Enlaces accesibilidad

El cangrejo Yeti, un 'granjero' que cultiva bacterias en sus pinzas para comérselas

  • Tienen un criadero de bacterias en sus pinzas que les sirven de alimento
  • El movimiento de vaivén de las pinzas favorece el suministro de gases

Por

Cencia al cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

Los cangrejos Yeti vive en aguas oscuras y profundas del Pacífico. Fueron descubiertos hace muy poquito, en 2005 y ahora por fin seis años después, los científicos nos cuentan detalles que han averiguado sobre su comportamiento.

El cangrejo Yeti es un crustáceo muy diferente a cualquier otro. Mide unos 15 centímetros y tiene 10 patas (como las cigalas). Es ciego, no tiene ojos y en su lugar solo queda un vestigio de ellos, una membrana.

Su concha del cuerpo es blanca y lisa y sus pinzas están cubiertas de pelo. Así que, con lo blanco y peludo que es, no es de extrañar que los científicos que lo descubrieron lo apodaran como cangrejo Yeti.

Su nombre real es Kiwa hirsuta. 'Kiwa' en honor a la diosa de las conchas de la mitología de la Isla de Pascua, que es donde fue descubierto. E ‘hirsuta’ por el pelo.

El equipo de científicos que lo descubrió son franceses, del Instituto para la Explotación del Mar. Estaban en un submarino de investigación sumergidos en una zona del océano Pacífico jamás explorada, a unos 2.300 metros de profundidad cuando vieron al animal.

Se dieron cuenta enseguida, por lo original y raro que era, que no estaba clasificado en los libros zoología. Rápidamente pidieron al piloto del submarino que lo atrapara no sin antes observar la escena que estaba teniendo lugar: dos ejemplares peleándose por una gamba.

La escena de la gamba hizo pensar a los investigadores que el cangrejo era carnívoro y el lugar donde fue hallado, cercano a aguas hidrotermales tóxicas, les hizo sospechar que en sus pinzas, en su pelos, vivían bacterias en simbiosis.

Teoría equivocada

Ellas se encargarían de limpiar de productos tóxicos el agua procedente de las fumarolas submarinas. No iban desencaminados, pero tampoco acertaron. La respuesta al enigma de los pelos y de su alimentación llegó con el descubrimiento de un primo de este Yeti.

Otro equipo de científicos, estos de la Universidad Estatal de Oregon, descubrió, en Costa Rica, también en aguas profundas, cangrejos Yeti con las pinzas hacia arriba, laxas, sueltas, dejándose mecer por las aguas. A este nuevo animal, un poco más pequeño que el Kiwa hirsuta, lo llamaron Kiwa puravida.

Los cangrejos Yeti tienen muchísima vida encima, tienen un criadero de bacterias en sus pinzas que les sirven de alimento. Así que tienen comida disponible siempre que lo necesiten.

El movimiento de vaivén de las pinzas sirve para favorecer el suministro de gases disueltos a las bacterias.

No obstante, y a pesar de este gran descubrimiento no se puede asegurar que el 'hirsuta' coma como el 'puravida'. Y es que solo existe un ejemplar en manos de los científicos, el de la gamba.

CIENCIA AL CUBO

SUSCRÍBETE al podcast de Ciencia al Cubo, el programa sobre Ciencia de América Valenzuela en Radio 5.