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La California de los 90 golpea en Rock in Rio

  • El hip hop de Cypress Hill supera la prueba de la lluvia con nota
  • Jane's Addiction se reivindican como padres del rock alternativo
  • Furioso directo de Rage Against The Machine a prueba de bombas

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Cuarta jornada de Rock in Rio

Impermeables y botellón alternativo junto a las vallas de la Ciudad del Rock. Primera fotografía antes del comienzo de la nueva tanda de conciertos de Rock in Rio Madrid y difícil no imaginarse al chamán personal de Roberto Medina, Presidente del macroevento festivalero, trabajando duro para conjurar la anunciada lluvia.

A pesar de los esfuerzos las gotas comenzaron a caer con los primeros acordes hip hoperos de Cypress Hill. La banda californiana abrió el concierto sobre el Escenario Mundo con Get'em Up, un tema incluido en Rise Up, su último y esperado disco tras seis años sin pasar por el estudio.

Hip hop en la nube

Los miembros de Cypress Hill entraron con las pilas puestas, se ganaron a sus fieles desde el minuto cero, las canciones iban sucediéndose y los chubasqueros lanzados por la organización desde el foso del escenario volaban por los aires.

Despliegue de artillería pesada con hits como, How I Could Just Kill A Man, When the Shit Goes Down, Insane in the Brain y un memorable 'toma y daca' de scratching y percusion que demuestran porqué Cypress es una gran banda de hip hop latino.

El golpe de efecto definitivo llegó con la versión en castellano de I Wanna Get High y B Real haciendo gala de la defensa del consumo y legalización de la marihuana disfrutando de un king size.

El tándem Farrell-Navarro en plena forma

Jane's Addiction tomó el relevo y su líder, Perry Farrell, escoltado en algunas canciones por dos bailarinas de rasgos orientales y en otras por una botella de vino, no desaprovechó la ocasión para demostrar que a sus 51 años no ha perdido la excentricidad que le hizo ser el centro del rock alternativo de los años 90.

Acompañado por el guitarrista Dave Navarro, al que presentó como 'su hermano', Stephen Perkins en la batería y el nuevo fichaje, Dave McKagan, Farrell volvió a mostrarse como siempre, visceral, carismático y glamuroso, aunque era inevitable no fijarse en Navarro que lucía torso desnudo mostrando su colección de tatuajes y piercings.

El repaso a canciones memorables como Stop, Been Caught Stealing o Jane Says dejaron buen sabor de boca y con el ambiente preparado para el plato fuerte de la noche.

Antes de la una comenzaron a sonar las sirenas que alertaban de la contundencia sonora de una banda cuyos temas siguen siendo imprescindibles e indispensables para entender la historia de la música en las últimas dos décadas, Rage Against the Machine.

Rojo y negro en el Escenario Mundo

Con una puesta en escena escueta basada en el rojo y el negro, colores recurrentes en la estética revolucionaria y una gran estrella roja presidiendo el titánico Escenario Mundo, los de Zack de la Rocha entraron como un trueno con 'Bombtrack'.

La locura ya estaba desatada y se confirmó con Bullet in the head, Township Rebelion, Guerrilla Radio, o el cover White Riot de The Clash. No faltó la maestría de Tom Morello y la colaboración, en un par de canciones, del percusionista de Cypress Hill, Eric Bobo. El esperadísimo bis, tras una hora y cuarto de concierto no podía ser otro que Killing in the Name, el delirio.

Garra rap metalera y vatios justificados en un escenario que ha sonado a su máxima potencia, con una banda entregada, en concordancia con un público al que no le importa que R.A.T.M. lleven diez años sin grabar material nuevo o actúe en Rock in Rio, el fin justifica los medios y el mensaje llegó alto y claro.