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Ropa de segunda mano: negocio, placer y sostenibilidad

  • Se impone la moda por comprar ropa de segunda mano de temporada
  • Lo 'vintage' sigue vigente y crece la demanda de piezas icónicas
  • Hay una tendencia por frenar la producción de ropa y complementos

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Una tienda clandestina en Madrid repleta de tesoros.
Una tienda clandestina en Madrid repleta de tesoros.

John Galliano lanzó en 1999 el bolso Saddle, un modelo inspirado en las sillas de montar. En 2017 la casa Dior lo rescató del baúl de los recuerdos y este año ha sido un éxito de ventas, tanto en las boutiques de la firma como en las tiendas de segunda mano. En Internet las búsquedas aumentaron de forma escandalosa y en Vestiaire Collective (VC), una de las tiendas online de compra y venta más importantes del mundo, pasó venderse por 50 euros a mil euros. “Se ha vendido más que el bolso actual”, declara a Efe Sophie Hersan, cofundadora de VC.

Lo vintage sigue despertando pasiones, tanto en ropa como en joyas, coches y decoración. Un furor motivado por distintos factores. Hay gente que busca una calidad que ahora no encuentra, otros sienten nostalgia por un determinado estilo de vida y a ellos se suman los que no pueden permitirse los precios que tiene el sector del lujo. Otro elemento determinante es la conciencia 'eco' y cada vez son más las personas que abogan por comprar objetos de segunda mano para evitar una sobreproducción que en algunos sectores, como la moda, es altamente contaminante.

Beatriz Fariña con un bolso de piel de Bottega Veneta que no pasa de moda. R. Muñoz

Lo subraya Beatriz Faiña, dueña de Mi Tenderete “Ofrecemos un producto bueno a un precio bueno y de paso reciclamos para dar una segunda vida a las prendas y evitar que se fabrique más de lo que se necesita”. Su tienda es muy especial, por lo que vende y por cómo lo vende.

No hay escaparates, no hay cartel y tampoco hay nombre en el telefonillo del portal. Es imposible llegar sin cita previa y aun así se necesita ayuda. Es casi un lugar “clandestino”, como les gusta decir a Beatriz y su hermana Ana. El espacio es pequeño pero los percheros y estantes están repletos de diseños de Chanel, Louis Vuitton, Etro, Gucci y Balenciaga, entre otras firmas. “Lo más buscado son los bolsos de Chanel, sobre todo el modelo 2.55”, revela. “También los de Hermés, pero tienen precios desorbitados”. Algo de lo que huye.

Mi tenderete solo vende piezas de calidad y en buen estado. R. Muñoz

Cuenta que una de las 'joyas' que tiene es un abrigo de Gucci que muestra tras sacarlo de la funda. Está impecable. Como todo. Aquí no encuentras hilos descontrolados ni coderas desgastadas ni colores deslucidos. Toda la ropa está en perfecto estado e incluso hay prendas con las etiquetas sin arrancar. Caprichos que se compraron y nunca salieron del armario, o quizá compras impulsivas a través del móvil que luego, en casa, no eran lo que parecían. Todo lo que cuelga de los percheros de Mi Tenderete está nuevo, o casi nuevo. “Vintage, sí; viejo, no”, recalca Beatriz, que creció rodeada de retales y botones y heredó de su madre la afición por la costura. Lleva puesta la ropa que vende y no vendería nada que no se pondría.

Sophie Hersan, cofundadora de VC, a la izquierda, junto a su equipo.

El equipo de Vestiaire Collective presume de que han logrado que muchos clientes compren pensando en revender. "Hay quien compra, lo lleva una o dos veces y luego lo vende, y esto se nota especialmente en el mercado asiático”. La empresa se creó en 2009 y tiene más de ocho millones de usuarios. Además de la ropa de lujo actual cuenta con una sección vintage manejada por un equipo que verifica la autenticidad de las prendas y deshecha las imitaciones. Entre ellos hay personas que vienen de casas subastas importantes que han pasado de analizar cuadros y esculturas a manejar bolsos icónicos de Chanel y Hermés que se pueden llegar a vender por 1500 euros. Lujo que no pasa de moda y que gana con los años. Como el vino. Por eso la palabra vintage tiene sus raíces en los viñedos.

Las manos expertas de Vestiaire Collective ejan las piezas como nuevas. noticias

El trabajo que Alessandro Michele está haciendo en la casa Gucci está teniendo mucha influencia en las tiendas de ropa vintage. Las colecciones de la casa italiana son revisiones de tendencias de décadas anteriores y son muchas y muchos los que buscan prendas como las de la pasarela pero a precios asequibles. Además, hay muchas firmas que mantienen sus productos durante varias temporadas, a veces con solo pequeños cambios en los botones o estampados, como los plumíferos de Etro. “Es un ahorro”, dice Beatriz. “Nos gusta la moda, nos gusta ir bien vestidas, nos gusta la calidad y no queremos pagar precios prohibitivos”.

Guarda en secreto la identidad de sus ‘proveedoras VIP’ y mantiene una excelente relación con sus clientas que saben que lo que ella tiene es calidad. Tanto, que ahora además vienen sus hijas para las que ha introducido firmas como Zadig&Voltaire o Jorge Vázquez. “Cada vez hay más gentes que quiere cosas de ahora, ya no se busca tanto la ropa muy antigua”.

Crece el furor por la ropa de segunda mano de calidad a buen precio. R. Muñoz