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La falta de oxígeno pone en jaque a los hospitales africanos en la pandemia

  • El Dr. Bernand Olayo, creador de una empresa de oxígeno médico, ha roto el monopolio del sector
  • Con todo, las muertes y contagios por COVID son mucho menores en áfrica que en el resto del mundo
  • ‘Doctor Oxígeno’, estreno el miércoles a las 00.30 horas en La 2. Y preestreno a las 20.00 horas en RTVE Play

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En portada - Doctor oxígeno

En Kenia, y en África en general, la pandemia de COVID ha puesto de manifiesto un déficit brutal: no hay oxígeno médico suficiente para administrar a los enfermos más graves de coronavirus. Y el oxígeno, a corto plazo, es lo único que puede salvarles la vida. "Cada vez que falta oxígeno en un Hospital, hay gente que muere". La frase es del doctor keniata Bernard Olayo, un experto en salud pública volcado estos días en fabricar todo el oxígeno médico posible para abastecer a los hospitales de su país.

Olayo es un experto en salud pública y es, también, el protagonista de Doctor Oxígeno, el reportaje con el que En Portada abre la nueva temporada. Hace varios años, cuando trabajaba en un pequeño hospital del interior del país, Olayo debió tomar la decisión más difícil de su vida: mirar a la cara a dos bebés ingresados por neumonía, y decidir quién vivía y quién moría. Ambos necesitaban oxígeno, pero no había oxígeno suficiente para los dos.

Cuando nosotros llegamos al mercado, el precio del oxígeno médico en Kenia era 10 veces más caro que en Europa, y 13 veces más caro que en EE. UU.

Desde ese episodio, Olayo dedicó todos sus esfuerzos en producir oxígeno médico a un precio razonable. Hace 6 años fundó Hewatele, que en suajili significa "aire abundante". Hewatele comenzó con una planta de producción de oxígeno. Ahora ya son tres, distribuidas en distintos puntos del país. Desde esos lugares, Bernard Olayo y su equipo distribuyen oxígeno a más de 170 centros médicos por todo el país. Al fundar Hewatele, el médico keniata rompió de paso el monopolio que durante más de 80 años reinó en Kenia, donde sólo la filial de una multinacional británica producía oxígeno médico. "Cuando nosotros llegamos al mercado, el precio del oxígeno médico en Kenia era 10 veces más caro que en Europa, y 13 veces más caro que en EE. UU.", explica. Hoy, los precios han bajado. Llenar un cilindro de oxígeno cuesta 20 dólares, y no 50, como antes. Pero incluso 20 dólares es toda una fortuna para la inmensa mayoría de keniatas, que no pueden permitirse pagar un tratamiento de oxígeno en hospitales privados.

Sólo ahora nos damos cuenta de que el oxígeno es la vida, y de que si no hay oxígeno, no hay vida

"La gente nunca se dio cuenta de la importancia del oxígeno hasta que llegó la pandemia de Covid. Y solo ahora nos damos cuenta de que el oxígeno es la vida, y de que si no hay oxígeno, no hay vida", relata James Njeru, jefe de distribución de Hewatele, que se ha visto desbordado desde que la primera ola de Covid llegó a Kenia, en marzo de 2021. La demanda de oxígeno de los hospitales se multiplicó por tres. Todas las empresas que lo fabrican multiplicaron su producción. Pero no es suficiente.

Las barreras de Kenia por conseguir oxígeno

En Kenia, según Olayo, no se fabrica ni el 20% del oxígeno necesario para afrontar una pandemia. Y hay varias razones: ni el gobierno ni los hospitales han invertido en ese producto; y los cilindros de oxígeno, la manera de enviar el oxígeno a los hospitales, escasean. Kenia no fabrica cilindros, se importan de China. Y los pedidos han sufrido notables retrasos. Lo que antes tardaba tres semanas en llegar, ahora tarda ocho meses.

"El no tener oxígeno cerca es realmente doloroso, para los pacientes y para los sanitarios. Porque sabes lo que le tienes que dar a tus pacientes para que sobrevivan, y el no disponer del oxígeno es realmente doloroso para ti". Así recuerda Emma Mutio, trabajadora del centro, los peores días de la pandemia, cuando el hospital Mama Lucy casi colapsa por falta de espacio, por falta de camas UCI y sobre todo, por falta de oxígeno: "Nuestro consumo de oxígeno se disparó. Pasamos de una media normal de 30 cilindros al día, a casi 90", apunta.

Hay cifras que hablan por sí solas. Un paciente medio de COVID consume, necesita, 60 litros de oxígeno por minuto. Una persona normal, unos 5. Así que, durante el pico de la pandemia, el consumo de oxígeno médico en los hospitales keniatas llegó a ser 10 veces más alto de lo normal. Y eso estresó mucho el sistema.

El equipo de 'En Portada' grabando en Kenia

El equipo de 'En Portada' grabando en Kenia. RTVE

África: sin oxígeno, sin infraestructuras y sin vacunas

La realidad es que África en general, y Kenia en particular, se enfrentan a una pandemia desconocida con muy pocos medios: el oxígeno médico escasea, la infraestructura sanitaria es muy débil, y las vacunas no terminan de llegar. Basta un ejemplo: a septiembre de 2021, más del 70% de la población europea había recibido al menos una dosis de la vacuna; en África, apenas el 4%. "Los países desarrollados están hablando de una tercera dosis, para fortalecer la vacunación, cuando en algunos países la gente no ha recibido ni una sola vacuna. Como sanitaria de un país pobre, diría que sí, están siendo egoístas", nos cuenta Pauline Bousire, la jefa de la unidad Covid del hospital Mbagathi de Nairobi.

Con todo, las cifras de muertos y de contagios de Covid son mucho menores en África que en el mundo desarrollado. No hay una razón científica concluyente, pero los propios sanitarios africanos nos dan su opinión al respecto. "Nosotros nos vacunamos contra la tuberculosis, y parece que eso nos ha dado una especie de protección. Hemos visto que la población que se vacuna contra la tuberculosis, generalmente no tiene síntomas muy graves de Covid, al menos no tan graves como los que vemos en los países donde ya se ha erradicado esa enfermedad. También está el hecho de que la pandemia llegó más tarde a Africa, y hemos tenido tiempo de planificar, de prepararnos para lo que iba a venir", afirma Emma Ngaisa, la directora de la salud de la ONG SHOFCO.

Tal vez nuestros sistemas inmunitarios tenga memoria de esas infecciones previas cuando caemos enfermos. No nos enfermamos de gravedad

Por su parte, Misoi Samma, jefe de la unidad COVID del hospital de Narok, aporta otras claves: "En el continente africano, la mayoría de la gente ya está acostumbrada a este tipo de infecciones respiratorias. Y tal vez nuestros sistemas inmunitarios tenga memoria de esas infecciones previas cuando caemos enfermos. No nos enfermamos de gravedad. Y luego está el hecho de que nuestra población es mucho más joven que la de América o Europa. En África, la gente es joven, tiene menos de 50 años. Esa gente es muy activa y tiene una inmunidad muy alta".

Sea como fuere, la amenaza sigue ahí y hay gente que sigue muriendo porque no hay medios, porque no hay oxígeno. El doctor Olayo lo resume así: "No puedes evitar que la gente se muera. Todos vamos a morir, pero hay algo que llamamos, desde la perspectiva de la salud pública, como muerte evitable", señala. "Y la falta de oxígeno está ligada a una muerte evitable. Vidas que sabemos que podríamos salvar, se van a perder si no tenemos oxígeno", sentencia el doctor.