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Grecia

Llegar a Europa sin ser deportado, un sueño casi inalcanzable: "Cuando te hacen volver, te sientes morir"

  • Las devoluciones forzadas "son un fenómeno cada vez más frecuente y violento"
  • "Nos golpearon con un palo y con los pies", cuenta una antigua paciente de Médicos Sin Fronteras

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Plano medio de personas recién llegadas a la isla de Samos, Grecia, caminando por un sendero rocoso
Los recién llegados se encuentran en situación de "vulnerabilidad" y precisan asistencia médica y humanitaria

Llegar a suelo europeo y no ser devuelto por el camino es el sueño de los refugiados que cruzan la frontera entre Grecia y Turquía. En lo que va de año, 577 migrantes han llegado a la isla de Samos, en Grecia, según ACNUR. Una cifra ínfima en comparación con 2015 o 2017.

Recorren infinidad de kilómetros desde países como Sierra Leona, Palestina o República Democrática del Congo, y su principal miedo es "que los devuelvan a Turquía por la fuerza", relata Nicholas Papachrysostomou, coordinador general de Médicos sin Fronteras en Grecia, a RTVE.es.

Papachrysostomou lleva seis meses en esta misión en Grecia y recuerda una ocasión en la que un joven le pidió por favor que no lo devolviera por la fuerza. "Fue impactante porque uno cree que el derecho a solicitar protección internacional es un derecho innegable y al final ves que no lo es".

Uno cree que el derecho a solicitar protección internacional es un derecho innegable y al final ves que no lo es

Los testimonios de migrantes que han sufrido violencia por parte de las autoridades se acumulan. Loretta [nombre ficticio], antigua paciente de MSF, describe cómo fue interceptada por las autoridades fronterizas en la isla griega de Lesbos y devuelta dos veces antes de conseguir llegar a Samos.

"Cuando llegas a las montañas y te hacen volver, te sientes morir", cuenta. "Nos llevaron a un gran puerto. Había muchos, muchos policías. Tuvimos que entrar en un edificio. Empezaron a abofetearme, a los hombres, a la señora que estaba embarazada, a todos. No les importaba. Nos golpearon con un palo y con los pies. Desde entonces, tengo problemas en la pierna y también en la espalda... Luego nos subieron a un gran barco. Pusieron en marcha el barco y salió, salió, salió...".

Recorrer miles de kilómetros en balde

Devolverlos por la fuerza implica negarles la oportunidad de solicitar asilo. La única forma de solicitar protección internacional es acudiendo al Centro de Acceso Controlado Cerrado, un centro de recepción de alta seguridad situado a una hora de la principal ciudad de la isla, Vathy.

Plano medio de ropa y chalecos salvavidas de personas recién llegadas por mar a la isla de Samos, Grecia.

Desde agosto de 2021, MSF responde a las solicitudes de asistencia a las personas que llegan a la isla de Samos MSF

Al centro de recepción los llevan las autoridades griegas, después de que organizaciones como MSF les presten atención médica y psicológica. Una vez en el centro pueden presentar sus solicitudes, por delante tienen largos y complejos procedimientos legales para completarlas, pero "al menos lo intentan", explica el coordinador.

Devoluciones forzosas, un fenómeno cada vez más frecuente y violento

Lo que ocurre en Samos pasa también en el resto de las islas griegas del Egeo. La costa turca se encuentra a escasos kilómetros de estas islas, lo que favorece los intentos de entrada por esas rutas.

Los equipos de MSF no han sido testigos directos de interceptaciones violentas ni devoluciones forzadas en el curso de su trabajo. Sin embargo, según los relatos de sus pacientes, "son un fenómeno cada vez más frecuente y violento".

Las personas atendidas por MSF denuncian haber sido víctimas o testigos de violencia física o de tratos inhumanos y degradantes, como palizas, cacheos, exámenes genitales forzados, robos de pertenencias y abandono a la deriva en botes sin motor en el mar.

Algo que preocupa a la organización porque cada vez "llega menos gente y según el testimonio de nuestros pacientes, las devoluciones forzosas son una práctica habitual".

Las devoluciones forzosas son una práctica habitual

Existe una "inconsistencia de los números, muchas veces recibimos una alerta que habla de 52 personas, pero finalmente cuando el equipo va encontramos por ejemplo 20. Ahí los testimonios dicen que han llegado con más gente, pero las autoridades pasaron y se llevaron a algunos".

En esta línea, la coordinadora de proyecto de MSF, Sonia Balleron ha recordado que "las intercepciones violentas y los retornos forzosos no solo son ilegales, sino que también ponen en peligro el derecho de las personas a solicitar asilo".