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Salón Cómic deja ver "punta del iceberg" del fenómeno ilustración en la redes

  • Una generación de artistas gráficos españoles aprovecha las redes sociales para difundir sus trabajos
  • Cuando alcanzan determinado número de seguidores son las editoriales las que "los buscan"

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Una de las obras de Paula Bonet expuestas en el Salón del Cómic de Barcelona
Una de las obras de Paula Bonet expuestas en el Salón del Cómic de Barcelona

Una generación de artistas gráficos españoles está aprovechando el trampolín de las redes sociales para difundir sus trabajos y hacerse un hueco en el sector, una corriente que parece haber venido para quedarse y a la que el Salón del Cómic de Barcelona dedica estos días una exposición.

Este grupo de creadores rondan la treintena, año arriba, año abajo, y son jóvenes que han aprendido a utilizar sus perfiles en instagram, twitter, pinterest o facebook,  donde van mostrando su quehacer diario como escaparate, a la espera de poder dar el salto profesional, sino lo han dado ya, explica la periodista y crítica Anna Abella, comisaria de la exposición "Alert@".

Estas comunidades digitales y sus blogs les permiten estar en conexión con sus seguidores, que en algunos casos son legión,  con más de 800.000 o 900.000 fieles, unas cifras muy jugosas para las empresas que estén buscando a alguien que renueve su imagen o les aporte un "hecho diferencial".

Una quincena de artístas

Abella remarca que la quincena de artistas seleccionados para la exposición son "la punta del iceberg" de lo que actualmente se está moviendo en internet, muchos de ellos estudiantes de Bellas Artes o procedentes de otros ámbitos laborales que han abandonado sus profesiones para hacer realidad su vocación en el ámbito de la creación gráfica

"Ellos han nacido en la red, y cada uno tiene un estilo que les hace muy identificables, con sus propios seguidores", remarca la comisaria.

Entre los seleccionados en la muestra están Conrad Roset (Terrassa, 1984), reconocible por su estilo expresionista de retratos femeninos cercanos a Schiele; la alicantina Ana Oncina (1989), autora de la serie "Croqueta y empanadilla"; Paula Bonet (Vila-Real, 1980), una acuarelista que ha realizado obras inspiradas en la poesía y en el cine, o el salmantino Ricardo Cavolo (1982), autor de coloristas y naifs ilustraciones.

También se pueden ver los trabajos de Amaia Arrazola (Vitoria, 1984), el más veterano Gabriel Moreno (Baena, 1973), Mundopiruuu (Madrid, 1985),  Marta Nael (Barcelona, 1988), Laura Pacheco (Almería, 1984) y Pedrita Parker (Málaga, 1984), varios de ellos con proyectos ya en el mundo de la publicidad, la cartelería, y el sector editorial.

Publicaciones

Así, atrás quedan los tiempos en que los ilustradores y artistas gráficos debían recorrer las agencias y otras empresas del sector para mostrar sus trabajos: ahora son las firmas las que se dirigen directamente a ellos, ya que pueden conocer de primera mano su estilo, y de paso su número de seguidores, una buena forma de comprobar si tienen tirón.

Las editoriales han visto un filón en el interés que un público cada vez más interesado en las artes gráficas han depositado en estos nuevos creadores.

Entre las novedades más recientes de este tipo de publicaciones destaca "Cuaderno de Cuba" (Malpaso), del francés Lopin (Chatenay-Malabry, 1981), una espectacular, pero a la vez íntima, guía que este joven realizó a base de dibujos en un viaje al país caribeño, o "Cuando el negro se hace rosa", un homenaje al erotismo de la editorial Lunwerg.

"Cuando el negro se hace rosa", que cuenta con la firma de una decena de artistas -entre ellos algunos con obras en la exposición del Salón: Roset, Bonet o Cavolo- se presenta como un "acordeón maravilloso", donde cada uno de los artistas aporta su imaginario personal a una escena erótica que funciona cada una como historia, pero que sirve además "para componer un fresco panorámico".