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Muere Isabel II

Carlos III, rey de una Escocia dividida sobre la independencia donde la monarquía tiene menos apoyo que en Inglaterra

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Un asistente a la ceremonia de proclamación de Carlos III como rey en Edimburgo (Escocia) muestran un cartel a favor de la república, el 11 de septiembre de 2022. Foto:  Wattie Cheung/Pool vía REUTERS
Un asistente a la ceremonia de proclamación de Carlos III como rey en Edimburgo (Escocia) muestran un cartel a favor de la república, el 11 de septiembre de 2022. Foto:  

Los restos mortales de Isabel II yacen este domingo en la Sala del Trono de la residencia real de Holyroodhouse, en Edimburgo. Miles de personas salieron a la calle el domingo para rendir homenaje a la reina al paso del cortejo fúnebre que trasladó el cuerpo desde el castillo de Balmoral, donde falleció el pasado jueves, a los 96 años, hasta la capital escocesa.

El recibimiento corresponde la relación que Isabel II ha mantenido a lo largo de su vida con Escocia, uno de las cuatro naciones que forman el Reino Unido (junto con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte). "Escocia ha perdido a una de las servidoras más dedicadas y queridas", ha dicho la ministra principal escocesa, la nacionalista e independentista Nicola Sturgeon.

"Ciertamente, Isabel era muy popular y apreciada en Escocia", confirma a RTVE.es James Mitchell, profesor de Política Pública en la Universidad de Edimburgo. Pero no es seguro que Carlos III cuente con la misma simpatía. "No es tan popular, pero eso puede cambiar ahora que es rey, porque parte del atractivo de la reina era, precisamente, que era la reina. Depende de lo que haga y diga", añade.

"Hasta que no tengamos más encuestas no sabremos si el cambio de jefe Estado va a tener un impacto, y también depende de lo bien que desempeñe su papel" , explica por su parte John Curtice, profesor de la Universidad de Strathclyde, en Glasgow, y analista de What Scotland Thinks, un instituto independiente de análisis de opinión, vinculado al Centro Nacional de Investigación Social.

La monarquía es de momento una opción más popular en Escocia que la república, aunque menos que en Inglaterra. Y, según las encuestas, a día de hoy la sociedad está dividida casi en partes iguales sobre la independencia. Pero eso es algo que no depende de la sucesión en el trono.

La reina, muy vinculada a Escocia

Isabel II estaba muy vinculada a esta región del norte de la isla de Gran Bretaña. La conexión le venía de familia. Su madre pertenecía a una familia noble escocesa con residencia en Glamis, y desde niña Isabel pasaba los veranos allí o en Balmoral. Tras acceder al trono, mantuvo la tradición de veranear en esta residencia real en las Tierras Altas, y recibir a los primeros ministros en un ambiente informal. Hasta Balmoral se desplazó el pasado martes Liz Truss para recibir el encargo de formar gobierno, ya que la monarca no pudo desplazarse a Londres por sus problemas de movilidad. Fue el último acto oficial de Isabel II.

La reina solía recorrer sus posesiones en Balmoral a caballo, a pie o en coche, a menudo sin escolta, sorprendiendo a los vecinos y turistas, y anualmente acudía a la exhibición de juegos y bailes tradicionales en Braemar. En todo su reinado solo se perdió la de este año, debido a su estado de salud.

"Formaba parte de la vida de esta parte del mundo - ha declarado a Reuters Andrew Bowie, diputado conservador por el distrito de West Aberdeenshire, que incluye Balmoral - Todos los vecinos tienen historias de encontársela o verla en los juegos. Era enormemente querida y respetada. La gente sentía una gran afinidad con ella".

Un rey menos popular

Una encuesta de Yougov del pasado mayo mostraba que el 75 % de los escoceses valoraba positivamente el papel de Isabel II durante su siete décadas de reinado. Por el contrario, un 43 % no estaban seguros de que el Príncipe Carlos pudiera ser un "buen rey", mientras el 33 % pensaba que no y solo el 24 % tenía una percepción positiva.

"Sospecho que en aquel momento la gente lo comparaba con su madre", considera James Mitchell. "Pero tenemos que esperar a ver qué hace, qué dice y cómo se comporta. Habrá que mirar las encuestas en dos meses o en un año. Seguro que no va a tener tanto nivel de apoyo como su madre, pero puede que no lo necesite".

Carlos III, un nuevo rey para un país en tiempos de crisis

Otra cosa es el apoyo a la propia institución monárquica. "Es dificil separar el apoyo a la reina y el apoyo a la monarquía - explica John Curtice - La evidencia de las encuestas muestra, y no es nuevo, que el apoyo a la monarquía en Escocia es menor que en Inglaterra, aunque tener una monarquía es aún más popular que tener una república".

Un 45 % prefiere la monarquía (frente a un 55-58 % en Inglaterra), un 36 % la república y un 19 % no sabe o no contesta, según los últimos datos que maneja What Scotland Thinks.

En los años 80 del siglo pasado, continúa Curtice, existía prácticamente un consenso en Escocia en torno a la monarquía, que se rompió tras el annus horribilis de la familia real en 1992 y nunca se ha recuperado. "Las cosas que suceden a la familia real son las que marcan una diferencia. Es de suponer que el apoyo continúe, aunque no hay garantía de que lo haga al nivel de los últimos 20 o 30 años".

Un país dividido sobre la independencia

El profesor Mitchell apunta a que el nuevo rey sí deberá ser prudente y cauto con el asunto que a día de hoy divide a la sociedad escocesa casi por la mitad: el de la independencia, o lo que en Escocia llaman "la cuestión constitucional".

El último sondeo, correspondiente a agosto, muestra que el 51% votaría "No" a la independencia en un referéndum, frente al 49 % que votaría "Sí". La diferencia es muy inferior a la del resultado de la consulta de 2014, que ganaron los partidarios de la unión con diez puntos de ventaja.

La opción independentista llegó a estar por encima durante lo peor de la pandemia del coronavirus, cuando se percibía que el gobierno de Nicola Sturgeon estaba gestionando la emergencia sanitaria mejor que el de Boris Johnson, apunta John Curtice.

La pregunta es si la muerte de Isabel II y el acceso de su hijo al trono tendrán alguna influencia en este aspecto.

James Mitchell recuerda que la reina, conocida por no expresar sus opiniones políticas, intervino dos veces en esta cuestión a lo largo de su reinado. La primera, en un discurso en 1977, en los que insistió en los "beneficios de la unión" tan solo un día después de unas elecciones locales en las que el Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) obtuvo un importante avance. La segunda, antes del referéndum de 2014, cuando pidió que "el pueblo pensara muy cuidadosamente sobre el futuro". No está claro que los comentarios de la reina tuvieran alguna repercusión, apunta Mitchell.

"El Brexit ha sido y continúa siendo más importante para la actitud pública hacia la independencia que la muerte de la reina Isabel", zanja Curtice.

La cuestión europea es el principal argumento de Nicola Sturgeon para exigir celebrar un nuevo referéndum, algo a lo que Londres se niega. Pese a la amenaza de la ministra principal de convertir las proximas elecciones escocesas en un plebiscito, la cuestión está en un punto muerto.

Para los escoceses, independencia no es lo mismo que república

Existe una asociación entre identidad nacional, independentismo y actitud hacia la corona. "Una mayoría de gente que votaría a favor de la independencia preferiría una república, y lo mismo ocurre con la mayoría de la gente que se define como escocesa y no británica", resume Curtice,

Pero no hay una correlación absoluta, porque la corona británica es tan inglesa como escocesa, ya que el Reino Unido surge de la unión de ambos reinos en 1706. Incluso si el Reino Unido desaparece como tal, es muy probable que Carlos III siguiera siendo su jefe de Estado, al estilo de los países que forman parte de la Commonwealth.

"Hay apoyo para la república, pero no es una prioridad - opina James Mitchell - No hay un movimiento republicano activo en Escocia, o es muy minoritario".

"El futuro de la corona no depende del futuro de la unión, y el futuro de la unión no depende de la popularidad de la corona", explica Curtice.

"Incluso el SNP prefiere mantener la monarquía, porque si quieres ganar una mayoría, no lo vas a tener fácil para convencer a quienes ahora no están de acuerdo con la independencia si dices que te vas a librar de la corona", añade.

Para Curtice, los actos de homenaje a Isabel II en Edimburgo son, precisamente, la ilustración y la "dramatización" de la "raíz escocesa" de la monarquía británica. "Si Carlos la conserva, puede mantener su posición como jefe de Estado incluso con una Escocia independiente", concluye.