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Los abusos en la Iglesia, a examen en el Telediario

  • En España no ha habido una investigación independiente y no se conoce la magnitud real del problema
  • El Telediario entrevista a víctimas y responsables eclesiásticos para arrojar luz sobre un escándalo silenciado durante décadas

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Los abusos sexuales en la Iglesia Católica: ¿hasta dónde llegan en España?

El drama de los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica ha vuelto esta semana al foco público. La decisión del Congreso de dar el primer paso para crear una comisión de investigación y las nuevas directrices de la Fiscalía para hacerse cargo de estos casos vuelven a arrojar luz sobre un escándalo de magnitud aún desconocida tras décadas de silencio. El Telediario de TVE ha dedicado este viernes un nuevo bloque especial para profundizar sobre las cifras, los testimonios y las consecuencias de este fenómeno.

Atenazadas por el trauma, la vergüenza y por la falta de respaldo, para muchas víctimas es difícil denunciar, por lo que alertan de que el número de casos podría ser mayor del que se conoce hasta ahora. Además de conocer sus testimonios, el Telediario ha analizado cómo se ha investigado este asunto en otros países y ha pulsado la opinión de la Iglesia española.

"A mí primero me violaba y luego yo le ayudaba en secretaría"

"Yo tenía 14 años y él tenía 42. Consiguió que mi madre le permitiese que yo fuera a ayudarle en las labores de secretaría. A mí primero me violaba y luego yo le ayudaba en secretaría", relata Teresa, víctima de abusos durante tres años en la congregación de trinitarios de Salamanca. A ella le costó varios años contarlo, primero al psiquiatra, cuando acudió con 19 años porque se quería suicidar, y luego a su madre. Su abusador terminó reconociendo lo ocurrido.

La punta del iceberg de los abusos en la Iglesia: "Primero me violaba y luego le tenía que ayudar en secretaría"

En España no ha habido una investigación independiente de la magnitud de los abusos en la Iglesia, a diferencia de otros países como Francia. A falta de estas cifras oficiales, los expertos apuntan a la teoría del iceberg, según la cual solo conocemos una mínima parte del problema. La Iglesia, por su parte, ha defendido tradicionalmente que se trata de casos aislados, de manzanas podridas.

"España es uno de los pocos países de tradición católica, en los que la Iglesia tiene un peso social importante, en que no ha habido una comisión oficial de investigación", denuncia el especialista Josep Maria Tamarit. Las víctimas piden además mecanismos de reparación, y que esta no sea solo económica.

El largo camino para romper el silencio

Que la víctima dé el paso y alerte de su sufrimiento durante la etapa de abusos requiere de un respaldo, el de sus allegados, con el que no pueden contar. Romper el silencio supone un largo camino que puede extenderse varias décadas y que la víctima recorre en soledad.

"Yo no era consciente de que estaba siendo abusado. El cura impidió que fuera al psicólogo porque tenía el control sobre mi familia", cuenta Javier Paz, víctima de abusos durante 10 años. Para el agresor, conocer los secretos de la persona que ha sufrido la agresión se convierte en un arma para incomunicar al abusado o incluso poner en su contra a su círculo de amistades, en ocasiones también víctimas, y dejarle sin apoyos.

Romper el silencio frente a los abusos sexuales: "El cura controlaba a la familia y lo impidió, si no hubiese cantado"

La inocencia propia de los menores de edad es otra de las bazas que juega el abusador. Paz defiende que la educación sexual debería ser obligatoria desde los cuatro o cinco años. Los estudios demuestran que las víctimas tardan en romper su silencio una media de 30 años, y muchas veces cuando lo hacen el delito ya ha prescrito o su autor ha fallecido.

Cambio de paradigma en la Iglesia

La postura de la Iglesia ha ido cambiando en los últimos años, especialmente a partir de la llegada al papado de Francisco. El pontífice ha pedido que se realice una investigación sobre los abusos a menores en la Iglesia española tras conocer un informe con 251 nuevos presuntos casos de abusos a menores, destapados por el diario El País. El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha trasladado la investigación a las 31 diócesis y 31 órdenes afectadas.

La Conferencia Episcopal solo ha reconocido 220 casos y son de los últimos 20 años. La Iglesia dice que será bien recibida cualquier investigación judicial sobre los abusos pero recalca que también debe hacerse en el resto de entornos de la sociedad. Descartan iniciar una investigación propia y se limitan a pedir que las víctimas acudan a sus oficinas de atención, abiertas hace dos años.

¿Qué se ha hecho en España contra los abusos a menores de la Iglesia?: "Se ha dado prioridad a la defensa de la institución"

Las víctimas ven difícil que quien haya sufrido abusos vayan a denunciar a la propia Iglesia. "¿Quién confía en alguien que ha estado mirando al otro lado o incluso ha sido colaborador de los propios delitos? No va a ir nadie, pero es una forma de justificar que están haciendo algo y que no hay casos en España", se pregunta Mikel Eziolatza, de la Asociación de Víctimas en Centros Religiosos de Navarra.

El escándalo llega por primera vez al Congreso

Esta semana el presidente Pedro Sánchez se ha reunido con una de las últimas víctimas en alzar la voz y contar su caso, el escritor Alejandro Palomas. Además, el Congreso ha abierto la puerta por primera vez a crear una comisión de investigación, propuesta por Unidas Podemos, ERC y Eh Bildu. El PSOE la apoyó y PP y Vox votaron en contra.

Todavía está en el aire cómo será esta comisión, y depende en gran medida de la postura de los socialistas. No descartan que pueda ser una comisión extraparlamentaria con expertos independientes.

El Congreso abre por primera vez las puertas a investigar los abusos a menores en el seno de la iglesia católica

¿Qué ha ocurrido en otros países?

La investigación del medio estadounidense Boston Globe, en 2002, supuso que comenzaran a salir a la luz los casos de abusos en Estados Unidos. A partir de ahí empezó a actuar la Justicia y forzó que la Iglesia concediera indemnizaciones, 3.000 millones de dólares en total. Veintiséis diócesis y tres órdenes fueron a la bancarrota por no poder asumir este gasto.

En Irlanda, país de fuertes raíces católicas, una investigación de la televisión pública también mostró miles de casos de abusos. En un primer momento, el Gobierno asumió las indemnizaciones, de 1.500 millones de euros, pero a lo largo de los años rectificó su postura y se incautó bienes de la Iglesia para saldar esa deuda.

Indemnizaciones mil millonarias por abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica en EE.UU.

Mientras, en Australia dos estados han llegado a prohibir el secreto de confesión, lo que ha enfrentado a Iglesia y Estado. El caso más reciente ha sido el de Francia, donde una comisión independiente impulsada por la propia jerarquía católica ha sacado a la luz el caso de 330.000 menores abusados entre 1950 y 2020.

Depresión, ansiedad o adicciones: las secuelas de las víctimas

Este tipo de abusos deja secuelas en las víctimas que perduran muchos años después. Estrés postraumático, depresión y ansiedad son las más frecuentes. Un gesto, que el agresor reconozca los hechos, puede ser fundamental en el proceso de reparación de estas personas.

Los expertos explican que muchas de estas secuelas "se cronifiquen durante toda la vida", como señala Montserrat Bravo, doctora en Psicología y especializada en violencia sexual.

Estrés postraumático, depresión, ansiedad, secuelas de los abusos sexuales

"Terminas con adicciones, destrozando la vida familiar. Y con bastante medicación. He tenido buena ayuda de psicólogos", reconoce Jesús Zudaire, víctima entre 1962 y 1968. "Me ha condicionado toda la vida, no he tenido relaciones, he tenido miedo y desconfianza. Yo no solo sufrí la traición de un abusador sino la de la gente a la que pedí auxilio, que es más cruel", asegura Javier Méndez, otra víctima. Añade que para él fue "muy importante" haber recibido el perdón por parte del arzobispo de Pamplona.