que reivindicaban más derechos. Entonces, empiezan a poner dificultades de manera pasiva o ignorando sus peticiones. Se llega a la tercera, la reacción, es decir, una estrategia activa en contra de las peticiones y presentado a las mujeres "liberadas" como "malas mujeres, malas madres, malas esposas"… Y así llegamos a la cuarta fase, que es el ataque y que viene definida por la llamada "guerra cultural".

El objetivo de esta fase que vivimos en el momento actual es refundar el machismo, es decir, volver a situar las referencias androcéntricas en el centro de nuestra organización social, convivencia e identidades. Pero ya no pueden hacerlo de la misma forma".