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El conductor que arrolló a 12 personas en El Rastro madrileño pide perdón

  • Ha explicado que le fallaron los frenos e intentó esquivar a la gente
  • Tuvo que empotrarse contra una farola para parar el vehículo

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Eugenio González, el hombre que el domingo conducía el coche que arrolló a 12 personas en el Rastro madrileño, ha pedido perdón por el accidente y ha explicado que el vehículo se quedó sin frenos y sólo pudo esquivar a las personas que había en la calle, hasta que decidió empotrarse contra una farola.

Eugenio, de 59 años, es pastor evangélico desde hace 40 y tiene un puesto en el popular mercadillo junto a su mujer, Elvira, al que acude todos los domingos.

Cuando cumplía con su cita semanal con su mujer, su hijo y un amigo de la familia, les dejó allí con la mercancía y se dispuso a volver a casa, cuando "ocurrió lo que podía haber sido una tragedia". Pide perdón "a todos las personas que sufrieron daño" incidiendo en que "fue sin querer, un accidente".

Intentó esquivar a los peatones

"Cuando entré al coche le di al encendido y quité el freno de mano, y entonces vi que no se había encendido pero ya estaba en marcha, y no podía frenar", ha recordado González. "Bajaba por la calle, Ribera de Curtidores, como un avión, a 2.000 por hora", ha añadido.

En cuanto fue consciente de la situación, Eugenio trató de esquivar a todas las personas que pudo, aunque no pudo evitar a todas, incluida una joven embarazada cuya imagen se le ha quedado grabada y por la que ha estado muy preocupado hasta este lunes, cuando le han explicado que está fuera de peligro.

No recuerda si atropelló a un anciano de 81 años, la única persona que resultó herida grave en el suceso, con varias fracturas, y que este lunes continúa ingresado en el hospital Gregorio Marañón en el mismo estado, según ha confirmado este centro.

Empotró el coche voluntariamente

"Le pido a Dios que este hombre salga bien, al igual que la mujer embarazada y el resto de heridos, y pido perdón a todos los que hice daño", repite Eugenio, que incide en que él no tuvo la culpa del suceso.

Ha explicado que el descenso por la calle Ribera de Curtidores, en cuesta, supuso "el rato más largo" de su vida, y que al ver que no podía esquivar a todo el mundo pensó: "Señor, antes de matar a nadie, paro así", y empotró el coche voluntariamente contra una farola.

En ese momento vio que saltaba el airbag, se desmayó y estuvo un rato perdiendo y recuperando el sentido, hasta que le atendieron la Policía, los servicios de emergencia y los bomberos, que le sacaron del vehículo.

"Creía que me moría, e incluso había gente que me quería pegar, pero otros les apartaron", ha explicado. Eugenio ha destacado que le hicieron la prueba de alcoholemia y dio "cero" porque no bebe.

Preocupado por su situación familiar

El pastor evangélico estuvo todo el día "sin levantar cabeza" pensando en lo ocurrido, y está "roto" físicamente, con un traumatismo torácico provocado por el airbag y problemas de cervicales.

Además está muy preocupado por la situación de su familia, ya que él es pensionista y ahora no tiene vehículo para llevar tanto a su mujer como a la mercancía al puesto del Rastro.

Ha incidido en que su situación es "muy mala", ya que su hijo está enfermo y él tiene que encargarse de él, de su nieta y del nieto que viene en camino.

La Policía Municipal de Madrid continúa investigando el suceso y no ha pronunciado sobre las causas del mismo.