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Cine

Ryusuke Hamaguchi: "Estamos destinados a fantasear cada día"

  • Estrena La ruleta de la fortuna y la fantasía, ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín

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Fotograma de 'La ruleta de la fortuna y la fantasía'
Fotograma de 'La ruleta de la fortuna y la fantasía'

El arte de narrar se puede definir como un intento de ordenar el caos: buscar coincidencias entre lo aleatorio para dotar de sentido a la narración para iluminar el sinsentido de la vida. De narrar y azar sabe mucho el cineasta japonés Ryusuke Hamaguchi (Kanagawa,1978), que estrena este viernes en cines La ruleta de la fantasía y la fortuna, donde teje tres reflexiones en torno al azar y el paso del tiempo, con una mayoría de personajes femeninos.

Coincidencia también es -acumulación pandémica mediante- que Hamaguchi sea uno de los cineastas del año en los festivales mundiales. En febrero logró el Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín por La ruleta de la fantasía y la fortuna, y en julio logró el premio al mejor guion en Cannes, adaptando a Murakami, por Drive my car.

Y, casualidad o no, el momento Hamaguchi coexiste con el reconocimento que cineastas asiáticos como su compatriota Kore-eda o el surcoreano Bong Joon-ho, encuentran en occidente. “Suele ser una cosa cíclica. Los años 60 y 90 también tuvieron sus momentos de descubrimiento de cine asiático. Ahora el ciclo vuelve y estoy orgulloso de pertenecer a él”, analiza.

Cine hablado

“Siempre he encontrado que el azar es un tema muy interesante y siempre recopilo azares de mi vida cotidiana", reconoce en una entrevista para RTVE.es durante el último Festival de San Sebastián. "Pero juntar azares es un largometraje es muy complicado, y esa ha sido la razón principal de hacer historias más cortas, donde el azar es más fácil de tratar".

¿Cuál es la relación entre el azar y la creación? "La fantasía y la imaginación van de la mano con la coincidencia. Cuando sucede una coincidencia, algo trivial, es como si la realidad se desvaneciera y nos hace reflexionar. Y entra en juego la imaginación de pensar 'qué pasaría si...". Es como una ciclo, una rueda por la que estamos destinados a fantasear a diario. Pensar en esa rueda fue lo que me llevó a hacer la película".

Como sucede con el surcoreano Hong-Sang Soo, el cine de Hamaguchi es puramente confesional: sus personajes dialogan y dialogan sobre sus sentimientos. Está tan apoyado en la palabra que no es descabellado sostener que su obra tiene más de literatura que de cine. El segundo episodio, de hecho, muestra a un profesor universitario que solo puede experimentar el deseo sexual que describe en su novela cuando una alumna recita su propia obra.

Ryusuke Hamaguchi. Caramel films.

“He intentado escribir una novela, pero descubrí que no sé hacerlo y que lo mío es el cine” reconoce. “El punto fuerte del cine es que puedes dar credibilidad a lo que muestras: se convierte en realidad en el momento de aparecer en la pantalla. En la literatura puedes añadir toda la imaginación que quieras".

Hamaguchi explica que una de las bases de su trabajo es la improvisación. ¿Considera que sus actores son en parte también autores? “Mi método es que los actores lean el guion sin sentimientos hasta que aprendan sus frases y, luego, cuando actúan trato de que se olviden, pongan todos sus sentimientos e improvisen. En ese sentido, podemos decir que los actores son quizá autores también”.