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Se publica la segunda parte de la antología periodística de Manuel Vázquez Montalbán

  • Para su antólogo, Montalbán "perdió en todo lo que puso el corazón"
  • Este volumen recoge la etapa más intensa de su actividad periodística

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Manuel Vázquez Montalbán fue un "obrero de la cultura, un escriba de la nueva era", "una voz nueva" que contribuyó a "modernizar" el periodismo español, según ha subrayado su antólogo Francesc Salgado, con motivo de la publicación del segundo volumen de una trilogía que recoge su obra periodística.

La identidad periodística de Vázquez Montalbán (1939-2003) se configuró, según Salgado, en doce años "decisivos" (1974-1986), que le llevaron "del humor al desencanto"; título del segundo volumen de la trilogía editada por Debate que contiene algo más de doscientos de los 2.510 artículos que publicó en la prensa española en esa "convulsa" etapa.

Este tomo, que se presenta el próximo lunes en una mesa redonda en el marco de la Semana Negra de Barcelona, llega un año después del primero, centrado en "La construcción del columnista (1960-1973)". El tercero, en el que Salgado trabaja ahora, se titulará "Las batallas perdidas" y está previsto que salga a la venta en 2012.

Pese a su amplitud, al final, calcula Salgado, esta antología recuperará "solo un 10 por ciento" de los aproximadamente 8.800 artículos que el grupo de investigación (al que él pertenece) de la Facultad de Periodismo de la Universitat Pompeu Fabra tiene catalogados de Vázquez Montalbán en su página web.

De los tres periodos en los que ha dividido la obra periodística del "padre" de Pepe Carvalho, Salgado reconoce que siente debilidad por la segunda, en la que Vázquez Montalbán escribía "a borbotones" y despliega sus múltiples identidades periodísticas, incluida su originalidad de llevar el lenguaje coloquial a los periódicos sin perder rigor, recurrir a la ficción para dar las claves de la realidad y de poner recursos poéticos en sus columnas.

El primer tomo tenía el interés del debut y el tercero tendrá "el de la reflexión", según este profesor. El segundo, el que ahora se publica, añade, es "muy interesante" porque Vázquez Montalbán vivió "intensamente en una etapa convulsa que desembocó en un cierto desencanto. La Transición le parecía una estafa".

"Es un intelectual, trabaja muy intensamente en la prensa porque piensa que es una forma de influir muy importante, básicamente -dice- quiere influir, en esto es muy ambicioso. Tiene la voluntad de participar en la vida pública, en el ágora, quiere tener tanto peso y prestigio como sea posible".

Objetivo que conseguirá al convertirse en un columnista de referencia de la izquierda española, pero, según Salgado, pero "eso no fue exactamente lo que él soñó".

De hecho, añade, aunque "no se puede hablar de fracaso", lo que sí es cierto es que "algunas partidas le salieron mal, claramente mal. Donde se metió y puso el corazón, en general le salió mal".

Funda las revistas Por Favor (1974-1978), Arreu (1976-1977) y La Calle (1978-1982), pero no consigue el éxito deseado y las tres cierran.

Desaparecen otras publicaciones en las que colabora debido a la volatilidad editorial que caracteriza esa época: Catalunya Express (1977), Primera Plana (1977) o Siesta (1976), y también deja de colaborar en Mundo Diario (1977) o en Tele/eXpres (1974).

El reverso de la moneda es que en esos años se incorpora a algunas de las publicaciones más importantes de la democracia, como Interviú (1976), El Periódico de Catalunya (1978) y El País (1984).

En 1979 gana el Premio Planeta con "Los mares del Sur" y a partir de ese momento el escritor de ficción convive con el columnista.

La de Vázquez Montalbán es "una historia muy interesante, es la historia de una metamorfosis", según Salgado, ya que "siempre quiso ser periodista para ser escritor y al final lo consigue, pero todos sus grandes amores, las grandes empresas en las que se metió, todas las aventuras periodísticas que inició fracasaron".

Y es que "la vida no es cómo la esperábamos", apunta Salgado parafraseando a Vázquez Montalbán, "un trabajador incansable, muy pesimista, muy lucido y muy inteligente", a la vez "vital, hedonista y viajero compulsivo". La gastronomía y los viajes eran dos de sus grandes pasiones, recuerda.