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Detectan por segunda vez las ondas gravitacionales que predijo Einstein, producto de otra fusión de agujeros negros

  • La fusión, ocurrida hace 1.400 millones de años, produjo el equivalente a 21 masas solares
  • El hallazgo "abre una ventana a observar fenómenos que hasta ahora no habíamos podido"
  • Puede ser decisivo para empezar a dibujar un mapa de los agujeros negros en el universo

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Un científico observa una representación de las ondas gravitacionales en el Instituto Max Planck de Física Gravitacional en la Universidad Leibniz de Hannover, Alemania
Un científico observa una representación de las ondas gravitacionales en el Instituto Max Planck de Física Gravitacional en la Universidad Leibniz de Hannover, Alemania.

El Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO), que anunció en febrero la observación por primera vez de las ondas gravitacionales que apuntó Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad, ha informado de una nueva detección, producto de otra fusión de dos agujeros negros ocurrida hace unos 1.400 millones de años.

Se trata de un fenómeno más débil que el primero pero que, según los investigadores, puede ser decisivo para empezar a dibujar un mapa de los agujeros negros en el universo. Estas segundas ondas gravitacionales se produjeron durante los últimos momentos de la fusión de dos agujeros negros en uno más masivo, de acuerdo con LIGO.

Mientras que las primeras ondas detectadas resultaron de la fusión de dos agujeros negros que ocupaban 36 y 29 veces la masa del sol, el nuevo fenómeno nació de agujeros que representaban 8 y 14 veces la masa de ese astro. "Es muy significativo que estos agujeros negros fueran mucho menos masivos que los observados en la primera detección", ha dicho Gabriela González, portavoz de LIGO y profesora de física y astronomía en la Universidad Estatal de Luisiana (EE.UU.).

"Como sus masas son más ligeras que en la primera detección, estuvieron más tiempo -alrededor de un segundo- en la banda sensible de los detectores. Es un comienzo prometedor para elaborar un mapa de las poblaciones de agujeros negros en nuestro universo", ha añadido González.

La principal investigadora del grupo de Gravitación y Relatividad de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), el único español que forma parte de LIGO, Alicia Sintes, ha expresado su "alegría" por la nueva detección de este sistema binario, que "está abriendo una ventana a observar fenómenos que hasta ahora no habíamos podido". "Esperamos en un futuro poder observar nuevas fusiones de agujeros negros y nuevas cosas", ha deseado la científica.

La nueva señal llegó a los detectores LIGO, ubicados en EE.UU., el 26 de diciembre de 2015, por lo que se denomina GW151226, y es la segunda confirmada de "una binaria", que junto a la detectada el pasado 14 de septiembre (GW150914) marcan "el inicio de la astronomía de ondas gravitacionales". Las binarias, que se forman cuando dos objetos muy densos se fusionan, suponen una de las muchas fuentes de ondas gravitacionales que los detectores de LIGO buscan. La confirmación de que se trata de agujeros negros se produce una vez que la masa supera en 4,5 la del sol.

En esta ocasión, la fusión de los dos agujeros negros produjo el equivalente a 21 masas solares, y dejó la irradiación de otra que llegó a la Tierra en forma de ondas gravitacionales, detectadas a 70 segundos de su arribo al planeta, y cuya señal, aunque más débil, ha sido más larga que la primera, 1 segundo frente a los 0,2 de la anterior.

Se espera que permitan observar la historia del Cosmos

Las ondas gravitacionales transportan información acerca de sus orígenes y sobre la naturaleza de la gravedad, y se espera que permitan observar la historia del Cosmos hasta instantes remotos, comprender cómo se formaron los agujeros negros, cómo se comporta la materia en condiciones extremas, y hacer nuevos descubrimientos. Hasta ahora los científicos se habían valido de diferentes formas de luz (ondas electromagnéticas) para observar el Universo.

Los dos descubrimientos se produjeron gracias a LIGO, un sistema de dos detectores idénticos construidos para detectar vibraciones increíblemente pequeñas generadas por el paso de las ondas gravitacionales, ubicados en Livingston (Luisiana) y en Hanford (estado de Washington), a 3.000 kilómetros uno del otro.

"Con la detección de dos importantes acontecimientos en los cuatro meses de nuestra primera misión de observación, podemos empezar a hacer predicciones sobre cuán a menudo podríamos escuchar ondas gravitacionales en el futuro", ha asegurado Albert Lazzarini, el subdirector del laboratorio de LIGO, en un comunicado.

Además, uno de los agujeros negros que produjeron estas segundas ondas "giraba como una peonza", algo que no ocurrió en el primer fenómeno y que "sugiere que ese objeto tenía una historia diferente": es posible que "absorbiera parte de la masa de otra estrella" antes de convertirse en agujero negro, ha apuntado LIGO.

El laboratorio comenzará una segunda misión de observación este otoño, en la que habrá mejorado la sensibilidad de sus detectores y espera poder detectar más colisiones de agujeros negros e incluso captar ondas gravitacionales de otras fuentes, como estrellas de neutrones binarias.