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Oncala, el orgullo del acebo

  • Los acebales más importantes de Europa meridional se encuentran en las Tierras Altas sorianas
  • Soria tiene más de 1.500 hectáreas de acebales puros de origen natural que actúan de reclamo turístico

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En Navidad una comarca olvidada y despoblada de la España rural se convierte en protagonista gracias al acebo

En Oncala (Soria), el acebo no solo adorna la Navidad, también sostiene una forma de vida. Los acebales son bosques extraordinarios. Es una suerte tener a los más importantes de toda Europa meridional en las Tierras Altas de Soria.

Cuidar y proteger da sentido al trabajo de Raquel Merino, gerente de la empresa de turismo rural “Sendas Vivas”. “Hay muy pocos acebales en España”, nos comenta mientras se dedica a la poda controlada de acebos en plena campaña navideña. “Lo que solemos ver por ahí son acebos sueltos, pero masas completas de acebo como este acebal de Oncala, es muy raro verlo. “Es muy difícil que se reproduzca el acebo, con lo cual no vamos a poder extender masas de acebo por España".

"Donde hay es donde va a haber, puedes tener sueltos, pero no más. Hay que mimar al acebal. Nosotros podemos cortar máximo 2.400 kilos esta temporada. No podemos cortar más. El acebal está dividido en cuadrantes y cada año podemos podar un cuadrante para que vaya regenerando la parte que hemos podado en años anteriores. Más o menos, cada cinco años le damos la vuelta al acebal".

Lo más asombroso de estas formaciones boscosas está en su interior. Los acebos, de hasta quince metros de altura, se aprietan formando bóvedas en una atmósfera de cuento de hadas, refugio habitual de corzos, jabalíes y vacas. Nos lo enseñan dos ganaderos locales, Benito Ridruejo y su hijo. “Se llaman cuadras. Cuadras porque te dan esa sensación. No entra casi ni la luz, ni entra el aire y sirve como cobijo. En invierno para el frío, para cobijarse de la nieve y el viento. En verano para refugiarse del sol”. Todavía son el refugio natural del ganado y los usan para proteger a las cincuenta vacas que quedan en el pueblo.

El acebo fue una especie al borde de la extinción

Quedan pocos ganaderos supervivientes del éxodo rural en las tierras Altas de Soria. Resisten en condiciones extremas. Como han resistido los acebales a los ataques despiadados de cada Navidad. No hay que olvidar que a finales del siglo pasado adornar con motivos navideños era adornar con ramas de acebo y la especie estuvo al borde de la extinción. Hoy está protegido en todo el territorio español.

Es el tesoro de Oncala, como reconoce Martín las Heras, alcalde del pueblo. “Que vivamos durante todo el año en Oncala seremos veinte personas. Lo que es el acebo es un recurso natural que siempre hemos tenido en el pueblo, que siempre se ha explotado”. Cada mes de diciembre, nos cuenta, se celebra en la localidad la Feria anual del Acebo, la gran fiesta de Oncala que “se ha convertido ya en un rito del pueblo. El pistoletazo de salida de la Navidad sale a partir de la feria del acebo. Significa Navidad”.

Vemos las calles y plazas del pueblo totalmente engalanadas con ramas de acebo. Aunque este año se han quedado sin fiesta debido a las restricciones que impone la pandemia, el pueblo no ha renunciado a adornarse de arriba a abajo. “Las bolas este año están divinas”, nos comenta Gloria Cid, artesana floral, mientras enhebra guirnaldas y remata centros de mesa “a esas bolitas rojas aquí las llamamos cucos, son el fruto del acebo, y este año está espectacular, pero bueno, todos los años tenemos muy buen acebo en Soria”.

Soria tiene más de 1.500 hectáreas de acebales puros de origen natural. Actúan de reclamo turístico y dan singularidad a un paisaje de gran importancia patrimonial. Ayudan a sostener la vida tradicional del entorno y además convierten a pueblos como Oncala en belenes de verdad.