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'A la sombra del convoy', una historia de amor ambientada en el Holocausto

  • El guionista Kid Toussaint y el dibujante José María Beroy narran el ascenso del nazismo
  • Parten de un hecho real: el rescate de varios judíos de un convoy con destino a Auschwitz

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Fragmento de la portada de 'A la sombra del convoy'
Fragmento de la portada de 'A la sombra del convoy'

A la sombra del convoy (Norma) es una historia sorprendente sobre el holocausto, sobre todo porque está inspirada en hechos reales. Concretamente en el rescate de varios judíos de un tren con destino a Auschwitz, por parte de tres miembros de la resistencia. Un hecho que sirve a los autores, el guionista Kid Toussaint y el excepcional dibujante José María Beroy, para contarnos una historia tan terrible como apasionante, con el trasfondo del alzamiento del nazismo en Alemania.

Beroy resume así el argumento: “Aprovechando un hecho histórico real prácticamente único, el intento de rescate por parte de 3 resistentes de los deportados hacinados en un convoy con destino a Auschwitz, seguimos el destino entrecruzado de dos familias a lo largo de las dos Guerras Mundiales que asolaron Europa. Es una historia de amor a tres bandas, pero también del fanatismo, el odio y el racismo que hicieron posible el Holocausto”.

El prólogo del cómic lo firma uno de los judíos que pudo escapar de ese tren, Simon Gronowski, ahora un hombre de 86 años, que relató esa experiencia en el libro Simon, le petit évadé: l'enfant du 20e convoi. “En 1943 –nos cuenta Beroy- era un chiquillo de 12 que había sido capturado junto a su madre y su hermana y encerrado en las Casernas Dossin junto a varios miles de judíos, esperando a ser enviados a los campos de la muerte, cosa que ellos no podían entonces sino sospechar. Tras un tiempo en las Casernas, El 19 de Abril de 1943, Simon fue hacinado en el Convoy nº XX junto a su madre Chana y centenares de prisioneros con destino a Auschwitz. Un total de 1631 deportados viajaban en aquel tren”.

Viñeta de 'A la sombra del convoy'
Viñeta de 'A la sombra del convoy'

Viñeta de 'A la sombra del convoy'

“Lo que nadie en el convoy podía imaginar –añade Beroy- es que esa noche tres resistentes iban a asaltar el tren: Robert Maistriau, Jean Franklemon y el médico judío Youra Livschitz, miembros de la resistencia apoyados desde el interior de los vagones por algunos judíos presos que habían robado herramientas de los almacenes de las Casernas. Escaparon en un primer momento unos 200 prisioneros de los que muchos fueron asesinados por los guardias o recapturados. Curiosamente muchos prisioneros se negaban a bajarse del tren temiendo que, en realidad, el intento de rescate fuera un ardid para hacerles bajar y fusilarles en el bosque, por lo que no salieron de los vagones”.

“Simon y su madre permanecieron en su vagón –continúa el dibujante-. El orden fue reinstaurado a tiros por los guardias nazis y el convoy reinició la marcha. Algunos de los ocupantes del vagón donde viajaba Simon Gronowski lograron forzar la puerta. La madre de Simón aprovechó entonces para hacer saltar al pequeño Simon del tren en marcha en un momento en que el convoy redujo su velocidad. Ella no le pudo seguir y, junto a los demás, fueron asesinados”.

“Tras caminar toda la noche sin rumbo –añade Beroy-, Simon Gronowski fue acogido por un guardia belga y llevado a Bruselas donde permaneció escondido junto a su padre hasta el fin de la guerra. Mantuvo un silencio total sobre todo aquello durante muchos años, hasta que decidió escribir el libro, explicando los sucesos de aquella noche en el Convoy nº XX, la heroica acción de los tres resistentes y su posterior fuga del vagón. Con el paso del tiempo, Simon Gronoswki formó una familia y fue abogado hasta su retiro, pero si es conocido en Bélgica y Francia es por su actividad como presidente de la Asociación de Judíos Deportados belga, sus libros y sus conferencias”.

La noche de los cristales rotos
La noche de los cristales rotos

La noche de los cristales rotos

“Aunque la historia del álbum no trataba la de Simon –continúa el dibujante-, en Casterman creyeron oportuno que diera su bendición a la iniciativa del libro y escribiera un prólogo. Para la edición española sugerí que sería interesante, además, introducir una presentación de quien es Simon Gronowski, apenas conocido en nuestro país. A la sombra del Convoy no es, pues, una versión del libro L'enfant du 20e convoi donde Simon Gronowski narra sus experiencias ni tampoco es exactamente la historia de los resistentes Robert Maistriau, Jean Franklemon y Youra Livschitz”.

“Tal como el mismo guionista me explicó –concluye Beroy-, para escribir A la sombra del Convoy Kid Toussaint escogió usar esos sucesos reales para tejer un argumento que le permitiera ser didáctico, riguroso históricamente y al mismo tiempo le diera la oportunidad de crear una verosímil historia emotiva que atrajera al público. Es, por así decirlo, una historia paralela a la del convoy auténtico, lo que se deja entrever en la última página del libro, donde se dedica la obra a los protagonistas reales de la historia”.

La noche de los cristales rotos
La noche de los cristales rotos

La noche de los cristales rotos

Los protagonistas

Beroy nos describe a los protagonistas de la historia: “Olya es una joven alemana hija de Josef, un judío excombatiente de la I Guerra Mundial. Para los nazis es una “Mischling”, un híbrido, tal como denominaron a los hijos de matrimonios mixtos tras la promulgación de las leyes de Nüremberg. Es la co-protagonista del primer tomo de la serie”.

Wilhem –continúa Beroy-, es un joven alemán, hijo de un sargento que tuvo bajo su mando a Josef es el otro co-protagonista del primer tomo. Y Theo, un joven belga de carácter despreocupado. Hijo de Alphonse, un atormentado héroe de la Primera Guerra Mundial, es el protagonista del segundo tomo”.

“También –añade el dibujante- Hay una amplia panoplia de personajes secundarios que, sin embargo, tienen una gran importancia en la obra: los amigos de Theo, Jacques y Saul, Emmerich, un bravucón de las Juventudes Hitlerianas que le hace la vida imposible a Wilhem, los padres de los protagonistas... En definitiva, podemos decir que se trata de una obra coral”.

Viñetas de 'A la sombra del convoy'
Viñetas de 'A la sombra del convoy'

Viñetas de 'A la sombra del convoy'

Enfrentándose al horror

José María Beroy asegura que decidió hacer la historia porque: “Siempre me había interesado la historia de Europa de la primera mitad del siglo XX –básica para entender muchos de los líos actuales- la envergadura del proyecto (documentación, desarrollo de personajes) era considerable, la editorial era Casterman, el guión, como siempre con Kid, era formidable y la historia, conmovedora. Obviamente, me tiré de cabeza ¿qué podía hacer, sino?”.

En cuanto a cómo se enfrentó al horror de los hechos que narra la historia, Beroy asegura que: “En España escuchamos muchas veces a personas cansadas de las películas, series, novelas, etc. de nuestra Guerra Civil, lo que a mi juicio resulta fustrante dada la ingente cantidad de historias de ambos bandos que quedan por explicar y que nos mostrarían mucho acerca de lo que fuimos y de lo que somos. Quizás este cansancio por la historia propia (¿hay poca reflexión, poca amplitud de miras y de puntos de vista en lo que se cuenta?) nos haga pensar que en otros países piensan igual al respecto, lo que no creo que sea del todo cierto”.

“En Francia –continúa Beroy- tienen un término que describe muy bien el porqué es necesario revisitar esa época terrible: “devoir de mémorie”, es decir, “deber de memoria”. ¿Las dos Guerras Mundiales motivadas por el nacionalismo (le nationalisme c´est la guerre, como dijo Mitterrand) han sido demasiado explotadas en novelas, películas, cómics? En estos momentos en que el nacionalismo vuelve a mostrar su feo rostro - ¡y créanme, es realmente feo! - yo diría que no”.

“Aprender cómo el nacionalsocialismo llegó al poder de un país tan avanzado como Alemania y como fue instaurado en Rusia el comunismo y el estalinismo y todo lo que ambos regímenes criminales provocaron debería ser un amplio tema de estudio en las escuelas. Por aquello de no repetir errores”.

Viñetas de 'A la sombra del convoy'
Viñetas de 'A la sombra del convoy'

Viñetas de 'A la sombra del convoy'

“¿Es el Holocausto judío un tema muy tratado? –continúa Beroy- El libelo antisemita creado por la policía secreta zarista (Protocolos de los Sabios de Sion) continúa editándose en algunos países como algo real y una sencilla búsqueda en Internet resulta desoladora dado que muchos lo siguen tomando como un hecho cierto. Los judíos están huyendo de Francia por los continuos ataques que sufren ¡poco después de una de las visitas que realizamos al museo de las Casernas Dossin en Bruselas hubo un atentado islamista en el Museo Judío donde 4 personas fueron asesinadas! En Europa vuelven a resurgir los partidos de ultraderecha, al mismo tiempo que la crisis de los refugiados nos devuelve imágenes que parecen extraídas del pasado y nos pone frente a las inevitables contradicciones de nuestra sociedad”.

“Creo que, aunque el tema del Holocausto ha sido tratado en abundancia, debe continuar explicándose, y especialmente en España, donde ese período histórico se enseña poco y mal. ¡Si se enseña poco y mal nuestra propia historia…! Tenemos mucho que aprender todavía de todo aquello, y no sólo del Holocausto judío: el genocidio Armenio, el Holodomor ucraniano, las hambrunas provocadas por el maoísmo en China, el genocidio de Ruanda, de Bosnia, Sudán… Desgraciadamente, material de trabajo no falta”.

“El libro –finaliza Beroy- ha sido usado en algunos talleres culturales y escolares en Francia y ha sido reseñado por la Liga de los Derechos Humanos belga. Si A la Sombra del Convoy aporta o trata de aportar algo, es un esfuerzo más para mantener la memoria, transmitirla o despertar la curiosidad de la gente acerca de esos hechos que ocurrieron hace muy poco, aquí mismo, en Europa”.

Viñetas de 'A la sombra del convoy'
Viñetas de 'A la sombra del convoy'

Viñetas de 'A la sombra del convoy'

Una exhaustiva documentación

El cómic también destaca por la exhaustiva documentación tanto del guionista como de Beroy, que nos deslumbra con cada una de sus viñetas (aunque el dibujo siempre esté al servicio de la historia). “Visité Bruselas para documentarme sobre la ciudad –asegura Beroy-, para visitar el Museo del Ejército Belga y para tener una entrevista junto a Kid Toussaint y Reynold Leclercq –nuestro editor- con los responsables del museo de las Casernas Dossin, el centro de reclusión donde los nazis reunían a los judíos antes de ser deportados a Auschwitz. La visita y la reunión me hicieron ver que, ante todo, debía afrontar aquel trabajo con el debido rigor y el máximo respeto”.

“Hubo una revista de divulgación francesa –añade Beroy- que criticó la decisión editorial de usar, para las guardas del álbum, la imagen del interior del vagón de deportados porque era algo así como hacer espectáculo del horror. ¿Representar el Holocausto en imágenes es equivalente a banalizarlo? ¿Mostrar o sugerir? Como he leído en alguna parte: ¿Shoa de Claude Lanzmann o La lista de Schlinder de Steven Spielberg? Mi respuesta, después de ver El hijo de Saúl es: todo ello y, además, László Nemes. Y, porque no, Roberto Benigni”.

Me documenté todo lo que pude –añade el dibujante- en fondos fotográficos, leyendo, visionando películas y documentales y ampliando lo que sabía de aquella época para añadirle toda la verosimilitud posible: uniformes, vehículos, lugares, situaciones… En el mercado francés la verosimilitud y la documentación son muy apreciados (bueno, esto debería ser así en todas partes) y, en realidad, hacer este trabajo para mí ha sido casi como hacer un curso acelerado de historia”.

Fragmento de las guardas de 'A la sombra del convoy'

Fragmento de las guardas de 'A la sombra del convoy'

“Algunos ejemplos: Kid usa la afición a la lectura que comparten Olya y Wilhem para hacer creíble la aproximación entre los dos, que en ese momento habitan mundos antagónicos. En concreto, dos libros de H. G. Wells tienen cierta importancia. Era necesaria alguna imagen cercana de los libros, pero ¿era posible recuperar alguna portada de la edición original? Buscar en Internet no siempre es una forma de perder el tiempo. En muchas ocasiones se nos muestra su mejor cara: es un depósito de conocimiento de valor incalculable. Di con el nombre de la editorial que en los años 30 publicaba en Alemania las obras de H.G. Wells: Paul Zsolnay”.

“De esta forma –continúa Beroy- pude incluirlo en el dibujo. Me fue imposible encontrar ninguna referencia a la cubierta, por lo que usé ejemplos del diseño de otros libros editados por aquel editor. Por desgracia, debo confesar aquí que a la hora de incluirlo en el dibujo tuve un ataque de dislexia y en lugar de “Zsolnay” escribí “Szolnay”. ¡Maldición! ¡Me di cuenta una vez el libro estaba en máquinas! Obviamente no era una buena excusa para pedir una segunda edición”.

“Hay un momento –añade el dibujante-en que los dos personajes principales caminan con una pared llena de carteles al fondo. Esos carteles tienen importancia porque son el preludio de lo que va a suceder en el futuro. Me dediqué a buscar - ¡bendito Internet, otra vez! - hasta encontrar carteles reales de Bruselas con prohibiciones nazis y con bandos antisemitas. El cartel era el medio habitual en que las autoridades anunciaban leyes y edictos en la época. Realicé facsímiles usando tipos de letra similares y tratando que fueran lo más parecidos posibles a los originales para salvar la diferencia de resolución en píxeles”.

Viñetas de 'A la sombra del convoy' en las que aparece el libro de H.G. Wells

Viñetas de 'A la sombra del convoy' en las que aparece el libro de H.G. Wells

“Norma Editorial –puntualiza Beroy-ha hecho un gran esfuerzo para respetar esos detalles. Diré más, creo que, en algunas cosas, la edición de Norma es incluso mejor que la original. Realmente han hecho un gran trabajo”.

“Hay un “error” –confiesa-, más bien puntualización, que el mismo Simon Gronowski nos hizo. En el primer tomo, Olya y su hermano ingresan en las Casernas Dossin, son despojados de sus pertenencias y se registra su entrada. Este proceso, que en palabras de Simon era un momento terrible, angustioso, solía ser llevado a cabo por mujeres judías prisioneras. En el libro dibujé la escena con hombres, lo que era menos habitual, aunque no inverosímil”.

“El trabajo de Reynold Leclerq como editor también debe ser reseñado –destaca Beroy-, como cuando me corrigió la forma en que los paracaidistas alemanes tomaron el fuerte Eben Emael: usando planeadores. Hay una bonita escena de paracaidistas cayendo del cielo sacrificada merecidamente en el nombre de la exactitud. A cambio usamos en una escena del segundo tomo un escenario desaparecido actualmente de Bruselas que ni siquiera Reynold conocía”.

“Fue, en resumidas cuentas, un intenso trabajo de 2 años ¡y no sólo por el dibujo!” –concluye-.

Viñetas de 'A la sombra del convoy'
Viñetas de 'A la sombra del convoy'

Viñetas de 'A la sombra del convoy'

El dibujo y el color

Beroy nos comenta cómo ha adaptado su estilo de dibujo a la historia: “Puestos en materia, uno se pregunta cómo representar gráficamente las partes del álbum referidas directamente al Holocausto y si no sería apropiado usar un estilo menos “clásico” recurriendo al trazo grueso y quebrado, evocador de emociones más profundas”.

“Si la historia hubiera transcurrido enteramente en los campos de la muerte, qué duda cabe –añade-. Por suerte (para mi salud mental) el argumento no nos obligaba a ello, por lo que un estilo más suave, más asociado con el mainstream francés, era aceptable. Hay una parte del libro que Kid quiso fuera didáctica, lo que me pareció una idea estupenda y quise que el estilo general fuera suficientemente atractivo para que la mayor cantidad de gente posible se acercase a nuestra historia”.

“Por otra parte –continúa-, trabajar con Kid es muy agradable, me da una libertad total a la hora de componer y narrar y sabe que siempre acabo por añadir cosas. Si hay algo que no le gusta lo razona ¡y casi siempre acierta!. Otra cosa es la temática de la obra, ¡tras dos años inmerso en el tenebroso mundo que narramos creo que hasta mi humor cambió a peor!"

Kid Toussaint y José María Beroy
Kid Toussaint y José María Beroy

Kid Toussaint y José María Beroy

En cuanto al color, Beroy nos comenta que: "Siempre que puedo quiero encargarme yo mismo del color, pero en este caso conté con la ayuda de dos excelentes coloristas, Iñigo Moxo y Javi Chaler. Con Iñigo ya había trabajado en la prematuramente difunta serie La Saga Vorkosigan. Yo me reservo, por así decirlo, la parte divertida del proceso de colorear”.

El cómic está tan cuidado que hasta el papel es importante: “Creo que el papel usado en la edición es responsable de la brillantez a la que aduces –asegura el digujante-, porque intentamos mantener un tono de color matizado, dado el tema que tratábamos. Por otra parte, la calidad de la impresión es muy alta y la calidad del papel de esta edición ayuda a apreciar los detalles del dibujo”.

En cuanto a sus proyectos, Beroy confiesa que: “Actualmente, como desde hace 30 años ininterrumpida aunque no exclusivamente, continúo trabajando en el mundo del cómic. En Abril sale a la venta en Francia un álbum colectivo con diversas historias guionizadas por Kid Toussaint donde ha tenido a bien encargarme el dibujo de una de ellas”.

“También colaboro con la agencia Comicón en encargos para el mercado alemán de revistas juveniles y en el tiempo que me queda entre la agencia y los shooting-board y concept-art que dibujo para publicidad, preparo proyectos para dar rienda suelta a mi vena creativa , de los que espero pronto poder dar noticias”.

Portada y página de 'A la sombra del convoy'
Portada y página de 'A la sombra del convoy'

Portada y página de 'A la sombra del convoy'