Enlaces accesibilidad

Un gigantesco impacto convirtió a Marte en un planeta con dos caras

  • Es el mayor impacto del Sistema Solar, equivalente a Asia, Europa y Australia juntas
  • Ocurrió hace más de 4.000 millones de años y ha marcado la evolución del planeta
  • Gracias a él, el hemisferio norte es volcánico y seis kilómetros más bajo que el sur

Por
Las dos caras de Marte mostradas por la NASA tras una tormenta de polvo.
Las dos caras de Marte mostradas por la NASA tras una tormenta de polvo.

Mientras la sonda de la NASA Phoenix recorre estos días el planeta rojo en busca de agua, el planeta rojo esconde cicatrices profundas que apuntan a un pasado traumático que ha podido condicionar toda su existencia.

Ahora tres estudios distintos publicados por la revista Nature han desvelado uno de sus secretos mejor guardados: una cicatriz elíptica de 8.500 kilómetros de largo y 10.000 kilómetros de ancho tapada por la lava en su hemisferio norte, el mayor impacto con diferencia registrado en el Sistema Solar.

Para hacerse una idea de su tamaño, es mayor que el de Asia, Europa y Australia juntas y cuatro veces mayor que el más grande conocido hasta ahora, el cráter Aiken ubicado en el polo sur de la Luna.

El impacto, que podría haber sido obra de un cometa o un meteorito de unos 2.700 kilómetros de diámetro -un verdadero 'Armageddon'- que dejó un agujero del tamaño de un 40% de la superficie marciana, creando con toda probabilidad una catástrofe natural que ha marcado la historia del planeta.

Un planeta asimétrico

Por lo pronto, habría provocado que la estructura de Marte tenga dos caras, en función de si se le mira desde el hemisferio norte o el hemisferio sur. El primero es seis kilómetros más bajo que el segundo y tiene una estructura granulosa e irregular, mientras el segundo es plano y está presidido por las llanuras.

A partir de ese impacto, el planeta vivió vidas paralelas. La corteza más fina del hemisferio norte provocado por el impacto supuso que más magma pudo llegar a la superficie alimentando su volcanismo, mientras que el desnivel entre ambas zonas hizo que el agua fluyese de sur a norte.

Eso también hizo que la presión atmosférica fuese más alta en el norte que en el sur, haciendo que los vientos erosionasen más su superficie y desplazando polvo hacia el sur como contrapartida.

Una teoría oculta por la lava

La teoría del impacto fue formulada en los años 80, pero había sido desechada debido a que no se apreciaba ninguna forma limpia en el hemisferio norte, que desde el espacio tiene una forma similar a una rodilla.

Sin embargo, esa forma no es natural, sino que es fruto de la lava que ha llenado el agujero creado por el proyectil, tal y como han demostrado investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusets, que han recreado la estructura de la zona sin la presencia volcánica y han obtenido una elipse casi perfecta de 10.000 kilómetros de diámetro, similar a la que se produce cuando un objeto espacial es golpeado.

"La forma es realmente uno de los factores básicos de que la cuenca se formó por un impacto gigantesco", ha asegurado a Associated Press el investigador del instituto Jeffrey Andrews-Hanna.

Los otros dos estudios que completan a este, realizados por el Instituto de Tecnología de California y la Universidad de este estado han realizado simulaciones del tipo de impacto que ha podido formar la gigantesca cuenca que diferencia ambos hemisferios.

En él, han detallado que el objeto de impacto iba a unas 13.000 millas por hora y golpeó a Marte en un ángulo de entre 30 y 60 grados, provocando una explosión similar a entre 75 y 150 trillones de megatoneladas de TNT.