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Artesanos, el buen hacer español

La artesanía tradicional, el nuevo lujo

  • El libro rinde homenaje a las tradiciones y la artesanía popular
  • Bordadores, orfebres, alfareros... oficios que perduran en el tiempo
  • Hacen pequeñas producciones que tienen que competir con la producción en masa

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El arte del bordado de Francisco Carrera Iglesias
El arte del bordado de Francisco Carrera Iglesias

Olores a barros húmedos, a mimbres y a virutas de madera, al fuego de la fragua, a ritmos y sonidos sugestivos de rueca, yunque, telar, rueda, casi siempre monótonos y repetidos pero siempre evocadores de lo muy auténtico del hombre, de sus primeras incursiones históricas en la creación de lo útil, de lo muy necesario….”.

Así arranca el libro ‘Artesanos, el buen hacer español’, una invitación a recorrer la geografía española haciendo parada en esos centro experimentación y creación en los que cada día manos expertas hacen de la artesanía el código del nuevo lujo.

La riqueza cultural de España engloba el trabajo de estos talleres, en los que manos expertas- algunas que han recogido el testigo de sus padres y sus abuelos- convierten fragmentos de barro en un jarrón, una madeja de lana en una manta o un montón de esparto en una alfombra.

La labor de los talleres artesanos

Artesanía y tradición de la cultura española

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El libro, editado por Turner y encuadernado por Ramos, permite viajar a pueblos y ciudades con historia, y con industria, y permite introducirnos en las entrañas de las fábricas, en las cocinas en la que se cuecen los bolsos, los plantos o las alfombras de esparto.

Hacemos una parada en Ubrique, la meca de la piel, y la cuna de bolsos que adornan las estanterías de Loewe, Carolina Herrera y Cartier. En el siglo XIX se hacían petacas para guardar el tabaco y, hoy, dos siglos después se trabaja con las principales firmas de lujo que venden en sus tiendas de París y Milán bolsos realizados con la maestría de los gaditanos.

Cerca de allí, en Sevilla, trabaja Francisco Carrera Iglesias, maestro bordador curtido en la Semana Santa de su ciudad y colaborador de los diseñadores Victorio&Lucchino. Bordan además mantones para Loewe, piezas únicas en las que invierten cuatro meses de trabajo.

La riqueza de la artesanía española

Saltamos a Galicia, exactamente a Sadal, en A Coruña. Allí está la fábrica de Sargadelos, una de las más prestigiosas dentro y fuera de nuestras fronteras. La influyente revista Monocle, editada por Tyler Burle, ensalzó su valor. ¡Todo un honor!

Comenzaron en 1875 y, tras subir y bajar montañas de popularidad, gozan de una buena salud y no dudan en hacer colaboraciones con artistas muy conocidos como los diseñadores Aitor e Iñaki Muñoz, de la firma Ailanto.

El libro, con textos de Txema Ibarra y fotografías de Pablo Zamora, habla de la maestría de los que hacen escopetas de Eibar, de los juegos de mesa de Zamora – que se venden en el MOMA de Nueva York, las alfombras de esparto de Murcia o la orfebrería sevillana.

Objetos que encierran secretos ancestrales

No faltan las mantas de Ezcaray, en La Rioja, que comparten vitrinas con prendas y objetos de firmas de lujo en almacenes tan exquisitos como Bergdorf Goodman o aceptan encargos de Hermés o Armani.

Tampoco se olvidan de la exquisita labor de encuadernado de Luis Mínguez, en Madrid, tarea que mezcla nostalgia y pasión por los libros. O del mimo con el que Vicente Carrillo trasforma madera en guitarras

Brindemos por todos ellos, por el buen hacer, por la resistencia, por salvar el terrible paso del tiempo y detener la invasión de lo producido en masa, sin alma, barato. Y no nos referimos al precio.