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Hebrón y las secuelas invisibles de los conflictos

  • Las crisis y la violencia no solo dejan heridas físicas, sino también psicológicas
  • RNE comprueba los efectos de la ocupación en la salud mental de los palestinos

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Uno de los dibujos de Nisreen, una mujer palestina que ha recibido ayuda psicológica de Médicos sin Fronteras
Uno de los dibujos de Nisreen, una mujer palestina que ha recibido ayuda psicológica de Médicos sin Fronteras.

Hablar de conflictos, de guerra, de violencia, significa hablar de muerte, de amputaciones, de discapacidades físicas. Pero dentro de las consecuencias que generan esos contextos hay una que permanece invisible a la mirada y a la atención mediática. Heridas olvidadas con efectos igualmente devastadores en forma de trastornos psicológicos. Secuelas que requieren también de una respuesta a través de proyectos específicos.

La Organización Mundial de la Salud define la salud mental como "un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad". Y añade: "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades".

Médicos Sin Fronteras considera la salud mental como parte integral de la ayuda humanitaria. La organización, fundada en 1971, ofreció atención psicológica por primera vez en 1988, a las víctimas del terremoto de Spitak, en Armenia. Su primer programa específico lo abrió en Gaza en 1990 y, desde entonces, ha prestado ese tipo de asistencia en más de 40 zonas de todo el mundo. En 2016, por ejemplo, a casi 230.000 personas. Depresión, ansiedad y estrés postraumático son algunas de las patologías que presentan quienes han vivido experiencias de conflictos, catástrofes naturales, hambrunas, desplazamiento o epidemias. Situaciones que tienen un enorme impacto en la salud mental.

Nisreen, una de las beneficiarias del programa 'Mentes ocupadas', como con sus cuatro hijos en su casa de Hebrón

Nisreen, una de las beneficiarias del programa 'Mentes ocupadas', como con sus cuatro hijos en su casa de Hebrón. ANNA SURINYACH (MSF)

Tratar la salud mental

"Mentes Ocupadas" es un proyecto de Médicos Sin Fronteras sobre conflicto y salud mental en los Territorios Palestinos Ocupados. A lo largo de sus distintas entregas, testimonios y fotografías han contado las historias de pacientes que han recibido tratamiento en los proyectos de Hebrón y de Jerusalén Este. Un día a día bajo la ocupación recogido por los propios trabajadores de la organización.

Hebrón es una ciudad dividida en dos, santa tanto para judíos como para musulmanes por albergar, según cada una de las tradiciones, las tumbas de sus más relevantes patriarcas y matriarcas. En torno al 80 % de la localidad está bajo control palestino; el resto, israelí. La única, junto a Jerusalén Este, con colonos en el casco urbano, unos 700, viviendo en áreas fortificadas fuertemente protegidas por cientos de soldados. Escenario, bajo el Mandato Británico, de la masacre de 67 judíos a manos de población árabe.

En el cercano asentamiento de Kiryat Arba se encuentra la tumba de Baruch Goldstein, judío ortodoxo y fundamentalista. El 25 de febrero de 1994, entró en la mezquita de Ibrahim armado con varias granadas y un rifle y abrió fuego contra los musulmanes que en ella rezaban matando a 29 de ellos antes de ser golpeado hasta la muerte por los supervivientes. A la matanza siguieron manifestaciones y el cierre, por parte del ejército israelí, de la calle Shuhada, el corazón comercial de Hebrón. Desde entonces, los palestinos han visto restringidos sus movimientos con la colocación de puestos de control en la zona urbana y el corte al tráfico de carreteras. Los colonos protagonizan enfrentamientos no solo con los palestinos, también con los propios soldados. Y los palestinos, con éstos.

Una calle del barrio de Tel Rumeida, declarado zona militar a finales de 2015

Una calle del barrio de Tel Rumeida, declarado zona militar a finales de 2015. ANNA SURINYACH / MSF

Herramientas para afrontar la vida

Es en ese contexto en el que desarrollan sus vidas unos 200.000 palestinos y en el que Médicos Sin Fronteras puso en marcha uno de sus programas específicos de salud mental. Nisreen es una de las protagonistas de "Mentes Ocupadas". En 2006, su afición a la pintura se tornó en vía de escape de toques de queda, puestos de control y acoso. Y tras la muerte de su marido, en fuente de ingresos para sacar adelante a su familia. Hashem trabajaba para UNRWA y dos meses después de someterse a una operación de corazón, comenzó a toser antes de perder la conciencia. De camino al hospital, fueron retenidos por soldados israelíes. Falleció poco después de su ingreso.

El barrio de Nisreen, Tel Rumeida, fue declarado ese año, el 2015, zona militar cerrada. Y aunque la orden no se renovó, sigue sometido a estrictos controles. Por eso sus cuadros muestran alambradas, barreras, cemento. Aunque uno de sus favoritos es uno sobre sus árboles que unos colonos cortaron aprovechando unas horas en las que no estaban en casa. Ahora han rebrotado de sus raíces y ella, de su encierro, gracias al tratamiento psicológico recibido. Y aunque apenas puede salir de su barrio, ha desarrollado las herramientas necesarias para, junto a sus hijos, enfrentar el día a día de lo que define como "prisión en la que han convertido mi hogar".

RNE ha visitado, junto al personal de Médicos Sin Fronteras, a dos pacientes de su programa de salud mental en Hebrón. Un joven que pasó dos años sin salir de casa tras perder un ojo por el disparo de una pelota de goma y una madre incapaz de afrontar psicológicamente la detención de su hijo. Estas son sus historias:

Hebrón, las heridas que no se ven