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Hallan materia orgánica en el planeta enano Ceres, el más cercano a la Tierra

  • Ceres generó compuestos químicos básicos para la formación de la vida
  • Los científicos piensan que se originaron allí, que no vinieron del exterior
  • Se posiciona en la lista de lugares del sistema solar que pueden albergar vida

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Vista de la superficie del planeta enano Ceres, tomada en diciembre de 2016
Vista de la superficie del planeta enano Ceres, tomada en diciembre de 2016.

Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que el planeta enano Ceres contiene restos orgánicos alifáticos -compuestos químicos capaces de desarrollar vida- y ha determinado que no proceden de fuera del asteroide, sino que se formaron en él.

Según el equipo de investigadores, liderado por María Cristina De Sanctis, del Instituto Nacional de Astrofísica de Roma (Italia), estos compuestos se formaron en el planeta porque si hubieran llegado a él tras chocar con algún objeto cósmico el calor extremo del impacto los habría destruido.

Y es que, dado que Ceres alberga grandes cantidades de agua y todavía puede retener calor de su periodo de formación, es muy probable que estos compuestos orgánicos se desarrollaran en el interior de este cuerpo planetario, concluye el estudio que se publica en la revista Science.

Este hallazgo sirve a Michael Küppers, de la Agencia Espacial Europea (ESA) de base para otro artículo que también se publica en Science y que, con el título "Ceres, el planeta enano y los ingredientes de la vida", pone en perspectiva los recientes descubrimientos de moléculas complejas y agua en el planeta enano.

La vida en la Tierra pudo venir de satélites similares a Ceres

Küppers recuerda que las condiciones de formación de la Tierra son poco compatibles con la formación de vida, por lo que se considera la posibilidad de que los componentes orgánicos que dieron lugar a la vida en nuestro planeta procedieran de cometas o asteroides que impactaron con el planeta.

Y aunque hasta ahora todo eran teorías, en los últimos años cada vez hay más pruebas que demuestran la presencia de agua en el cinturón de asteroides, la región del Sistema Solar en la que orbita Ceres (el objeto más grande del cinturón con 945 kilómetros de diámetro).

Estudios recientes como el del cometa 67P/Churymov-Gerasimenko realizado por la nave Rosetta, o el de Ceres, desarrollado por la sonda espacial Dawn, han proporcionado nuevas pruebas de que las moléculas orgánicas complejas -e incluso los aminoácidos- están en todos los cuerpos pequeños del Sistema Solar y que el hielo abunda en todo el cinturón de asteroides.

Ceres alberga hielo bajo su superficie

Entre otros hallazgos, se detectó una nube de vapor de agua alrededor de Ceres, probablemente provocada por la sublimación del hielo en la superficie del planeta, un hecho hasta entonces nunca visto en un objeto grande del cinturón de asteroides (era una característica típica de los cometas).

Descubrimientos como este prepararon el escenario para la llegada de Dawn, que desde la primavera de 2015 ha estado orbitando al planeta Ceres y cartografiando su superficie.

Gracias a su equipación, esta nave de la NASA proporcionó pruebas convincentes de que el hielo está globalmente distribuido por todo subsuelo, a menos de un metro bajo la superficie en las regiones cálidas ecuatoriales y muy cerca de la superficie (o en la superficie misma) en las regiones polares.

Sin embargo, la capa de hielo -estimada en un 10% de la superficie- no puede explicar el vapor de agua observado en Ceres porque las temperaturas en la capa son demasiado bajas para la sublimación sustancial del hielo.

El estudio del equipo de De Sanctis sostiene que los impactos más pequeños de otros cuerpos exponen el hielo a la superficie y podrían crear actividad esporádica. No obstante, todavía hay dudas sobre qué procesos físicos están detrás de la sublimación de hielo y de la nube de vapor que emerge de la superficie de Ceres.

En cualquier caso, el hallazgo de compuestos químicos alifáticos hace que Ceres se una a la lista de planetas (como Marte) y de satélites planetarios que podrían haber desarrollado vida dentro del Sistema Solar