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Estados Unidos

Un policía que mató a un joven negro en 2014 en Chicago, culpable de homicidio en segundo grado

  • Es la primera sentencia en medio siglo a un uniformado local por asesinato mientras estaba de servicio
  • Jason Van Dyke disparó hasta en 16 ocasiones contra Laquan McDonald

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Jason Van Dyke (i) abandonando la sala tras oir la sentencia.
Jason Van Dyke (i) abandonando la sala tras oir la sentencia.

Un jurado ha declarado culpable de homicidio en segundo grado al agente de la Policía de Chicago Jason Van Dyke por la muerte en 2014 del adolescente negro de 17 años Laquan McDonald, en la primera sentencia en medio siglo a un uniformado local por asesinato mientras estaba de servicio.

El policía enfrentaba dos cargos de homicidio en primer grado, aunque finalmente el jurado optó por el de segundo grado, y además le halló culpable de 16 cargos de agresión agravada y le exoneró de uno de mala conducta en el puesto.

Durante las tres semanas del juicio, la defensa sostuvo que el agente temió por su vida y respondió a la amenaza que suponía McDonald, que portaba un cuchillo cuando fue interceptado por varios oficiales en plena calle.

El homicidio en segundo grado, que el juez explicó que se considera como uno de primer grado pero con un factor atenuante, conlleva una sentencia que va desde la libertad condicional a 20 años de cárcel.

Cada uno de los 16 cargos de agresión agravada, uno por cada disparo que realizó sobre el joven, supone una sentencia de 6 a 30 años de cárcel.

La decisión de los doce integrantes del jurado, que solo necesitó siete horas de deliberación, llega cerca de cuatro años después de que se diese a conocer un vídeo en el que se ve cómo el joven recibía 16 impactos de bala, muchos de ellos cuando estaba ya en el suelo, lo que generó disturbios callejeros.

El juicio en Chicago a un policía por matar presuntamente a un joven negro revive las protestas

Celebraciones en el exterior tras la decisión

El alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, y el superintendente de Policía, Eddie Johnson, hicieron un llamamiento conjunto a la cordura y a "asumir" la decisión del jurado.

Antes de que se leyese el veredicto, el juez encargado del caso, Vincent Gaughan, pidió a los asistentes a la audiencia que "controlasen sus emociones", petición similar a la que realizó para toda la ciudad el cardenal de Chicago, Blase Cupich.

Y así ocurrió, en el momento de leer la sentencia Van Dyke se mostró impertérrito, mientras que su esposa, Tiffany, comenzó a llorar, lo mismo que familiares de la víctima. El resto de la sala se mantuvo en silencio, alguno de ellos rezando, informó el Chicago Tribune.

Mientras, en el exterior del tribunal, comenzaron las celebraciones por la decisión, así como las solicitudes de dimisión para el alcalde de la ciudad, el demócrata Rahm Emanuel, quien anunció hace escasas semanas que no buscaría la reelección.

Analistas políticos apuntan a este caso y a la actuación de la Policía local, con él al frente del Consistorio, como el principal motivo de Emanuel de no presentarse a la reelección.

La Orden Fraternal de la Policía de Illinois calificó en un comunicado de vergonzoso el juicio y el veredicto.

"Este es un día que nunca esperábamos ver" en Estados Unidos, señaló, porque el mensaje que se envía a todos los agentes del orden es que "el problema no es el agresor que tienen enfrente, sino los políticos que lo apuñalan por la espalda".