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Análisis | Muere Isabel II

La Commonwealth se asoma a un futuro incierto sin Isabel II: "Carlos no tiene la misma autoridad moral"

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El rey Carlos III, frente al ataúd de su madre, Isabel II
El rey Carlos III, frente al ataúd de su madre, Isabel II

Cuando Isabel II, aunque este ya daba muestras de su decadencia. Apenas cinco años antes había perdido la India, la joya de la corona, lo que precipitó el nacimiento de la Commonwealth, una asociación libre de países heredera de aquel Imperio británico sobre el que no se ponía el sol.

Tras su muerte, el nuevo rey, Carlos III, asciende a un trono con un dominio más modesto, aunque sigue siendo el jefe de Estado de 15 países, entre ellos Australia, Nueva Zelanda o Canadá. También seguirá siendo el jefe de la Commonwealth, la institución que su madre fortaleció y mantuvo con vida, hasta el punto de mostrarse "enormemente orgullosa" de la expansión de esta comunidad a lo largo de su vida.

Frente a él, sin embargo, ya se dibujan algunos nubarrones que hacen prever que no será tarea fácil mantener esta unión de 56 países soberanos. El domingo, apenas tres días después de la muerte de Isabel II, Antigua y Barbuda anunció su intención de votar en referéndum en los próximos tres años si su sucesor debe seguir siendo el jefe de Estado de este pequeño país caribeño, a más de 6.000 kilómetros de Londres.

República sí, pero aún no

"Es muy probable que se suscite el debate" sobre el papel de la corona británica en estas naciones, "porque lógicamente Carlos no tiene la misma autoridad moral que su madre", asegura a RTVE.es Ignacio Molina, investigador del Real Instituto Elcano. Recuerda que en varios países se planteó la posibilidad de consultar a la población sobre su forma de gobierno tras la muerte de Isabel, pero señala que sería "de mal gusto hacerlo en el cortísimo plazo".

Coincide con él Cristina Manzano, directora del medio sobre relaciones internacionales Esglobal. "Inevitablemente el debate está ahí, lo que no tenemos ni idea es cuánto tardará en materializarse. Tengo la sensación de que van a dejar un periodo de gracia, no tanto por deferencia a Carlos sino a Isabel", señala.

Así ha ocurrido en Australia, el país con mayor peso económico de todas las "monarquías de la Commonwealth". Su primer ministro, el laborista Anthnoy Albanese, se define como republicano, pero ha rehusado contestar sobre si plantearía esta cuestión en un futuro cercano. "No es apropiado ahora hablar de este cambio constitucional, lo apropiado es conmemorar la vida de servicio de Isabel II", señaló a la cadena nacional ABC. Antes ya había descartado realizar una consulta durante su primer mandato.

En una situación similar se encuentra Nueva Zelanda, donde su jefa de Gobierno, Jacinda Ardern, se ha mostrado convencida de que vería al país convertirse en una república a lo largo de su vida, pero no lo vio como "una medida a corto plazo".

El papel del rey en las excolonias, testimonial pero símbolo

En estos países, así como en otros donde se vivieron procesos de independencia que no fueron "traumáticos" -a diferencia de India, por ejemplo-, se mantuvo a la reina como jefa de Estado como un gesto de entendimiento y buena relación con su antigua metrópoli, explica Molina. También ha persistido en este papel porque la inmensa mayoría de excolonias se independizaron durante su mandato. Su función en países como Australia o Nueva Zelanda es meramente nominal, ya que las funciones prácticas de esta jefatura las ejerce el gobernador general de cada país, pero persiste como el último nexo de unión con el país colonizador -además de la presencia del monarca en billetes y monedas, y de la Union Jack en sus banderas-.

"Esto tiene cierto elemento de subordinación a otro país", por lo que los republicanos en estas naciones creen que "no tiene sentido que el jefe de Estado esté en las antípodas, literalmente", subraya el investigador del Real Instituto Elcano. Australia ya planteó en 1999 un referéndum en el que la mayoría, un 55%, votó por seguir con la monarquía.

En otra situación distinta está Canadá, la otra gran potencia bajo este peculiar sistema de gobierno. Allí, el movimiento republicano es más débil y no está organizado en torno a un gran partido político, pero además el país ha sido tradicionalmente reacio a plantear el debate por "cuestiones internas desgarradoras, como el independentismo en Quebec", apunta Manzano. "Abrir un proceso de reforma constitucional, que sería el que tiene que llevar a cabo para cambiar la forma de estado, sería complicado y hasta ‘peligroso’ para su estabilidad", añade.

El debate coge fuerza en el Caribe

De toda la Commonwealth, es en el Caribe donde más fuerza ha tomado el movimiento republicano. En la región, donde seis países siguen vinculados a la Corona británica, nació la república más reciente del mundo, Barbados. Allí el Parlamento votó en noviembre del año pasado dejar de tener a Isabel II como jefa de Estado y eligió a su primera presidenta.

El ejemplo cundió entre otros Estados, como San Vicente y Granadinas, cuyo primer ministro pidió celebrar un referéndum en los próximos meses. En Jamaica, el gobernante Partido Laborista también se mostró partidario de elegir su más alto representante, mientras que el país insiste en exigir a Reino Unido una compensación por haber llevado a la fuerza a unos 600.000 africanos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y banano.

Para mejorar su relación con los países de la región, en marzo viajaron hasta allí los príncipes Guillermo y Catalina, en un tour que los medios británicos calificaron de "desastre", entre controvertidas imágenes que evocaban la época colonial y protestas de republicanos. "Por parte de Reino Unido se ha visto una voluntad de mantener los lazos con sus excolonias, pero no de pedir perdón, como sí ha hecho por ejemplo Macron", analiza Manzano.

Entre los países que reclaman ahora decidir su jefatura de Estado se repite la idea de que convocar un referéndum no es un movimiento personal contra la figura de Isabel II ni Carlos III. "Este no es un acto de hostilidad ni ninguna diferencia entre Antigua y Barbuda y la monarquía, pero es el paso final para completar ese círculo de independencia, para garantizar que seamos verdaderamente una nación soberana", señalaba en primer ministro de la nación isleña, Gaston Browne.

"Habrá que ver si Carlos es capaz de mantener esas relaciones"

Más allá de los países donde el monarca británico sigue siendo el jefe de Estado, la Commonwealth sigue dando muestras de fortaleza. Este año ha añadido dos nuevos miembros -Gabón y Togo-, ambos sin un pasado colonial con Reino Unido. Aglutina a 2.500 millones de personas en países como India, Pakistán, Nigeria o Sudáfrica.

A partir de ahora se verá si "por encima de la persona que era Isabel II logran mantener la institución", algo que dependerá en gran parte de "la actitud de Carlos", continúa Manzano: "Habrá que ver si es capaz de mantener esas relaciones". El nuevo rey ha mantenido una de sus primeras reuniones con la secretaria general de la mancomunidad, Patricia Scotland, y se comprometió en su primer discurso a emular la promesa de su madre de ponerse al servicio de la Commonwealth durante todo su reinado.

Especiales informativos RNE - Isabel II, una reina de varios países por la Commonwealth - Escuchar ahora

Entre los miembros de esta alianza -por lo demás con escasa entidad política o comercial, a diferencia de, por ejemplo, la Unión Europea- persiste una difícil relación con su antigua metrópoli y el doloroso recuerdo de la era colonial. "Isabel II consiguió crear este espacio de relaciones bastante simbólico y etéreo, basado en un pasado común que no se revisó porque era muy conflictivo en muchos de los casos", afirma la directora de Esglobal, que señala que su figura tuvo mucho que ver en que esta unión se haya mantenido durante siete décadas.

"Isabel II consiguió crear este espacio de relaciones bastante simbólico y etéreo, basado en un pasado común que no se revisó porque era muy conflictivo en muchos de los casos"

Aquella unión se explicaba por la "convicción" de la reina de que "su era misión mantener aglutinadas esas naciones en torno a lo que había sido el Imperio Británico, una vez este iba descomponiéndose". Isabel II llevó a cabo 200 visitas a decenas de países de la mancomunidad, más que cualquier otro monarca antes que ella.

El cargo de jefe de la Commonwealth no es hereditario, pero en 2018, después de que la reina lo solicitara, los miembros acordaron que su hijo la sucedería en el cargo. Frente a él se abre el reto de mantener uno de los principales legados que Isabel II construyó sobre las cenizas del Imperio. "Que Antigua y Barbuda o Jamaica dejen de ser monarquías no creo que afecte mucho, pero Canadá, Australia y Nueva Zelanda son otra cosa y eso sí que sería un golpe", advierte Molina.