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Irak

Cinco años de la batalla de Mosul: "Hasta el día de hoy oigo los sonidos de los cohetes y las explosiones"

  • El conflicto armado dejó miles de ciudadanos heridos o muertos y más de un millón de desplazados
  • "La escena de humo y destrucción me rompió el corazón. Era doloroso ver a Mosul así"

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Cinco años de la batalla de Mosul: "Hasta el día de hoy oigo los sonidos de los cohetes y las explosiones"

El final de la batalla de Mosul, al norte de Irak, cumple cinco años este domingo. La derrota del Estado Islámico a manos de las autoridades iraquíes puso fin a una de las contiendas urbanas más mortíferas desde la Segunda Guerra Mundial, que había empezado nueve meses antes con la intención de expulsar a los terroristas tres años después de que se hicieran con el control de la localidad.

El conflicto armado dejó miles de ciudadanos heridos o muertos y más de un millón de desplazados. "Hasta el día de hoy, oigo los sonidos de los cohetes y las explosiones, aunque solo estén en mi mente. Tengo recuerdos que nunca olvidaré", explica Rahma Dhahir, traductora en el hospital de Nablus, gestionado por Médicos Sin Fronteras (MSF), en el oeste de Mosul.

La crudeza de la guerra obligó a abandonar la ciudad a personas que en su vida se habían imaginado renunciar a su hogar: "No huimos de nuestra casa en el oeste de Mosul porque era nuestro hogar. Era como si estuviéramos (atrapados) entre la espada y la pared, siendo una las dificultades que atravesábamos y la otra la guerra en curso", describe Hanan Arif, empleada de MSF en el hospital Al-Wahda, al este de la ciudad.

"Estábamos en medio del campo de batalla. Tener a tus hijos delante de nuestros ojos todos los días, sabiendo que podían morir en cualquier momento, era desgarrador. Pero soy una persona fuerte, tenía que serlo por mi familia, no podía dejar que vieran que tenía miedo", relata.

Hanan Arif, miembro del equipo de MSF en el hospital Al-Wahda, en el este de Mosul.

Hanan Arif, miembro del equipo de MSF en el hospital Al-Wahda, en el este de Mosul. MSF / Florence Dozol

"El día que huimos, salimos de nuestra casa caminando desde el oeste de Mosul a través del puente hacia el este. A medio camino del puente, me detuve y miré hacia atrás, hacia Mosul Occidental. La escena de humo y destrucción me rompió el corazón. Era doloroso ver a Mosul así, muriendo delante de nuestros ojos. Pero ahora Mosul ha vuelto y está cada vez mejor", asegura Arif.

"Parecía una ciudad fantasma"

Mosul ha pasado de ser una ciudad de destrucción y abandono, a un lugar de reconstrucción y reencuentros. Sahir Dawood, promotor de salud de MSF en el hospital de Nablus, huyó de la ciudad para terminar sus estudios. Durante cuatro meses tuvo muy poco contacto con su familia, pero finalmente se reunieron en los campos de Qayyarah, situados a unos 60 kilómetros al sur.

"Mosul ha visto cambios radicales en los últimos cinco años. La primera vez que volví a la ciudad, justo después del final de la batalla, parecía una ciudad fantasma. Miraba a mi derecha, a mi izquierda, y lo único que veía eran escombros, edificios destruidos y calles vacías, con algunas personas agotadas aquí y allá. Pero ahora, cuando voy por la ciudad, veo a la gente trabajando y saliendo. Veo edificios en pie, farolas iluminadas durante la noche. Las cosas están mejorando paso a paso", relata.

Mosul es como una flor que no se regó durante un tiempo y empezó a marchitarse

"Lo que ha vivido Mosul no es sencillo. No creo que ninguna otra ciudad lo haya experimentado y volver a la misma vida que antes de la guerra necesita mucho tiempo, porque no hay una solución mágica que lo arregle todo rápidamente". Para remarcar esta idea, Dawood hace una metáfora: "Mosul es como una flor que no se regó durante un tiempo y empezó a marchitarse. Pero, afortunadamente, Mosul no murió. Se volvió a regar y la flor se está recuperando. Mosul está ahora lista para florecer".

Hospital de Nablus, al oeste de Mosul

Hospital de Nablus, al oeste de Mosul MSF / Florence Dozol

Del estado de 'shock' a la reconstrucción

Para Ahmed Abdullah, técnico de agua y saneamiento de MSF en el hospital Al-Wahda, no fue fácil sobreponerse a las vivencias de la batalla. "Durante la guerra, mi familia y yo esperábamos que ocurriera algo: huir o morir. Porque para nosotros, morir era una forma de escapar de nuestra realidad. Conseguimos huir y cuando volvimos, nuestra casa no tenía ventanas ni puertas, estaban todas rotas. Las paredes tenían marcas de balas y había restos de granadas por todo el lugar".

Según explica Abdullah, tuvieron que ser las organizaciones extranjeras las que impulsaran las ganas de levantar una ciudad destruida como Mosul. "Veía a personas extranjeras que trabajaban para organizaciones humanitarias corriendo antes que nosotros, más rápido que nosotros, apurando el rescate de los heridos. Nosotros, los mosulíes, hacíamos lo que podíamos, pero todavía estábamos en estado de shock por lo que habíamos vivido. Paso a paso, con el estímulo de los equipos internacionales, y la fuerte relación que hemos construido juntos, logramos superar el shock: empezamos a correr también, para rescatar a los heridos de nuestra ciudad. Era la primera vez que salvábamos vidas".

La reconstrucción del mayor puente de Mosul, sobre el río Tigris.

La reconstrucción del mayor puente de Mosul, sobre el río Tigris. MSF / Mohammed Al-Bayati

Pese a los signos de esperanza, Dhahir cree que "la recuperación no está a la altura de las necesidades". Los servicios de salud todavía están lejos de lo que solían ser antes de la guerra. La población sigue teniendo dificultades para acceder a una atención sanitaria asequible y de calidad. Muchas instalaciones médicas dañadas en los combates aún no han sido totalmente reconstruidas ni puestas en condiciones de uso, y sigue habiendo escasez de suministros médicos.

Sin embargo, Dhahir ve "una energía positiva en los jóvenes de la ciudad que intentan reconstruir Mosul. Se ofrecen como voluntarios para contribuir a la reapertura de escuelas y a la reconstrucción de casas y edificios".

"Llegué a pedirle a mi médico que me amputara la pierna"

La historia de Faris Jassim es una de las que refleja la importancia de los colaboradores internacionales en las zonas de conflicto o afectadas por una guerra. Resultó herido durante la batalla para recuperar Mosul del grupo Estado Islámico. Sufrió varias complicaciones, fue sometido a 25 cirugías y ha soportado un larguísimo camino de recuperación. Ahora está a punto de recibir el alta.

"Durante dos años tuve pensamientos suicidas a causa de todas esas cirugías y tratamientos que me parecían interminables. Antes de venir al hospital de MSF, un momento especialmente doloroso para mí fue cuando no tuve más remedio que quitarle los pendientes a mis hijas para venderlos y pagar mi tratamiento", relata.

No tuve más remedio que quitarle los pendientes a mis hijas para venderlos y pagar mi tratamiento

"Llegué a pedirle a mi médico que me amputara la pierna porque no podía permitirme los interminables tratamientos y la carga financiera a la que estaba sometida. Pero, por suerte, encontré este hospital. Cuando empecé a recuperarme, volví a sentir esperanza. Es un salto enorme pasar de estar en silla de ruedas a caminar de forma independiente. Siento que he vuelto a la vida. En cuanto me den el alta, solo quiero volver a mi tienda, volver a trabajar", cuenta aliviado.

Faris Jassim, paciente de MSF en el hospital Al-Wahda de Mosul Este.

Faris Jassim, paciente de MSF en el hospital Al-Wahda de Mosul Este. MSF / Florence Dozol

En definitiva, la ciudadanía de Mosul permanece en un proceso de reactivación, en el que intenta superar el trauma de la guerra y sacar su capacidad de resiliencia. "La ciudad necesita a su gente, a sus funcionarios y a todo el mundo. La colaboración hará que Mosul vuelva a ser como antes. Veo iniciativas en las redes sociales que muestran a personas que contribuyen a reconstruir los barrios dañados de la ciudad vieja. Algunos influencers recaudan fondos para ayudar a reconstruir las casas de las familias pobres. Estos esfuerzos deben ser reconocidos y alabados porque estas personas trabajan incansablemente sin buscar ninguna ventaja personal", concluye Arif.