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Denzel Washington: "Solo soy un tipo normal con un trabajo extraordinario"

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Denzel Washington recibe el Premio Donostia en la 62 edición del Festival de Cine de San Sebastián

SECCIÓN OFICIAL

Título original: The Equalizer

Año: 2014

Duración: 128 min.

País: Estados Unidos

Director: Antoine Fuqua

Guión: Richard Wenk

Reparto: Denzel Washington, Chloë Grace Moretz, Melissa Leo, Haley Bennett, Marton Csokas, Dan Bilzerian, Bill Pullman.

Si Denzel Washington recibe honores en San Sebastián no es por la película que excusa su presencia (The equalizer: el protector), sino por el otro actor: el Steve Biko de Grita libertad, el soldado raso de Tiempos de gloria, el abogado aparentemente oportunista de Filadelfia, el determinado Malcolm X, o el corrupto y politoxicómano Alonzo Harris de Día de entrenamiento.

Con pantalón de chándal, camiseta y gorra, al estilo americano informal, Washington ha puesto en marcha el festival con su aterrizaje a mediodía en el Hotel María Cristina, que se ha revolucionado con uno de los actores verdaderamente grandes de los últimos 30 años (y con el espectacular verano tardío de la capital guipuzcoana). Aunque The equalizer: el protector compite en la liga de sus peores películas, tampoco menosprecia a San Sebastián, que sigue la estela de otros festivales para equilibrar calidad y glamour. Quien disienta que recuerde las últimas inauguraciones de Cannes: Grace de Mónaco y El gran Gastby.

Dos veces ganador del Oscar (Tiempo de Gloria y Día de entrenamiento) y cuatro veces más nominado (Grita libertad, Malcolm X, Huracán Carter y El vuelo), su carrera está marcada, tanto en su valor simbólico como por los propios papeles de líderes de la causa, por su condición de actor afroamericano. Una importancia que el actor ha afirmado ajena durante la primera rueda de prensa del festival.

“No es una carga, estoy orgulloso de ser afroamericano. Intento trabajar duro y ser un ejemplo para los actores y que me reconozcan es un honor”, ha declarado antes de que alguien le señalara que debía interpretar al mismísimo presidente de los EE.UU. o a Martin Luther King. “La historia de Barack Obama no ha acabado todavía, está ocupado todavía. Y he interpretado a Biko o Malcolm X. ¡No puedo interpretar a todo el mundo!”.

Devoto cristiano, Washington encaja sin problemas los vaivenes de su profesión. “No lamento nada. Lo que haya hecho, bueno o malo, hacen de mí lo que soy. No lamento lo que he sido profesionalmente. Todo lo que he hecho me ha traído aquí, a San Sebastián”, ha dicho recordando cuando rechazó el papel de Brad Pitt en Seven. “Lo que es para Brad es para Brad, lo que es para mí es para mí y está bien”.

Washington se ha mostrado cercano y bromista (más de quince minutos firmando autógrafos frente al María Cristina), pero también grave, con esa expresión de tipo irreprochable que tanto explotó en la primera parte de su carrera. “Quizá soy un hombre del pueblo, es mi personalidad. Solo soy un tipo normal, no soy extraordinario, tengo un trabajo extraordinario”.

Un superhéroe en The equalizer: el protector

The equalizer: el protector se inspira en la serie televisiva homónima de los años 80 que protagonizaba Edward Woodward sobre un agente de la CIA retirado que bajo una identidad oculta ayuda a los indefensos. Como todo el equipo A en un solo hombre porque, en la película, más que un vengador, es un superhéroe. Como Batman, pero mildolarista en lugar de millonario.

En su camino se cruza una joven prostituta (Chloë Grace Moretz) maltratada por la mafia rusa que desata la furia del protector. Una vengador de una ultraviolencia casi insoportable, un virtuoso para asesinar con taladros, martillos y toda clase de aparatos de bricolaje. Convertido en una suma de Chuk Norrs, Charles Bronson y Bruce Lee, el actor, de 59 años, desaparece en las escenas de acción, apenas reconocible en una silueta fragmentada por el montaje.

“Todos tenemos la oportunidad y la responsabilidad de cuidar al ser ajeno. Si ayudásemos a otras personas tendríamos menos problemas en el mundo”, ha comentado sobre el tema de la película matizando respecto a su violencia que “solo es una película”.

Estrella de Hollywood, corazón de Broadway

La película reúne a Washington con el director Antonie Fuqua doce años después de Día de entrenamiento, su Oscar como protagonista. “Los dos Oscars cambiaron la percepción que la gente tiene de mí dentro de la industria. Me ofrecieron más oportunidades tras ganar por Tiempos de gloria“. Día de entrenamiento fue un punto de inflexión en otro sentido. “Antes de hacerla nunca me daban papeles de villano, después solo me dan de villanos. Así es Hollywood”.

Porque Washington no se considera un hombre de Hollywood, sino de Broadway. “Aunque en los últimos 10 años puede parecer que hago solo un tipo de cine, he vuelto a hacer teatro que es mi primer amor. He participado en Julio César, he ganado un Tony. Ahora también trabajo en producir una serie para televisión”.

Preguntado por su conocimiento del cine español, el actor ha bateado rápidamente la respuesta hacia una puya deportiva. “¿Qué ha pasado con el quipo de baloncesto español? Vivo en Los Ángeles y siempre veo a Gasol corriendo por la pista. ¿Ha sido la presión? ¿Con Francia? ¿Alguien tiene la respuesta?”, ha bromeado.

Washington y Faqua preparan el remake de Los siete magníficos (remake a su vez de Los siete samuráis) y el actor comienza la semana que viene a tomar clases de montar a caballo.

Antes de dejar la sala de prensa y ataviarse para la gala de inauguración en la que se le entrega el Premio Donostia, tuvo un recuerdo para el recientemente fallecido Richard Attenborough, director de Grita Libertad, su primer gran papel. “Fue la primera vez que viaje a Europa y a Africa. Era un hombre muy dulce y un director con mucho talento. Fue un gran honor, aprendí mucho y le echaré de menos”.