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Un cura alemán abusó de niños en la sede de los jesuitas en Loyola, en el País Vasco

  • El padre Statt estudió en la Facultad de Filosofía de Loyola entre 1966 y 1968
  • Uno de los afectados dice que también abusó de niños españoles

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Testimonio de una de las víctimas sexuales de un cura alemán

El pater Wolfang Satt era lo que se dice un cura moderno, dinámico, deportista. Había estudiado en la Facultad de Filosofía y Letras de Loyola, en Azpeitia, entre 1966 y 1968 y había dejado un estupendo recuerdo.

No sólo aprendió español en poco tiempo de forma que podía seguir los estudios universitarios, sino que, además, empezó a estudiar Euskera. Eso le hizo ganar las simpatías de mucha gente en aquel entonces. Decididamente, el Padre Statt era un cura moderno.

Esta es la descripción que hacen de él en los Jesuitas de Loyola.

Allí recuerdan que durante los años siguientes, cuando Wolfang Satt estaba ya en Alemania dando clases en el colegio Canisius de Berlín volvió varios veranos de vacaciones a Loyola.

Llevaba con él chicos alemanes, a los que juntaba con otros chicos de Azpeitia y organizaba campamentos de verano, actividades deportivas, competiciones. ¡Qué cura más moderno!

En el año 1976 el Padre Statt llevó consigo a cuatro chicos que vivían en Alemania, dos berlineses, los otros dos eran un chileno y un español.

Mathias B. era uno de ellos. Tenía 12 años y era un niño espigado,  rubio y con ojos azules. Hoy, ese niño tiene 45 años. Y sabe que el moderno cura Pater Statt tenía otra cara muy distinta a las del cura moderno y dinámico. Mathias habla despacio.

Parece que se toma tiempo entre frase y frase. Escucharlo pone a uno un nudo en la garganta incluso cuando se calla y parece reflexionar, porque es evidente que Mathias no se calla para recordar.

Es evidente que mientras habla trata de defenderse de los recuerdos que le crispan el gesto y  encogen su mirada. La descripción que Mahias hace del Pater Statt es la de un sádico amparado en la autoridad que inspira un maestro y además sacerdote.

"Desde el primer momento ejerció sobre nosotros un poder absoluto. Nos obligaba a 'hacer un trato': mientras estuviéramos allí, él adoptaría el roll de nuestros padres".

"Ponía sus propias reglas y había que cumplirlas a rajatabla. Pero además, nos ponía trampas para que rompiéramos las reglas y luego tener disculpas para poder castigarnos".

"Y los castigos consistían siempre en azotarnos con un palo en el culo. 40 golpes si eran con el pantalón puesto. Pero si te quitabas el pantalón, entonces eran sólo 20. Tenía sus propias reglas matemáticas".

Casado y con una hija de 12 años

Para demostrar la amistad entre nosotros, podíamos pedir a un compañero compartir esos 20 azotes en el trasero desnudo. Si un compañero accedía a mostrar su amistad de esa forma, entonces sólo recibíamos 15 azotes cada uno.

Después de la paliza, el padre Statt nos ponía crema antiinflamatoria en el trasero y un supositorio para la fiebre. Ese relato coincide punto por punto con relatos parecidos de otras víctimas que sufrieron al Padre Statt en otros colegios alemanes.

Y esos abusos los ha reconocido el propio ex-cura, ahora viviendo en Chile, casado y con una hija de 12 años.

Mathias nos ha dicho que él ha querido dar la cara para que otros chicos que sufrieron abusos como él en Azpeitia hablen.  Él sabe que también abusó de niños españoles, por que a veces "los castigos" eran en grupo, aunque la mayoría de las veces eran individuales "rodeados de una atmósfera horrible".

Es sólo una historia. Por toda Alemania se pueden encontrar estos días historias parecidas que van saliendo a la luz tras décadas de silencio. Se sabe que muchos niños quedaron traumatizados de por vida, alguno incluso se ha suicidado.